Análisis

Impuestos y presión tributaria ¿Quién paga?

La eterna discusión sobre la presión y magnitud de los impuestos no se salda. Pero quiénes son los que más contribuyen.

Por Marcelo López Álvarez

Los esquemas impositivos siempre son polémicos (no solo en la Argentina) y generan debates interminables. Como se suele decir no existe ser ni entidad a la que le simpatice pagar impuestos. Dicho esto las discusiones siempre giran en torno a cuánto se paga, si es mucho o poco, a quién alcanza más fuertemente la carga tributaria y quién finalmente paga.

Aquí en la Argentina existe la creencia de que los que más tienen pagan muchos impuestos, y es casi permanente escuchar a periodistas y economistas reclamar que hay sectores, los más altos de la sociedad, que ya no pueden soportar más.

Pero ¿esto es así? o tienen esos sectores voceros privilegiados que otros no tienen.

Por definición general antes de entrar en el análisis se debe definir que en realidad la sociedad en conjunto no resiste más carga impositiva sino que debería tenderse a la estabilidad y a una reestructuración de la misma que permita mayor equidad, simplicidad y racionalidad a la hora de abonar impuestos.

Pocos días atrás los investigadores Rubén Ciani, economista y director del área económica del ISEPCi y Ricardo Climent, sociólogo e integrante del área económica del mismo Instituto presentaron un informe que busca reflejar cuál es la situación en la Argentina.

Los investigadores analizaron cinco estratos con diferentes niveles de ingresos mensuales de las familias y extraen algunas conclusiones relevantes buscando certezas en el marco del debate señalado:

  • El estrato de menor ingreso familiar, que representa el 13.3% de la población total, tiene una presión impositiva que es alrededor de un 40% superior a la registrada en el estrato de mayor ingreso, que sólo contiene el 5.8 % de la población analizada.
  • Los sectores más pobres, aportan en términos impositivos la tercera parte de sus ingresos.
  • Esta situación incluye a los beneficiarios de los planes sociales, los que se ubican en niveles de indigencia, pero devuelven impositivamente por lo menos la tercera parte de sus beneficios.
  • El retorno impositivo de los beneficiarios de planes sociales no se limita a esta “devolución” directa. Además, derivan un ingreso impositivo indirecto asociado al multiplicador del gasto social sobre la actividad económica (entre 2.26 y 4.26 estimado BCRA), que sufraga también el costo fiscal.

Los investigadores aseguran que el resultado del primer análisis no sorprende considerando la estructura regresiva del sistema tributario argentino basada en impuestos aplicados al consumo y sostienen que "lo que en realidad sucede es que la regresividad del sistema deja en evidencia un esquema donde los pobres, trabajadores o beneficiarios de planes sociales son, en forma paradójica, también sostenedores de la asistencia social”.

Ambos investigadores del ISEPCi “El ingreso fiscal debería sostenerse, como sucede en los países europeos, en un régimen tributario progresivo, donde tributen los que más tienen. Una medición de la OCDE (base año 2018) muestra que los cinco países europeos con mayor carga impositiva en relación a su PBI, tienen impuestos al consumo de bienes y servicios que promedian el 37.5% de la recaudación fiscal (descontado el sistema previsional), correspondiendo el resto a impuestos a ganancias y riqueza. En Argentina la situación es inversa; la participación de impuestos a bienes y servicios asciende al 66%, incluyendo alrededor del 40% correspondiente al IVA”.

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La presión tributaria discriminando impuestos y contribuciones ronda los 24 puntos del PIB

La presión tributaria discriminando impuestos y contribuciones ronda los 24 puntos del PIB

Ciani y Climent destacan que “en promedio, la presión tributaria medida por la recaudación alcanzó al 29.54% del PBI durante el período 2016-2020. Dicha presión se distribuyó entre un 23.33% en impuestos y un 6.22% en contribuciones. Cabe destacar que los datos de la recaudación no corresponden a la presión teórica, sino a la presión efectiva (la que efectivamente se recauda). La diferencia entre estos dos conceptos mide la evasión fiscal

Por el lado de las contribuciones, podemos observar que las mismas comprenden el 21% del total de tributos recaudados. Si avanzamos en su composición entre aportes de empleados, empleadores y autónomos; concluimos que los trabajadores (empleados y autónomos) aportan en forma directa el 45% del total, y los empleadores el 55% restante”.

El trabajo es mucho más extenso y técnico (se puede ver aquí) y aporta datos ciertos para sumar al debate de un tema que se recicla permanentemente en la política y la comunicación pero nunca con información y siempre con frases hechas y descontextualizadas. Una de esas descontextualizaciones permanentes es el sistema previsional. Como bien dicen los investigadores “la definición de tributos contiene dos componentes: impuestos y contribuciones. Los impuestos son cargas públicas sin contraprestación directa. Por ejemplo, el Impuesto a las Ganancias; su recaudación se deriva a las rentas generales que el Estado utiliza para proveer bienes públicos consumidos por toda la sociedad en su conjunto (Justicia, Seguridad, Educación, etc.).

En cambio, las contribuciones aplican a beneficios especiales individualizados. En Argentina, el principal concepto de contribuciones son los aportes al sistema de jubilación. Estos suelen calificarse como un impuesto, con el objeto preciso de descalificar el sistema de reparto vigente para las jubilaciones de los trabajadores. En este modelo previsional, que rige en varios países de occidente, la contribución se constituye en un ahorro del trabajador activo, imputable al costo laboral, que será utilizado cuando se transforme en un trabajador pasivo, concepto muy lejano a la definición de impuesto”.

El carácter regresivo del sistema impositivo en general de la Argentina que no es sometido a una reforma integral sino que recibe permanentes parches , es un tema recurrente pero que no se analiza con la profundidad necesaria. El por qué no se aplica esa profundidad en el estudio, quizás la razón este en que cuando se hace los discursos dominantes se caen rápidamente.

También es cierto que discutir un sistema impositivo con visos de primer mundo primero se necesita un cierto orden macroeconómico del cual la Argentina carece y le cuesta encontrar.

Mientras el desorden fiscal pega fuerte como se ve en los estratos más bajos que son los que más carga impositiva soportan y ven recortados fuertemente sus ingresos por la inequidad del sistema impositivo que el Estado no acierta a modificar.

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