A partir de este sábado y hasta el viernes 20 de agosto, mendocinos y turistas podrán admirar esta exposición, bajo estrictos controles sanitarios. Los horarios de visitas son de lunes a viernes de 10 a 19 y sábados de 9 a 14.
A partir de este sábado y hasta el viernes 20 de agosto, mendocinos y turistas podrán admirar esta exposición, bajo estrictos controles sanitarios. Los horarios de visitas son de lunes a viernes de 10 a 19 y sábados de 9 a 14.
La artista
Mariana Trípoli comenta: "El origen de todo está en mi niñez, en una casa llena de arte, donde había grabados, acuarelas, esculturas, textiles; en el contacto con el arte y con la naturaleza, que ya en aquellos años observaba detenidamente".
"Como si fuera un juego, coleccionaba semillas de distinto tipo y forma... Siempre quise comunicar, contactarme con otros, por eso estudié lengua y literatura inglesa y enseñé por varios años", agrega la artista.
Además, señaló: "En el camino, expresarme a través del arte se volvió una necesidad, un escape, una terapia. Traté de acercarme más a esta nueva vocación estudiando orfebrería y fue transitando ese camino de metales y alambres que llegué al arte, no con pinceles, óleos y acrílicos sino con hilos, lanas, agujas, vellones, telas, fibras naturales, que selecciono cuidadosamente.
"Mirando en retrospectiva el porqué de esa elección, me doy cuenta de que siento al textil como el origen, un hilo conductor que nos remite al pasado, que está en nuestro presente y seguirá estando en el futuro, porque así ha sido siempre. El hilo une y nos une. El textil nos da más, nos invita a usar más sentidos para conectar con él. Aportando calidez", finalizó la artista.
Mariana Trípoli se capacitó en diversas técnicas como el sashiko, una técnica japonesa que luego modificó y adaptó. A partir de ahí les dio un giro a las obras textiles de gran tamaño que venía haciendo y comenzó este viaje de autoconocimiento, que se vuelve obra a cada paso.
Es un constante diálogo entre lo que la rodea, naturaleza pura y experiencias que vive y observa encontró su propio lenguaje, un lenguaje que tiene un destinatario, aquel que llega a la obra, que la admira y observa, de esa manera el ciclo está completo y su arte adquiere sentido.