Tener un perro como mascota no sólo implica brindarle cuidado y compañía, también revela aspectos profundos de la personalidad de sus dueños. Desde la psicología, este vínculo ha sido analizado como un reflejo emocional importante, que puede ofrecer pistas sobre cómo nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos.
¿Qué dice la psicología sobre el amor por los perros?
Para muchas personas, su mascota es más que un animal: es parte de la familia y un apoyo emocional constante. La psicóloga y adiestradora Vanessa Carral sostiene que este lazo con los perros responde al deseo de recibir un amor puro e incondicional. A diferencia de las relaciones humanas, los perros no juzgan: acompañan siempre, sin importar el ánimo, el éxito o el fracaso.
Este apego no es algo extraño ni indica aislamiento social. Quienes aman profundamente a los perros suelen tener una necesidad emocional equilibrada, y además valoran el afecto genuino. La sensación de sentirse querido y necesitado disminuye el sentimiento de soledad, fortaleciendo el bienestar emocional de quienes comparten su vida con un perro.
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Mascota: lo que revela la psicología sobre las personas que aman a los perros
Personalidad de quienes prefieren al perro como mascota
Diversos estudios revelaron que las personas que aman a los perros suelen ser extrovertidas, sociables y expresivas. Les agrada el contacto con otros, son cálidas y tienden a generar vínculos fácilmente. Investigaciones realizadas en universidades de Estados Unidos, como la de Florida o Marquette, también vinculan este afecto con una mayor conciencia de las normas sociales.
Además, hay otros rasgos que se destacan entre los amantes de los perros:
Paciencia y tolerancia ante distintos escenarios.
Amor por la naturaleza y actividades al aire libre.
Tendencia a mantener el orden en la vida cotidiana.
Mayor sensibilidad emocional.
La conexión con un perro puede ser reflejo de una personalidad empática y orientada a los vínculos afectivos.
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Mascota: lo que revela la psicología sobre las personas que aman a los perros
¿El amor por las mascotas puede ser excesivo?
Vanessa Carral también advierte que, aunque el amor por las mascotas es saludable, debe mantenerse dentro de parámetros normales. Cuando este vínculo se vuelve obsesivo o se antepone a las relaciones humanas, ya no se trata de un amor positivo, sino de una dependencia emocional que puede ser problemática.
Según la experta, hay una diferencia clara entre afecto y obsesión. Una relación sana con una mascota debe permitir la autonomía emocional. Si la vida gira exclusivamente en torno al perro, se vuelve necesario revisar los límites de ese afecto.
El amor por el perro como mascota es más que una preferencia: es un reflejo profundo de la forma de vincularse con el mundo. La psicología nos ayuda a entender por qué este lazo es tan fuerte y qué revela sobre quienes lo viven con intensidad./LN.