Los medicamentos más utilizados por jubilados y personas mayores mantienen una escalada sin precedentes en el último año. Según datos relevados, desde noviembre de 2023 hasta enero de 2025, los fármacos acumularon un aumento promedio del 220%, superando incluso la inflación general del mismo período, que fue del 215,3%.
Según el informe del Centro Economía Politíca Argentina (CEPA) en enero de 2025, la canasta de medicamentos más consumidos por adultos mayores registró un incremento del 1,6%, pero sorprenden las subas interanuales en productos como Daflon 500 (101,6%) e Ibupirac 600 MG (110,9%). Estos ajustes reflejan una tendencia alarmante: los medicamentos esenciales se están volviendo inaccesibles para quienes dependen de jubilaciones y pensiones.
PAMI: reducción de coberturas y exclusión de medicamentos
En marzo de 2020, PAMI implementó un vademécum de medicamentos esenciales gratuitos, una medida que representó un alivio económico para los jubilados. Sin embargo, a lo largo de 2024, la obra social introdujo cambios significativos: limitó el acceso a 5 medicamentos gratuitos para jubilados con ingresos de hasta 1,5 jubilaciones mínimas y eliminó 44 moléculas farmacológicas de su cobertura al 100%.
Estas modificaciones tuvieron un impacto directo en los precios. Los medicamentos excluidos del vademécum, como Dermaglos, Lanzopral y Pantus 40, registraron aumentos del 87,4%, 71,7% y 70,0%, respectivamente, entre agosto de 2024 y enero de 2025.
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El aumento de los medicamentos se ha transformado en un verdadero flagelo para los jubilados.
Jubilaciones vs. medicamentos: una batalla perdida
El poder adquisitivo de los jubilados se encuentra en su peor momento. Mientras la jubilación mínima con bono se actualizó un 2,4% en enero de 2025, el aumento de la canasta de medicamentos PAMI fue del 2,3%. Aunque parezca una diferencia mínima, el congelamiento del bono en $70.000 profundiza la brecha: desde junio de 2023, el poder de compra de medicamentos cayó 40,3 puntos porcentuales para jubilados con bono y 42,7 puntos para quienes no lo reciben.
Desde la asunción de Milei, la jubilación mínima con bono perdió un 40,1% de su capacidad de compra, mientras que la jubilación mínima sin bono cayó un 28,0%. Estos datos reflejan una realidad cruda: los adultos mayores enfrentan cada vez más dificultades para acceder a los tratamientos que necesitan.
La combinación de aumentos récord en medicamentos, reducción de coberturas de PAMI y congelamiento del bono jubilatorio ha creado una tormenta perfecta que afecta directamente a los sectores más vulnerables.
En un contexto de inflación persistente y ajustes económicos, la pregunta que queda en el aire es: ¿cómo proteger a los adultos mayores de una crisis que no parece tener fin?