Análisis

La Vitivinicultura en alerta frente a una escasa cosecha

La vitivinicultura se prepara para una vendimia en extremo complicada. Falta de uvas, inflación y la situación climatológica que no mejora

Por Marcelo López Álvarez

La vitivinicultura mendocina vive días de máxima tensión. Parafraseando aquellos recordados sábados en blanco y negro podríamos decir Vitivinicultura de Superacción.

Los daños que dejaron las inclemencias climáticas; sequía, heladas tardías y tras cartón la piedra, dejan un saldo de perdidas que todas las fuentes ubican por arriba del 30 por ciento de la posible cosecha 2023. A ese escenario de la naturaleza en su enfrentamiento permanente y eterno con los productores se deben sumar los factores económicos y sociales que juegan también su rol preponderante en la conformación del escenario cada año.

Por un lado la situación económica de la Argentina incide fuertemente en el mercado interno. Los números del INV reflejan una situación preocupante en el último tramo del año que termina con una situación casi de empate técnico contra 2021. Vale aclarar aquí que los datos del INV son de los vinos despachados desde las bodegas no del consumo directo en la góndola por lo que la lectura tiene múltiples factores desde el financiero, el especulativo y por supuesto el propio consumo. Las consultoras privadas que sí miden el consumo en la góndola confirman que la retracción también es importante.

En lo que coinciden ambos los datos del INV y las consultoras, es que los nuevos habitos de consumo (como la lata) no logran imponerse. El despacho de las latas cayó un 31% respecto en 2022 respecto a 2021. No es difícil darse cuenta que si una lata de cerveza de casi medio litro se puede comprar en 300 pesos y una de vino o espumante de menos de 300 cm3 ronda valores de 500 o 600 pesos no hay competitividad posible de los nuevos consumos.

Los despachos desde las bodegas en diciembre 2022 contra 2021 se derrumbaron 23.4% mientras el año cerró con una caída de 1.3% contra el 2021, sin embargo como decíamos ese empate técnico se logra gracias a los primeros meses del 2022 mientras que el cierre deja caras de preocupación.

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La vitivinicultura en alerta. Después de las heladas tardías y la sequia, se suman las tormentas y se estiman perdidas de cosecha por arriba del 30 por ciento

La vitivinicultura en alerta. Después de las heladas tardías y la sequia, se suman las tormentas y se estiman perdidas de cosecha por arriba del 30 por ciento

Para no caer en los simplismos como que "ya no se toma más vino", hay que ser certeros al decir que las caídas duras de fin de año pueden tener muchas explicaciones. Con sequia y helada tardía concretadas, sumado a las tradicionales vicisitudes climáticas del verano es muy probable que quienes tienen vino hayan decidido retraer su despacho para cuidar el valor de reposición del producto. Se sabe a qué precio se vende pero en estas circunstancias es difícil saber a qué precio se podrá reponer ese vino después de la cosecha y elaboración 2023.

Estas actitudes en la vitivinicultura no son especulación lisa y llana como algunos (con poco conocimiento del tema) la bautizan. Siempre es bueno recordar que el vino se elabora una sola vez al año (aunque usted no lo crea Mendoza recibe turistas que aun se asombran cuando se les cuenta el ciclo productivo) por lo tanto cuidar su valor se torna imprescindible para quien lo tiene,

Los primeros escarceos entre productores y elaboradores muestran que la tensión será máxima. Sitio Andino ya publicó distintas reuniones de productores en las cuales se trazaron los primeros acuerdos de lo que se pediría por las uvas.

Mientras los productores reclaman para las uvas comunes 115 pesos y para las tintas de calidad como el malbec entre 230 y 240 pesos, los bodegueros y elaboradores aseguran que por las uvas comunes no podrán pagar mas de 60 o 70 pesos. Lo que preanuncia ya tensiones importantes para los próximos meses.

La política económica es otro de los factores que juegan su papel en este partido. Por un lado la inflación que no solo desvaloriza el producto sino que además vuelve complicado trazar un programa de trabajo en economías como las de las producciones regionales. Por otro también trae consigo los problemas de competitividad en los mercados externos. Hacia allí va el reclamo de varios sectores de un dólar ya no Malbec, sino de las economías regionales que les permita, no ya mejorar sus exportaciones sino mantener los mercados en un contexto inflacionario que el gobierno intenta combatir pero que lleva acumulado un número muy difícil de recuperar.

La vendimia real esa que da sustento al la Fiesta y el turismo de Mendoza aparece en el horizonte llena de tormentas.

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