"Hay hombres y mujeres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles" (Bertolt Brecht).
"Hay hombres y mujeres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles" (Bertolt Brecht).
El imprescindible de hoy es... Felipe Vallesi.
José Felipe Vallesi nació el 29 de marzo de 1931 en Rufino, provincia de Santa Fe. Sus padres fueron Antonio Vallesi y Rosa Negro y tuvo una hermana, Delia, mayor que él.
Sus padres eran caseros de una finca en Rufino. Tenían una casa con un pequeño negocio en cuya parte trasera, Antonio hizo la primera cancha de bochas del pueblo. Al dejar Rufino, para radicarse en Mendoza, por invitación de Felipe, vendieron la propiedad a quienes luego fundaron un club de bochas. Lleva como fecha de fundacion el 9 de marzo de 1949 y el domicilio es San Juan 545, la casa donde nació Felipe.
El joven Felipe cursó sus estudios primarios en la escuela Fiscal 171, que cumplió 125 años el año pasado. La maestra de música fue muy conocida entre los maestros de la época; se llamaba Teresa Benavides de Widmer y la primera maestra de música de Felipe. Ella formó una orquesta, los hacía cantar y conseguía los instrumentos; inclusive Delia, su hermana, cantó en esa orquesta.
Cuando tenía entre 13 y 14 años, por influencia de su mamá, le compraron un bandoneón de estudio (más pequeño que los convencionales) y comenzó los cursos de teoría y solfeo en la academia del profesor Agustín Crotti.
Allí, en poco tiempo, se destacó entre el resto de los alumnos por su indudable capacidad, contracción al estudio y una innata habilidad en la digitación de ambas manos. Por esa razón su profesor lo presentaba como un prodigio y le auguraba un brillante futuro.
A los 16 años se trasladó a Buenos Aires para continuar sus estudios de bandoneón. Allí formó parte de la orquesta de Pedro Laurenz.
En su juventud, Felipe fue un joven de poco hablar pero simpático en el trato, de físico menudo. Presentaba algunos problemas respiratorios, alérgicos, razón por la cual le recomendaron el clima de Mendoza y este fue el motivo de su traslado.
Una vez instalado aquí, estudió profesorado de piano en la Escuela de Música de la UNCuyo y se formó en la dirección coral con maestros como Pedro Valenti Costa, alejándose de su actividad como bandoneonista.
Durante los años de estudio conoció a su compañera de estudio María Lucía Munafó, excelente pianista, con quien se casó y de cuya unión tuvieron cinco hijos: Lucía, Ricardo, Silvana, Javier y Erica.
Felipe y Mary eran docentes de música en colegios primarios y secundarios y él formó el Coro del Colegio Maristas. A su vez, Mary lo acompañó al piano desde sus primeros proyectos corales, como lo fue el Conjunto Coral Sidus.
En 1962 creó el Coro Femenino de la Escuela Superior del Magisterio (UNCuyo). El 12 de mayo de 1965 fundó el Coro Universitario de Mendoza de la UNCuyo. En 1970, impulsó el Profesorado de música con especialización en Dirección Coral en la entonces Escuela Superior de Música de la UNCuyo, de la que fue profesor titular hasta su deceso en 1997. Estas dos actividades fueron el corazón de su carrera profesional, haciéndose conocida su excelente labor coral a nivel nacional e internacional y constituyéndose como una autoridad en la materia, formando además gran cantidad de directores de coro, haciendo de Mendoza un polo coral reconocido a nivel mundial.
En 1975, dirigiendo el Coro Universitario de Mendoza (a 10 años de su creación) se presentó en el Concurso Internacional de Coros Guido D'Arezzo, Italia, obteniendo el Primer Premio en Coro Femenino, 2do premio en Coro Masculino y 3er premio en Coro Mixto. En 1978 fue invitado como jurado de ese prestigioso concurso siendo el primer argentino en obtener tal distinción profesional.
En 1982 creó el Coro del Colegio Martín Zapata; en 1986, preparó una masa coral de alrededor de 200 personas para recibir al Papa Juan Pablo II en el aeropuerto El Plumerillo. Esta interpretación hizo que el Papa, sorpresivamente, se apartara de la alfombra que le marcaba el camino oficial, para acercarse a la masa coral a felicitar y agradecer.
Fue Académico delegado por Mendoza de la Academia Nacional de Bellas Artes hasta 1997.
Vallesi y Baremboin.
Se presentó en las grandes salas de Argentina como el Teatro Colón de Buenos Aires, Teatro Opera y el Luna Park (junto a la Stattkapelle de Berlín dirigida por Daniel Baremboin). También en las salas más importantes del interior del país y del exterior: Italia, Noruega, Suecia, Grecia, España, Francia, EEUU, México, Chile, Venezuela, Uruguay y Paraguay.
En 1995, retomó su primer amor: el bandoneón, con la idea de unir sus dos pasiones, el coro y este instrumento, realizando una serie de arreglos corales para coro y bandoneón. El más recordado, "Mi noche triste", con la formación masculina del CUM, en donde se lo vio conducir al coro desde el bandoneón.
El 24 de mayo de 1997, a 20 días de concluir una exitosa gira por EE.UU. y México con el Coro Universitario de Mendoza, falleció -sorpresivamente- por un fulminante cáncer de páncreas. Fue despedido a 6 días de su muerte, en un concierto a sala llena en el entonces Teatro Universidad (hoy Teatro Mendoza) con el Réquiem de Verdi con el Coro Universitario de Mendoza y la Orquesta Sinfónica de la UNCuyo, fecha que estaba programada desde el año anterior y en la que se lo despediría, en vida, como director estable del organismo, en ocasión de su jubilación.
Agradecimiento especial a Silvana Vallesi por los aportes.