A Daniel Radcliffe la fama y la fortuna le sorprendieron con apenas 12 años. Fue en el año 2001, cuando se estrenó la primera película de Harry Potter. Su papel del joven mago se hizo célebre gracias a las ocho cintas de la saga, que a sus 22 años -cuando finalizó el último de los , en 2011- lo habían convertido en un rostro mundialmente conocido y le habían reportado alrededor de 90 millones de euros de ganancias.
Si tuvieras 22 años, una fama inmensa y 90 millones de euros para gastar, ¿qué harías? Probablemente, algo muy distinto a lo que ha hecho Radcliffe a lo largo de este tiempo. Porque en un artículo publicado en el diario británico The Mirror el joven afirma que, a sus 27 años, cinco después de acabar la saga fantástica, no ha tocado el dinero. No le interesa. "La verdad es que no he hecho nada con el dinero", ha confesado.
"Estoy muy agradecido por ello, porque tener dinero significa que no tienes que preocuparte por él, lo te que da una libertad maravillosa. También me da una gran libertad para elegir mi carrera con sabiduría", ha explicado Radcliffe, que en su última película, , interpreta a un analista del FBI que debe infiltrarse en un grupo de neonazis. "A la gente que ha seguido mi carrera quiero darle algo interesante, no quiero simplemente ganar mucho dinero con películas de mierda durante el resto de mi vida".
Además, Radcliffe también ha hablado sobre las dificultades que tiene pasar de ser un niño a un adulto cuando has crecido en la vorágine de la fama. "Al final, lo más difícil de crecer en el punto de mira no es tener acceso fácil a las drogas o el raro mundo en el que entras, en el que no dejan de mimarte. La dificultad consiste en lograr saber quién eres mientras te enfrentas de forma constante a la percepción de ti mismo que todo el mundo tiene a tu alrededor".
"Creo que resulta muy importante, especialmente cuando te haces famoso muy joven", continúa el actor, "lograr saber quién eres sin la fama y sin ella como parte de tu identidad, porque va a ocurrir. La fama no dura para siempre. Para nadie", relata. Sin embargo, él no tiene intención de huir de ella o, al menos de alejarse de las cámaras. "Si alguien me dijera mañana: 'No vas a pisar un plató nunca más', no sabría qué hacer con el resto de mi vida. No sé cómo sería mi existencia sin estar en un rodaje. Me volvería loco. Soy uno de esos pocos afortunados que aman su trabajo". Fuente: Diario Veloz