La epidemia del coronavirus tendrá un fuerte impacto sobre la economía china, aunque el daño será temporal. Así lo proyecta la agencia S&P Global Ratings, que recortó al 5% su previsión de crecimiento para la segunda economía mundial en 2020, cuando antes del brote pronosticaba 5,7%.
Sin embargo, el análisis anticipa que la actividad en China rebotará con fuerza en 2021. En este sentido la agencia confía en que el crecimiento del PBI del gigante asiático será del 6,4%, muy por encima del 5,6% calculado antes de la enfermedad que se espera sea contenida para marzo próximo.
"La mayor parte del impacto económico del coronavirus se sentirá en el primer trimestre, y que China empiece a recuperarse firmemente para el tercer trimestre de este año", dijo el economista jefe de Asia Pacífico para S&P Global Ratings,
Shaun Roache
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Comparado con el SARS, el anterior flagelo sufrido por los chinos, Roache espera que "el efecto sea más prolongado dado el mayor tiempo para alcanzar el pico de infecciones y la respuesta política más vigorosa, especialmente las restricciones de viaje, en este episodio".
Así, el consumo de hogares será el principal afectado, especialmente el caso del gasto en bienes y servicios discrecionales, ya que se evitan espacios públicos para minimizar el riesgo de infección. En tal sentido, el escenario base de S&P Global contempla que las restricciones a viajar, que afectan directamente a la actividad económica, desaparezcan de a poco en el segundo trimestre.
No obstante, la agencia maneja un rango decrecimiento al alza o a la baja en función de la epidemia, que oscilaría entre 5,5% y 4,4% según si el virus es contenido antes o después de lo previsto.
"Si el virus no logra ser contenido, el impacto económico podría aumentar exponencialmente y tener implicaciones para el rating (de China)", advierte la calificadora de riesgos.
La economía china generó
99,08 billones de yuanes (13 billones de euros) en 2019, lo que representó un crecimiento anual del 6,1% frente al 6,6% de 2018. Fue su ritmo de expansión más débil desde 1990, aunque en línea con el objetivo de Pekín, que esperaba un crecimiento de entre el 6% y el 6,5%