El diseño de un jardín Zen es una tendencia creciente en la jardinería mendocina, donde la serenidad se une a la belleza natural del paisaje. Utilizar piedras que se pueden encontrar en cualquier lado aporta un toque auténtico y sobrio, ideal para quienes buscan un espacio de calma y meditación en casa. Pero atención de dónde se saca las piedras.
La esencia del jardín Zen
Inspirado en la filosofía japonesa, el jardín Zen representa la armonía entre la naturaleza y el espíritu. Su diseño busca reflejar los principios de simpleza (kanso), austeridad (koko) y naturalidad (shinzen). En Mendoza, los tonos ocres, grises y terrosos de las piedras precordilleranas se integran a la perfección en este tipo de paisajismo.
Un punto clave es la disposición equilibrada de las piedras. Se colocan en grupos impares (tres, cinco o siete) para simbolizar montañas, islas o cascadas. La composición debe parecer natural, sin rigidez, para que el conjunto evoque serenidad y fluidez. Además, la grava o el ripio fino reemplazan a la arena tradicional, representando el movimiento del agua a través del rastrillado.
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Jardín Zen: una tendencia que crece
Jardinería Zen: cómo lograr un diseño armónico
En la jardinería Zen mendocina, menos es más. La vegetación se elige con cuidado para acompañar las rocas sin dominar el paisaje. Algunas especies ideales son:
Cubresuelos como salvia procurrens o tomillo rastrero.
Cactus y suculentas, por su bajo mantenimiento y resistencia al sol mendocino.
Musgos o líquenes, si el jardín cuenta con sectores sombreados.
Los elementos adicionales completan la escena: senderos de piedra, linternas japonesas (ishidoro) o bancos de madera ubicados estratégicamente para contemplar el paisaje. Este enfoque crea un espacio íntimo y meditativo, perfecto para conectar con la naturaleza y reducir el estrés cotidiano.
Cuidar la naturaleza: lo que no se debe hacer
Aunque resulte tentador, extraer piedras directamente de la precordillera está prohibido por ley. La normativa provincial protege el patrimonio natural y regula estrictamente la extracción de áridos y rocas. Llevar piedras por cuenta propia puede generar multas elevadas y causar un daño ambiental irreversible.
La extracción no controlada produce erosión, altera el paisaje y afecta los ecosistemas locales. Por eso, la opción correcta es comprar las piedras en canteras o viveros autorizados, donde su procedencia está regulada y garantizada. De esta forma, se preserva la precordillera y se apoya una jardinería sustentable y consciente.
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No hace falta tener un gran espacio para poder tener un jardín Zen en casa
Un jardín Zen con alma mendocina
Diseñar un jardín Zen con piedras mendocinas es una forma de rendir homenaje al paisaje local. Al combinar los colores naturales de la tierra con especies autóctonas y materiales legales, se obtiene un espacio que invita a la contemplación y al equilibrio. En Mendoza, la jardinería puede ser un acto de respeto: belleza, armonía y cuidado ambiental en un mismo lugar.