Análisis

Dólar, la letanía de la economía y la esperanza china de Massa

La gira china de Sergio Massa busca acuerdos e inversiones que ayuden a saltar la escasez del dólar en las reservas. El peligro de un mal diagnostico.

Por Marcelo López Álvarez

Invariablemente la economía argentina cae en una circularidad permanente donde las necesidades parecen repetirse hasta el infinito. La restricción externa o falta de moneda extranjera más requerida; el dólar es una letanía insalvable.

Mientras Sergio Massa recorre China en busca de esos dólares o algún sustituto de ellos (y en las largas horas de vuelo parece armarse la rosca final para las elecciones 2023) el Presidente encara la cumbre latinoamericana en Brasilia que busca recuperar el liderazgo racional de Lula, la resurrección de la UNASUR y la compartida agenda de desprenderse de la dependencia absoluta del dólar para el comercio internacional que no es otra cosa que avanzar en el mismo sentido que el mundo desarrollado que busca acuerdos de comercio en monedas locales.

Si bien muchos parecen no darse por enterados ese es el camino que transita el mundo post pandemia y crisis bélica para saltar las trabas internacionales, que no siempre son políticas sino también propias de las transformaciones que sufrió el comercio internacional y el consumo post pandemia.

La gira china de Sergio Massa y las negociaciones con los BRICS y su banco va en paralelo de las gestiones que se mantienen con el Fondo Monetario Internacional. Parecen situaciones incompatibles una con la otra, sin embargo ni Argentina, en la situación en la que se encuentra, puede prescindir o imponer un bloque sobre otro y el Fondo no puede exagerar su función de gendarme picante con su principal deudor. Deuda que se gestó a partir de un préstamo lleno de causalidades, casualidades e irregularidades políticas y administrativas.

Sería imposible dudar de la necesidad económica y política de la gira del Ministro de Economía en busca de fondos de donde y como se pueda. Todo parece indicar que desde China, desde el banco de los BRICS o desde el FMI o desde todos lados aparecerán fondos para capear el temporal que significa la pérdida de unos 20 mil millones de dólares por la sequía que afectó fuertemente al territorio argentino.

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Los BRICS y su nuevo banco una de las esperanzas de la Argentina para saltar la escasez y restricción del dólar.

Los BRICS y su nuevo banco una de las esperanzas de la Argentina para saltar la escasez y restricción del dólar.

El problema no es solo coyuntural sino también de diagnóstico. Un diagnóstico errado lleva a políticas inadecuadas y probablemente a reiterar la letanía de la falta de dólares o de la restricción externa y, también, la réplica permanente de las causas por las cuales se llega a esa situación.

Existe una gran paradoja en el economía argentina que nadie parece destrabar o diagnosticar con propiedad, esa paradoja presente es que el dólar no aparece como atrasado, sino todo lo contrario se muestra caro en moneda local (por lo menos en los mercados de más fácil acceso como los bursátiles y el blue) que es lo que explica que el país sea barato para los extranjeros y a pesar de ello faltan divisas. Tiene una explicación esa paradoja y se llama brecha cambiaria y mercados paralelos. Sin embargo si quienes vienen a comprar lo hicieran al dólar oficial también Argentina sería barato pero es obvio que si pueden lograr mediante los mercados alternativos que les sea más barato lo harán.

La vice presidenta viene advirtiendo que no es posible que el crecimiento se lo queden unos pocos vivos. Está claro que esos vivos no son cuatro ni es lineal la definición que plantea la ex presidenta pero es una simplificación para que se entienda el discurso político.

La puja por el dólar es parte de esa puja distributiva de quién se queda con el crecimiento de la economía que a su vez también está atado a la moneda estadounidense necesaria para que la producción funcione en el marco de un crecimiento de los indicadores económicos.

Esta paradoja de dólares de diversas cotizaciones; una cara, otra más cara, y otra más cara aún es la que arrastra (entre otros factores socioeconómicos como la especulación y la voracidad por la renta) a una crisis macroeconómica que no se resolverá consiguiendo más reservas sino atendiendo a planes de estabilización y administración de esas reservas para que no vuelvan a desaparecer como pasó en toda la gestión Macri y el primer tramo de la dupla Fernández-Guzmán.

Este Gobierno ya no tiene ni tiempo ni voluntad política para encarar ese plan de estabilización. El aislamiento por su propia voluntad del Presidente no incluye solo a la vicepresidenta sino a la mayoría de los Ministros, incluso a Sergio Massa.

El desafío queda para el próximo gobierno pero también para la ciudadanía que deberá decidir qué, cómo y quién conducir esa estabilización. Y aquí sí se abre un interrogante fuertísimo porque si hay un cosa segura es que no es lo mismo quien conduzca y lleve adelante esa estabilización y quíen paga los costos necesarios de la misma.

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