No tenía obligación de declarar por tratarse de un familiar de uno de los imputados, pero a Rubén Vargas este detalle no se lo dejaron en claro durante su primer testimonio, por lo que esta mañana concurrió a la Séptima Cámara del Crimen y relató los sucesos del 1 de setiembre de 2008.
Vargas se reunió con su hijo Víctor esa mañana para acompañarlo a firmar en un procedimiento por el cual había quedado absuelto. Cerca del mediodía volvió a encontrárselo en el supermercado Vea. Allí el más joven de los Vargas le pidió el auto para poder concurrir a un culto que se realizaba en el Parque San Martín esa tarde.
Mi hijo era de una religión con la que yo no estaba de acuerdo, pero respeto, y me dijo que esa tarde tenía un culto y por eso necesitaba el Fiat Vivace mío declaró el hombre.
Tres horas después, cerca de las 20, Víctor junto a su mujer y sus dos hijos, regresaron a la casa de su padre argumentando que debían ir a la comisaría Séptima a denunciar un robo.
Me dijo que le habían robado a su mujer en la puerta del supermercado Vea de la Quinta Sección. Le sustrajeron las bolsas con las compras y un celular dijo el hombre en clara alusión al teléfono móvil encontrado en la escena del crimen.
Nunca me faltó el arma o casi
Nunca me faltó el arma de mi casa dijo Rubén Vargas en su declaración, aunque prefirió haber dicho que casi nunca, ya que como relataría más tarde, el arma 9 milímetros que escondía en una de las habitaciones (Vargas al igual que su hijo era policía) desapareció días después del golpe en la Universidad Maza.
Al arma la limpiaba todos los días 1 del mes, pero como esa tarde -por el 1 de setiembre de 2008- corría viento zonda, prefería limpiarla el 2. El 3 seguía ahí y desapareció cuando realizaron el tercer allanamiento en mi casa afirmó el hombre, quien constató sus dichos con la denuncia escrita realizada en la Policía.
Ese mismo día, el 3 de setiembre, fue la última vez que vio a su hijo en libertad: mi ex nuera me dijo que lo estaban buscando por el robo al blindado y que se tenía que entregar porque lo iban a matar. Fui hasta su casa y le dije eso, el no me contestó y salió en su moto y no lo volví a ver finalizó el hombre, quien también realizó la denuncia por la desaparición de Víctor, quien fue detenido en febrero de 2009 en Buenos Aires donde residía.
La teoría del policía conocido
El oficial Omar Sarsalino fue otro de los testigos que prestó su testimonio en la causa.
Lejos de aportar algún elemento desconocido, el hombre de la Fuerza sostuvo que conocía a Vargas de la Policía, y que habían hecho servicios adicionales juntos.
Lamentablemente muchos conocíamos a Vargas y presumo que Correa -el cabo abatido- también. Digo lamentablemente porque me sentí defraudado por su accionar remarcó el hombre quien sostuvo que, a su entender, Correa habría reconocido a Vargas durante el asalto.
En Inteligencia tenemos la teoría que cuando un policía es asesinado de más de dos disparos es porque el asesino es policía y lo remata para que no lo reconozca explicó Sarsalino, uno de los primeros efectivos en toparse con la camioneta Hilux utilizada en el intento de atraco.