La otra cara del RIGI: el entusiasmo privado contrasta con las demoras del Gobierno
El RIGI busca atraer grandes inversiones en minería y energía, pero demoras oficiales pausan proyectos en litio, cobre y oro ¿Cuáles son los demorados?
La otra cara del RIGI: el entusiasmo privado contrasta con las demoras del Gobierno.
El Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), aprobado el año pasado como parte de la Ley de Bases, es presentado por el Gobierno nacional como una herramienta clave para atraer capitales en sectores estratégicos. Si bien ya ha dado luz verde a varios proyectos energéticos, una porción significativa de las iniciativas de gran envergadura —sobre todo en el rubro minero— permanecen a la espera de su validación definitiva, sin explicación cierta por parte de las autoridades del Ejecutivo sobre las demoras.
Un régimen con metas ambiciosas
El RIGI fue concebido, según el Gobierno, como un esquema orientado a promover inversiones superiores a los 200 millones de dólares, con el objetivo de dinamizar sectores como la energía, la minería y las industrias de base exportadora.
En sus primeros meses de funcionamiento, solo se han aprobado proyectos en materia energética y un solo proyecto minero de litio en Salta, pero el verdadero termómetro de su alcance se mide por lo que aún no ha sido aprobado: una serie de iniciativas mineras con un potencial económico y geopolítico significativo.
Mendoza, el primero
El primer RIGI que aprobó el Gobierno Nacional fue precisamente de energía eléctrica renovable desarrollado por YPF junto a EMESA en Mendoza.
Se trata del parque solar fotovoltaico El Quemado, con una inversión estimada de 220 millones de dólares, localizado en Las Heras, y una vez finalizado tendrá una capacidad instalada total de 305 megavatios y se construirá en dos etapas.
Con más de 518.000 paneles fotovoltaicos bifaciales distribuidos en 530 hectáreas, El Quemado generará electricidad equivalente al consumo de más de 233.000 hogares, y permitirá reducir anualmente 385.000 toneladas de emisiones de CO. La conexión al Sistema Argentino de Transporte Eléctrico (SADI) se realizará a través de una nueva subestación transformadora, consolidando su integración al sistema nacional.
La puesta en marcha de la primera etapa, de 200 MW, está prevista para principios de 2026, generando más de 400 puestos de trabajo en su fase de construcción.
parque solar el quemado
La construcción del Parque Solar El Quemado, en Las Heras, fue el primer proyecto RIGI aprobado.
Litio, cobre y oro: los minerales del futuro, en espera
El sector minero concentra la mayor parte de los proyectos actualmente bajo evaluación por parte del Poder Ejecutivo. La mayoría se focaliza en tres minerales considerados clave en la transición energética global: litio, cobre y oro.
Litio
Entre los proyectos más relevantes en este campo se destacan:
Hombre Muerto Oeste, de la empresa Galan Litio, en Catamarca. Con una inversión proyectada de 217 millones de dólares, su primera fase ya está en construcción y prevé iniciar la producción en 2027. La reciente aprobación de su Fase 2 alienta su inclusión en el régimen.
Sal de Oro, impulsado por Posco Argentina, se emplaza en los salares del Hombre Muerto, abarcando las provincias de Salta y Catamarca. La inversión supera los 633 millones de dólares y contempla una planta integrada para producir fosfato, hidróxido y carbonato de litio.
Proyecto Mariana, de la china Ganfeng, prevé una inversión de 273 millones de dólares para levantar una planta de cloruro de litio en Salta.
Cobre
En este segmento, el proyecto de mayor envergadura es Los Azules, en San Juan, a cargo de McEwen Mining. La empresa solicitó la adhesión al RIGI por 227 millones de dólares para estudios de factibilidad y trabajos preliminares, aunque la inversión total alcanza los 2.700 millones de dólares. Se proyecta que este desarrollo podría comenzar a producir en 2029.
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Oro
Un caso paradigmático es el del proyecto Gualcamayo, de Minas Argentinas, también en San Juan. Inicialmente concebido con una inversión de 1.000 millones de dólares, ha sido reconfigurado para ajustarse a los criterios del régimen: una nueva mina subterránea por 485 millones, una planta de cales industriales por 75 millones, y un parque solar por 37 millones. La eliminación de etapas que no calificaban como "inversión nueva" busca facilitar su ingreso al RIGI.
Energía eólica: un proyecto en evaluación
Aunque la minería domina la agenda pendiente, también hay desarrollos energéticos renovables en carpeta. El Parque Eólico Olavarría, una iniciativa conjunta entre PCR y Acindar, se propone generar 180 megavatios de energía eólica en la provincia de Buenos Aires, con una inversión de 255 millones de dólares. Además de la generación, el proyecto incluye obras en la red de alta tensión, lo que evidencia una planificación integral del sistema.
El cuello de botella de la aprobación
Pese al entusiasmo inicial y a la presentación de más de una docena de proyectos desde la puesta en marcha del régimen, el ritmo de aprobación ha sido menor al esperado. A abril de 2025, el gobierno evaluaba activamente nueve proyectos adicionales. Pero al cierre de mayo, de once inscriptos, solo tres del sector energético habían sido aprobados. En contraste, seis proyectos mineros, que en conjunto representan una inversión de 5.074 millones de dólares, continuaban en evaluación, sin fechas concretas para su resolución.
Este desfase pone de relieve una tensión estructural: mientras las inversiones mineras avanzan en planificación, las definiciones administrativas y los criterios técnicos del RIGI demoran su ejecución. Algunos empresarios han optado por reestructurar sus propuestas para alinearse mejor con las exigencias del régimen, como el caso de Gualcamayo. Sin embargo, la incertidumbre regulatoria se mantiene como un obstáculo no menor.
Perspectivas y desafíos
La Argentina se encuentra ante una ventana de oportunidad estratégica. La demanda internacional de litio y cobre no solo crece, sino que se proyecta como eje central en la electrificación del transporte y el almacenamiento de energía. La posibilidad de atraer capitales en estos sectores es real, pero requiere decisiones políticas ágiles y coherentes.
El RIGI, en su formulación, ofrece incentivos significativos: estabilidad fiscal, beneficios aduaneros y reglas claras a largo plazo. Sin embargo, su éxito dependerá en gran medida de la capacidad del Estado para gestionar las evaluaciones con eficiencia y previsibilidad. En una economía con urgencias macroeconómicas, pero con activos naturales de enorme valor, la definición de estos megaproyectos puede ser clave para el futuro del desarrollo productivo argentino.