Las imprescindibles de Mendoza

Mercedes Sosa: tucumana de nacimiento, mendocina por elección

Este 9 de julio cumpliría años la gran cantante argentina Mercedes Sosa, cuyas cenizas descansan en Mendoza, por propio pedido.

Haydée Mercedes Sosa, su verdadero nombre, nació en Tucumán, el 9 de julio de 1935, en el seno de una familia humilde de padre obrero en una fábrica de azúcar -Ernesto Quiterio Sosa- y madre lavandera -Ema del Carmen Girón-. Iba a llamarse Marta Mercedes pero su padre cambió el primer nombre en el Registro Civil en el último momento. A pesar de ello, en casa siempre la llamaron Marta. Además, en esa casa vivían Orlando y "Cacho", sus dos hermanos.

Mercedes creció en la pobreza pero con un carácter que le permitió soñar. Su vida musical comenzó a los 15 años, cuando fue empujada por un grupo de amigas a participar en un concurso de canciones en la radio local. Lo hizo tras el seudónimo de Gladys Osorio, por miedo a su padre. Fue cantar ella y dar por finalizado el concurso, cuyo premio era un contrato por dos meses de actuación en la emisora.

Así lo contaba ella misma: “Yo andaba por mis 15 años. Mi papá y mi mamá, que eran muy peronistas, aprovecharon un tren gratis a Buenos Aires para celebrar el 17 de Octubre (Día de la Lealtad Peronista). Yo quedé cuidada por mis hermanos, más suelta… En la escuela faltó la profesora de canto y la directora me dijo que íbamos a cantar el Himno nacional y que yo tenía que ponerme adelante y cantar bien fuerte, para que todos me siguieran. Sentí vergüenza, pero canté: ahí debuté. Ese día también faltó la profesora de labores y con mis compañeras fuimos a LV12, donde había un concurso. Mis compañeras me empujaron para que cantara. Por temor a que se enterara mi papá me llamé Gladys Osorio. Canté “Triste estoy”, de Margarita Palacios. Cuando terminé, el dueño de la radio me dijo: ‘El concurso concluyó y lo ganaste vos’. Y seguí cantando en la radio. Hasta que un día mi papá me descubre y me llama y me dice palabras que escucho ahora: ‘¿Le parece bonito eso de andar metiéndose en la radio? ¿Eso es lo que hace una señorita criada para ser decente? Gladys Osorio, venga, acérquese… ¿Tengo que felicitarla? Míreme a los ojos ¡Qué me mire a los ojos le digo!’.

A partir de entonces se dedicó al canto, aunque siempre sentía un enorme pánico escénico cuando cantaba en público.

En 1957 se radicó en Mendoza a raíz de su matrimonio con el músico Oscar Matus, con quien tuvo un hijo, Fabián. Matus y Mercedes establecieron una sociedad artística con el poeta y locutor Armando Tejada Gómez que resultaría de gran trascendencia artística y cultural. Mendoza resultaría uno de los tres lugares entrañables de Mercedes Sosa en su vida.

Fue tan fuerte la unión con nuestra tierra que -en 1963- en el Círculo de Periodistas de Mendoza, se presentó el Manifiesto del Nuevo Cancionero junto a Oscar Matus, Armando Tejada Gómez, Tito Francia y otros artistas. Allí se dieron a conocer las formas que se darían a la Nueva Canción, una nueva voz para decir cosas.

Por el resto de su vida, Mercedes se mantendría fiel a los principios artísticos expuestos en el manifiesto fundacional del movimiento: buscar la riqueza creadora de los autores e intérpretes argentinos, la integración de la música popular en la diversidad de las expresiones regionales del país, aplicar la conciencia nacional del pueblo, mediante nuevas y mejores obras que lo expresen.

En 1959, grabó su primer disco, titulado “Canciones con fundamento” y en 1961 apareció “La voz de la zafra”.

En 1965 su esposo la abandonó, dejándola con su único hijo, Fabián. Pero el trajinar de varios años y muchos escenarios le permitió conseguir un reconocimiento como el que obtuvo en el Festival Nacional de Folclore de Cosquín, ese mismo año, cuando gracias a la generosidad del cantor Jorge Cafrune, el país entero pudo conocer a esta maravillosa cantante. También en 1965 intervino en la grabación de “Romance de la muerte de Juan Lavalle”, de Ernesto Sábato y Eduardo Falú, cantando “Palomita del valle”.

