Estado de Sitio

Fin del dólar soja sin éxito y con negociaciones estancadas

El dólar soja pasó sin pena ni gloria, las negociaciones continúan en busca de acelerar la liquidación de divisas. ¿Es hora de cambiar la estrategia?

Por Marcelo López Álvarez

Ayer finalizó el periodo de vigencia de lo que se dio en llamar el dólar soja, que pretendía incentivar a los agroexportadores y a algunos pocos productores -que aún tienen existencia- a liquidar la producción que tienen almacenada y que según los cálculos de la Secretaría de Agricultura y de la Bolsa de Comercio de Rosario es aproximadamente la mitad de la campaña.

A la hora de cierre de esta columna ni Economía, ni el BCRA daban novedades sobre sí se prolongará el sistema (que hasta ahora no dio resultado) o si habrá alguna nueva fórmula para incentivar la liquidación que el gobierno espera para fortalecer las reservas y no llega.

Como decíamos ayer con el tema inflacionario, la revolución política post alegato del fiscal no ha hecho desaparecer los temas de fondo sólo logró ocultarlos un poco.

Tampoco han mostrado avances significativos las negociaciones entre los técnicos de la Mesa de Enlace (a quien el Gobierno parece reconocer como únicos representantes del sector) y los enviados del Gobierno.

La razón de fondo del no acuerdo es simple, desde el Estado se sigue sosteniendo que la rentabilidad de los agroexportadores y los productores de los commodities es buena por lo que no hay que tocar las retenciones a la baja considerando que son la única garantía de cierta “normalidad” en los precios internos. Sin contar que en las experiencias recientes de baja de retenciones, ni se incrementaron las exportaciones exponencialmente ni se mejoro la provisión y precios del mercado interno como aseguran desde la Mesa que pasaría si se tomara esa medida.

El otro gran debate permanente entre Ejecutivo y agroproductores exportadores es la rentabilidad y ganancias que reiteran esta absorbida por el Estado vía impositiva.

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Terminado el dólar soja el Gobierno busca una alternativa para lograr que el sector agroexportador liquide sus divisas-

Terminado el dólar soja el Gobierno busca una alternativa para lograr que el sector agroexportador liquide sus divisas-

Este año el Doctor Eduardo Azcuy Ameghino del Centro Interdisciplinario de Estudios Agrarios de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA publicó un trabajo dónde se pregunta si “en líneas generales, y salvo momentos y circunstancias excepcionales, ¿existe en la agricultura argentina de cereales y oleaginosas, en especial en la pampeana, una ganancia extraordinaria –más allá de la ganancia normal del capital invertido- que habilita el cobro de las retenciones?.

En buena parte de las tierras cultivadas con granos extensivos, la fertilidad del suelo, el clima favorable, y el relativo bajo costo de la mano de obra, entre los principales factores concurrentes, determinan que los precios individuales de producción se ubiquen por debajo (en diferentes grados) de los que regulan el comercio mundial de los respectivos productos. Junto con este fondo de ganancias, podría decirse “estructural”, suelen sumarse fenómenos coyunturales –a veces de duración prolongada- como fuertes aumentos del precio internacional de los granos o grandes devaluaciones del tipo de cambio, que incrementan la rentabilidad de los productores de mercancías transables sin que estos realicen ningún esfuerzo adicional. O sea que la respuesta a la pregunta formulada, en general, es que sí: por eso las retenciones se pagan y la agricultura continúa con su actividad”.

Más adelante agrega que “La ganancia extraordinaria emergente de la producción de cereales y oleaginosas es objeto de fuertes disputas en un juego de varios participantes, indirectos y directos. Más allá de la conflictividad que puede estimular con los dueños de empresas agrícolas la maximización de la rentabilidad de los negocios que procuran la agroindustria, la logística, la banca y otros proveedores de bienes y servicios, hay tres actores que protagonizan la pelea de fondo: los representantes del capital (titulares de explotaciones), los terratenientes y el Estado. Nótese que suponiendo a la renta como equivalente a un tercio de la cosecha, a la retención a la soja como otro tercio, resta un último tercio que reúne los costos y los beneficios de los organizadores de la producción. Dicho en clave de disputa: los “productores” hacen todo lo posible por sumar a su ganancia normal la mayor porción posible de la utilidad extraordinaria; los terratenientes procuran que la ganancia extraordinaria se transforme en su totalidad en renta de la tierra; y el Estado cobra un impuesto que implica restringir las aspiraciones de los dos anteriores”.

Más allá de estas conclusiones el trabajo es muy interesante porque critica la generalización del sujeto Campo y un Estado que comete el pecado de no segmentar las retenciones, un error que queda explícito al tomar como única voz del sector a la Mesa de Enlace.

La decisión de modificar o no en las próximas horas el dólar soja probablemente cambie poco la situación, la falta de pluralidad de voces en la negociación hace que solo haya un reclamo, desaparecer retenciones y devaluar para maximizar ganancias y, como bien plantea el informe, el sector concentrado tiene espaldas para aguantar el combate llevando al Gobierno a un laberinto.

La salida podría ser por arriba, multiplicando las voces en las mesas de negociación y planteando políticas activas como ya hemos explicado más de una vez que permitirían al Estado tener otro control y manejo de las divisas necesarias para salir del atolladero permanente de la restricción externa.

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