No me corte, yo también soy viuda, le rogó la mujer al anciano que se había equivocado al marcar el número telefónico de una amiga y entabló así una conversación con una desconocida. Salvador Acardi (88) concretó una cita con Miguelina Benítez (52). El jubilado se enamoró enseguida y, apenas dos días después de comenzado el romance, hasta le propuso casamiento. Pero Salvador nunca se imaginó que su nueva amante le terminaría robando sus ahorros. Tampoco que iban a discutir, a forcejear y que, finalmente, él la mataría de dos disparos. Estuvo preso unos días, pero ahora la Justicia resolvió su libertad al considerar que actuó en legítima defensa.