De las tantas formas que tenemos de estar en este mundo aparecen dos que llaman mi atención. La pose, en donde nos adaptamos a ella para encajar en ese traje o la postura que me permite ser y moverme libremente. ¿La diferencia? En una casi no podemos respirar, en la otra la respiración sucede con facilidad. En estos tiempos de locura, si caemos en ella, en estos tiempos de cierre (¿o de comienzos?) preguntarnos cómo queremos estar puede ser una gran ayuda.¿Encajar en una pose o ser en una postura?
Recientemente, tuve la oportunidad de disfrutar de un workshop de filosofía y yoga a cargo de Sebastián Berrittella quien visitó nuestra provincia desde Buenos Aires. En el primer día del encuentro pudimos hablar sobre la filosofía oriental, pero trayéndola hacia nuestras vidas, aquí en occidente.
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Dentro de las aguas profundas en las que nadamos, apareció un hermoso paralelismo. Hablamos sobre las posturas (sanas) en la práctica física del yoga y cómo podemos estar en ellas de formas distintas. ¿A caso no podemos estar en el mundo de formas distintas también?
Como ya sabemos, la respiración en la práctica del yoga lo es todo. No es tanto mística, sino más bien ciencia. Lo que sucede es que esta experiencia biológica se siente como magia en nuestro cuerpo y mente.
Ya sea en una clase de yoga, danza o cualquier otra disciplina donde se trabaje con el cuerpo, exigirlo no equivale a forzarlo. Sin embargo, es eso lo que hacemos. ¿No nos forzamos en lo cotidiano también?
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Levantarnos la pierna abriendo la cadera puede ser todo un desafío, y como tal requiere de un proceso para llegar a eso. Aun así, en estos tiempos de corridas urbanas y modernas, el resultado espontáneo es más valorado que un proceso al propio ritmo.
Saltearnos el presente (subir la pierna rápidamente), evitar el proceso (no entrar en calor) es como querer apurar el futuro. No sabríamos como poner la cadera y sostener la pierna. ¿Entonces? ¿Si el futuro llegara antes sabríamos qué hacer? ¿No es el proceso la preparación requerida para saber qué hacer cuando el futuro llegue?
Dicho en otras palabras en boca de Seba, esto caló profundo en todos lo que estábamos en este taller. Omitir todos estos pasos, el presente, el proceso nos lleva a una pose.
¿Cómo sabremos si estamos en ella o estamos en la verdadera postura? ¿Estamos cómodos con esa colocación del cuerpo? ¿Podemos respirar con calma en ese lugar? ¿Estamos apretando partes del cuerpo para compensar y así evitar dolor?
Pienso. Fuera de la clase de yoga, danza, entrenamiento funcional o lo que sea, en nuestras vidas, ¿Estamos cómodos? ¿Podemos respirar sin sentirnos sofocados? ¿Estamos apretados, presionados? ¿Estamos evitando algo?
Con esto en mente, vemos que hay al menos dos formas de estar. Pose o postura. Encajar o ser. Subsistir o vivir.
En mi caso, la práctica del yoga me lleva a observar mi vida, ya encontrar metáforas y paralelismos como este en todos lados. Sin embargo, creo que es algo que podemos ver en lo que sea que hagamos.
No está separado el bienestar mental del estado del cuerpo. No está separado lo que pienso de cómo me siento. No está separado todo esto de mis respuestas/reacciones. No somos partes. Somos un todo. Suena a cliché y si lo es. Pero no por eso es menos cierto.
Y este todo que somos, está en el mundo o posando o siendo en posturas que se presentan según nuestras posibilidades físicas, mentales y espontáneas según el día. Tendremos que decidir si queremos encajar en la pose o habitar la postura.