El primer ministro de Nepal, KP Sharma Oli, presentó su renuncia junto a tres de sus ministros tras la grave crisis política y social que atraviesa el país. En su carta dejaba el cargo para dar paso a una “solución política” frente a la situación que ya dejó 19 muertos y la quema del Parlamento.
El presidente Ram Chandra Poudel aceptó oficialmente la renuncia, confirmada por su vocero Kiran Pokharel a la agencia Xinhua. La dimisión se produjo luego de que estallaran protestas en Katmandú y en varias ciudades del valle —Katmandú, Lalitpur y Bhaktapur—, lo que obligó a decretar un toque de queda.
Las tensiones llegaron a tal punto que el ex primer ministro Sher Bahadur Deuba y su esposa, la ministra de Asuntos Exteriores Arzu Rana Deuba, fueron agredidos violentamente en su domicilio por manifestantes. En redes sociales se difundieron videos donde se observa a la pareja siendo golpeada y al ex mandatario ensangrentado, pese a estar custodiado por agentes de seguridad.
Las movilizaciones, encabezadas principalmente por jóvenes de la generación Z, comenzaron como protestas pacíficas contra la corrupción y la censura de redes sociales. Sin embargo, derivaron en disturbios cuando los manifestantes derribaron barricadas y lograron ingresar al edificio del Parlamento, que finalmente fue incendiado.
La Policía de Nepal respondió con cañones de agua, gases lacrimógenos e incluso disparos con munición real, lo que intensificó la ira de los manifestantes. Organismos como Amnistía Internacional y la ONU denunciaron el uso excesivo de la fuerza y exigieron una investigación independiente sobre las muertes y heridos registrados durante la represión.
Nepal en llamas y sin rumbo político claro
Aunque las autoridades levantaron la prohibición sobre las redes sociales, los disturbios continúan en Nepal, dejando al país en una de sus peores crisis políticas de los últimos años. La renuncia de Oli y de sus ministros abre un incierto escenario político, mientras la sociedad sigue exigiendo cambios profundos y el fin de la corrupción.