"Hay hombres y mujeres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles" (Bertolt Brecht).
"Hay hombres y mujeres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles" (Bertolt Brecht).
El imprescindible de hoy es... Johnny Orozco.
Juan Bautista "Johnny" Orozco nació el 19 de marzo de 1941. Es el hijo único de la pareja formada por Eduardo Joaquín y Carmen Eufemia, oriundos de tierra adentro mendocina.
Nacido y criado en la calle Alvarez Condarco, de Godoy Cruz, Orozco hizo su primaria en la escuela Julio Leónidas Aguirre y su secundaria en el Colegio Universitario Central, lugar donde aprendió a hablar inglés, que luego sería de gran utilidad para su futuro. Ya de grande -y gracias a las ganas de progresar- logró ser un técnico especializado en medicina para operaciones de corazón a cielo abierto.
Es padre de Valentina y de Mariana, ambas ingenieras; y es abuelo de cuatros nietos.
Su papá se reunió un día con un norteamericano que había llegado a predicar y cada vez que alzaba al niño Juan Bautista le decía: "Hey Johnny", y de ahí quedó el sobrenombre.
A mediados de los 50, en LV8 Radio Libertador había un programa que se llamaba "El show de la tarde" que conducía el recordado Pepe Daffunchio. Allí se presentó el joven Johnny para mostrar sus dotes con el banjo y fue el mismo animador quien le preguntó si tenía un nombre artístico. "No tengo nombre artístico" le dijo. Y Pepe Daffunchio le dijo:
-¿Cómo te dicen?
- Johnny
-¿Y cómo se llama ese instrumento que llevás ahí?
--Banjo
-Entonces sos Johnny Banjo.
Su abuelo tocaba la guitarra de manera fenomenal, cosa que heredó su padre. Como en su casa había un instrumento, Johnny asumió un rol autodidacta y comenzó a tocar la guitarra. A los 14 años descubrió el banjo. A la vuelta de su casa había una iglesia evangélica y allí, un día, vio a un hombre que tocaba un instrumento que lo cautivó. Fue tal la obsesión que trabajó como peón en la empresa de su padre y juntó plata para comprar un banjo, roto y destartalado, en Las Heras. Con paciencia y amor lo armó con la ayuda de su primo que trabajaba en una concesionaria de autos, y desde entonces fue su fiel compañero.
Como su familia, Orozco se crió en la fe evangélica, y en esas iglesias siempre hubo grupos musicales que usaban standars de jazz como música de oración. Ahí nació la pasión por este género musical.
Su primer viaje a los Estados Unidos -de unos 25- fue en 1977. Se fue porque "la cosa estaba allá" y tuvo el honor de ser escuchado por George Wein (creador del Newport Jazz Festival), quien lo felicitó por su forma de interpretar el jazz. Y lo invitó a ser parte del afamado festival que reúne a los mejores del mundo y donde subió a escena con la New Orleans Jazz Band, su banda de siempre, dueña de un repertorio lleno de clásicos spirituals, swings, blues e incluso funerals.
Durante los años mozos, Orozco y su banda lograron varias hazañas como la gira por los Estados Unidos que incluyó el toque en el mítico Jimmy Ryan's Club, en la Avenida 54 de New York, junto al trompetista Max Kandinsky; y la visita a la casa de la viuda de Louis Armstrong, Lucille, quien les entregó la medalla de fraternidad.
Otra de las cosas que ha realizado Orozco es escribir, producir y dirigir el documental "Louis Armstrong's Memorial Medal".
Con la New Orleans Jazz Band logró tocar en las celebraciones del centenario de la Estatua de la Libertad (el 4 de julio de 1986), así como compartir escenario con Astor Piazzolla y su quinteto en marzo de 1971 en el Teatro Independencia, entre otras.
Este autor de los conciertos en las bodegas de vinos de Mendoza fundó innumerables clubes de jazz en la provincia y lleva grabadas siete producciones.