Se viene una Mendoza con Poderes distintos, y habrá que ver si con tres fuerzas con poderes similares. Si pasa eso, el próximo mandatario para aprobar proyectos o pliegos en la Legislatura necesitará de experimentados negociadores tras el fin de las mayorías automáticas.
Para tener una idea de lo que pasará en las instituciones mendocinas, primero habrá que estacionarse en el resultado de las PASO que funcionarán como una primera vuelta; y luego en las generales que se transformarán en el balotaje a la mendocina entre los que queden con posibilidades ciertas de competitividad.
Alfredo Cornejo priorizó su provincia, y no se encandiló con los ofrecimientos de una vicepresidencia. Acertó, según encuestas y politólogos que anticipan su retorno al frente del Ejecutivo Provincial.
Pero la realidad es que, en comparación con su primer mandato, deberá lidiar con un Legislativo de integración menos holgada para el oficialismo, con fuertes consecuencias en el Poder Judicial. Este es el Poder de los Poderes, que hasta tiene la facultad de limitar la reelección de los Ejecutivos.
Los números extraordinarios que sacó Cambia Mendoza en 2019, son el primer obstáculo a superar por un radicalismo que ahora difícilmente alcance ese casi 52% que le permitió no sólo dejar al frente del Ejecutivo a Rody Suarez, sino también rodearlo de una fuerza legislativa sin obstáculos.
Luego, en el año 2021, a mitad del mandato de Suarez, las elecciones Legislativas dejaron un Senado incluso más sólido para el oficialismo a partir de los 24 representantes de Cambia Mendoza, contra los 14 opositores que provenían todos del Justicialismo; y en Diputados, 29 del frente gobernante contra 16 peronistas, 1 demócrata y 1 de Protectora.
Es decir, hasta ahora, la medición de fuerzas en la Legislatura se ha circunscripto a sólo dos partes: Cambia Mendoza y el Frente de Todos.
Las instituciones
Pero cambia, todo cambia. Ya en abril se vio la primera debilitación legislativa del oficialismo a partir de la salida de 5 senadores y 3 diputados demarchistas, ahora ubicados en un tercer frente: La Unión Mendocina.
La política mendocina está, entonces, a las puertas de una Casa de Las Leyes, en la que el gobernador tendría que disponer de lobistas con cintura, no sólo por la disminución de votos para imponerse en sus proyectos o postulaciones, sino porque tendría que tender dos puentes a sendos frentes opositores.
En consecuencia, la trascendencia de las elecciones del 11 de junio próximo, pasa no sólo por el hecho de que reflejarán quién sucederá a Suárez, sino porque podrían anticipar el margen de maniobra que tendrá en su gestión.
Ese Gobierno, entonces, podría caer en la necesidad de darle otro protagonismo a Senadores y Diputados que hoy tienen un escenario legislativo empequeñecido por la imposición de las mayorías oficialistas. El rol de los legisladores en la política mendocina, ya no sería de reparto.
Sus nombres, caras y pertenencias partidarias tendrían protagonismo decisivo desde las leyes a discutir hasta los nombramientos a designar. Estos últimos, particularmente, en los cargos del otro poder: el Judicial.
Es que, de las ternas que salgan del Consejo de la Magistratura, donde tampoco contará con mayoría el oficialismo, y de los nombres que elija el fututo gobernador para ocupar un juzgado, un tribunal o una fiscalía, se llega al tamiz de las bolillas blancas y negras. Hasta hoy allí, para nombrar magistrados (entre ellos los Supremos de la Corte), integrantes del Tribunal de Cuentas, Superintendente en Irrigación, etc., el frente gobernante ha tenido garantizada la aprobación de pliegos en forma automática.
Si los números cambian, cargos sustanciales del Estado mendocino, será más trabajoso ratificarlos. Y esto se vería particularmente en las cada vez más escuchados rumores de renovación que se avecinan en la Suprema Corte de Justicia.
La política
En cuanto a quién será el futuro Gobernador, se podrá vislumbrar según la cantidad de votos que particularmente reciba cada candidato en las PASO, pero también por la sumatoria de sufragios en total que haya en cada Frente.
Dicho está: Cornejo será el más votado dentro de Cambia Mendoza, aplastando la aventura de Luis Petri que va de relleno para recoger en su ambulancia los heridos del cornejismo; y será Alfredo también el más elegido entre todos los precandidatos de los otros frentes.
Pero a esa certeza, le vienen dos dudas: qué puestos ocuparán La Unión Mendocina y el Frente Elegí; y a qué distancia del oficialismo en las Primarias.
A la vez, en Elegí, la batalla interna será una definitiva divisoria de aguas entre el kirchnerismo y el justicialismo histórico. El asunto es que ese mariscal de la derrota corre el riesgo no sólo de volver a fracasar en el intento de llegar a la Gobernación, cosa que ya les pasó a Adolfo Bermejo y Anabel Sagasti, sino, y lo que es peor, dejar de ser el frente opositor más fuerte en la Legislatura.
Esa eventual falta de competitividad del justicialismo es la que ilusiona a De Marchi de poder contar con ellos, además de los votos “gansos”, radicales y de los libertarios que tendrán el primer examen en una provincia grande, para ver si los seguidores de Milei pueden superar el 10% que han tenido en otras provincias.
Aunque, ciertamente, se espera que el apoyo peronista sea solapado, porque no es para andar vociferando que los une la enemistad común con Cornejo y que entre ellos hay matices ideológicos.
Un Gobernador con estilo diferente; una Legislaturasin mayorías automáticas y un Poder Judicial con recambios más negociados. ¿Y una provincia tripartita?
Porque, en definitiva, se trata de llegar al Poder. Pero no será el poder absoluto si se convierte Mendoza en una provincia sin hegemonía legislativa.
Pero el misterio de la Mendoza que se viene se va a develar el próximo domingo...