Disfrutó de su mayor éxito comercial al interpretar durante toda su carrera canciones como “Al Jardín de la República”, “Canción con todos”, “Alfonsina y el mar”, “Gracias a la vida”, “Como la cigarra”, “Zamba para no morir”, “Solo le pido a Dios”, “La maza”, “Todo cambia”, “Duerme negrito” o “Calle angosta”, entre muchas otras. Su voz permitió descubrir cientos de nuevos y jóvenes autores de toda América Latina.

A lo largo de su vida publicó más de 70 trabajos entre álbumes de estudio, grabaciones en directo y recopilatorios, y realizó colaboraciones musicales con casi un centenar de artistas, abarcando, además del folclore, otros géneros como el tango, el pop y el rock. También fue generosa apadrinando exponentes de diversas expresiones artísticas como la danza, las artes plásticas, el cine y las letras.

Mercedes Sosa jamás dejó los escenarios ni de colaborar con otros músicos, cantantes y poetas. Sin embargo, cuando se instauró la dictadura en 1976, le prohibieron cantar y hasta fue detenida sin cargos con una gran presión internacional para que quedara en libertad. Ante esta situación, en 1979 decidió exiliarse, primero en España y luego en Francia.

En los siguientes años, y con continuos viajes, la amplitud de géneros musicales que interpretaba Mercedes Sosa aumentaron, pero su situación personal empeoró: su segundo esposo, Pocho Mazitelli, murió en 1978 y contó que en ese momento llegó a pensar en quitarse la vida.

Mercedes Sosaregresó a Argentina en febrero de 1983, cuando la dictadura agonizaba y después de la guerra de las Malvinas. Realizó 13 recitales históricos en un repleto Teatro Ópera de Buenos Aires, que se convirtieron en un acto cultural a favor del cambio político, a la vez que significó un hecho renovador de la música popular argentina al incluir temas y músicos provenientes de diferentes corrientes musicales como el tango y el rock.

A medida que su renombre internacional traspasaba fronteras, Mercedes Sosa aprovechaba esas oportunidades para colaborar con artistas de talla mundial como Luciano Pavarotti, Sting, Andrea Bocelli, Nana Mouskouri y Joan Báez, como una muestra representativa de estilos y nacionalidades.

Sosa logró innumerables reconocimientos y premios no solo por su arte, sino también por su compromiso con los derechos humanos: entre ellos, el Grammy Latino a la mejor grabación folclórica en los años 2000, 2003 y 2006, Además de ser Embajadora de Buena Voluntad de la Unesco para Hispanoamérica y el Caribe.

El 18 de septiembre de 2009 Mercedes Sosa fue hospitalizada en Buenos Aires debido a una disfunción renal complicada por un problema hepático. El estado de salud de la artista, de 74 años, fue empeorando hasta fallecer en la madrugada del 4 de octubre.

Sus restos mortales fueron velados en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio del Congreso nacional y su familia publicó una carta tras su fallecimiento dirigida “a todos”, en la que la propia artista invitaba a celebrar la vida y a cantar en su despedida.

Se decretaron tres días de luto nacional y la referencia de la voz, en Argentina y en Hispanoamérica, fue incinerada, según su propio deseo, para esparcir sus cenizas en tres lugares amados por ella: Tucumán, Mendoza, y la ciudad de Buenos Aires.

“La Negra”, por su pelo negro y sus marcados rasgos, fue también “La voz de América Latina” y “La voz de los sin voz” por su estilo y sus letras reivindicativas y de denuncia.

Mercedes Sosa fue una mendocina más: vivió en la Media Luna de Guaymallén, caminó nuestras calles, fue amiga de mendocinos que le abrieron su corazón, tuvo mendocinos en su banda, abrazó a nuestros autores y eligió que sus cenizas quedaran por siempre en las aguas del zanjón Cacique Guaymallén.

La última vez que estuvo con su público fue en la ciudad que la vio nacer intelectualmente, donde nació al amor, donde se redactó el documento guía de su vida; el Manifiesto del Nuevo Cancionero, en Guaymallén, el sábado 21 de febrero de 2009.

"Hay hombres y mujeres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles" (Bertolt Brecht).

Uno de los artistas más destacados que tiene Argentina y reconocido en toda América Latina es Víctor Heredia y -especialmente para Sitio Andino- dejó esta semblanza sobre Mercedes Sosa:

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Araceli Matus es la nieta de Mercedes Sosa y también nos dejó su recuerdo:

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