Jueves15 de Mayo 2025. Entrevista UIA Mauricio Badaloni, Martín Rappallini, Unión Industrial Argentina, Hotel Hualta Winery
Foto: Cristian Lozano
Para Rappallini, el desenlace de la historia de IMPSA es una fiel muestra de un ecosistema que asfixia a quienes apuestan por producir. “IMPSA refleja lo mejor que podemos ser y todo lo que hicimos mal como país”, resumió.
Recordemos que tanto Rappallini como todos los participantes de la reunión de la UIA Joven aquí en Mendoza visitaron la planta de la empresa mendocina (entre otras) durante la mañana de ayer.
Un modelo agotado: inflación, emisión y subsidios cruzados
En su diagnóstico de la situación actual, Rappallini fue categórico: “Tuvimos un modelo económico que se agotó. Fue populista, inflacionario y sin inversión. Solo se mantuvo un tiempo porque hubo viento de cola externo y emisión interna”.
Explicó que el crecimiento reciente del consumo se sostuvo artificialmente con subsidios y emisión monetaria. “Era una ficción. Había fábricas produciendo, pero sin sustento. Se fundieron muchas, sobre todo las que exportaban”, dijo.
La inflación, según el titular de la UIA, funciona como un anestésico que ocultó los problemas estructurales, pero terminó destruyendo el crédito, el ahorro y la inversión de largo plazo. “Terminamos 2023 con 200% de inflación, sin reservas y con una economía paralizada. Ese es el resultado de no atacar el problema de fondo”.
Un país caro en todo
Para el dirigente industrial, la competitividad argentina está destruida. “No es solo caro producir: es caro transportar, vender, emplear, entregar, exportar. Toda la cadena de valor está distorsionada”, denunció.
En su visión, el Estado no ha sido un facilitador, sino un obstáculo para la producción.
“Todo cuesta el doble o el triple que en los países vecinos. Y no por el tipo de cambio, sino por la carga impositiva, la burocracia, la inseguridad jurídica y los costos logísticos”, afirmó. En ese marco, resaltó que Brasil y México hicieron reformas laborales, fiscales y logísticas que los volvieron competitivos, mientras que la Argentina siguió discutiendo lo obvio.
Jueves15 de Mayo 2025. Entrevista UIA Mauricio Badaloni, Martín Rappallini, Unión Industrial Argentina, Hotel Hualta Winery
Martín Rappallini, titular de la UIA. En Mendoza hizo una fuerte defensa del empresariado nacional destacando a Enrique Pescarmona
Foto: Cristian Lozano
Reforma laboral sin ideología
Uno de los temas más sensibles en el análisis de Rappallini es el laboral. Desde su experiencia como industrial en el sector autopartista, señaló: “En muchos sectores, el sindicato decide hasta los turnos. Eso hace imposible planificar una operación eficiente”.
Según explicó, la Argentina tiene una legislación laboral pensada para otro siglo, que castiga a quienes crean empleo formal. “En una pyme, si un trabajador se va con juicio, la empresa puede fundirse. Así no se puede crecer”.
Sin embargo, aclaró que no se trata de eliminar derechos. “No pedimos una reforma como la de Menem. Queremos una legislación como la de cualquier país normal: Brasil, Chile, México. Si seguimos discutiendo esto con ideología, vamos a seguir estancados”.
Diálogo social y reconstrucción del sistema
Rappallini se mostró a favor de un nuevo pacto productivo entre empresarios, trabajadores y el Estado. “Tenemos que sentarnos todos. No hay que eliminar al Estado ni a los sindicatos. Pero todos tienen que entender que sin competitividad no hay futuro”, advirtió.
Dijo que ve una nueva generación de dirigentes sindicales que ya no defienden el statu quo, sino que también están preocupados por la caída del empleo formal. “Ellos también quieren crecer. Pero hay que construir confianza para poder cambiar las reglas juntos”, explicó.
La falta de crédito, un cuello de botella
Otro punto central de su diagnóstico es la ausencia total de financiamiento productivo. “No hay crédito. El sistema financiero es de los más chicos del mundo. Apenas representa el 8% del PBI”, explicó. Y recordó que en países desarrollados como Brasil ese número es del 100%.
Para el dirigente, la destrucción del crédito es uno de los peores legados. “Sin crédito, no hay inversión ni crecimiento. No hay posibilidad de modernizar plantas, comprar maquinaria ni tomar riesgos”, lamentó.
Educación técnica, la deuda del Estado
Rappallini también apuntó al déficit de formación de capital humano, que a su juicio es una de las fallas más graves del Estado argentino. “En Brasil formaron 80 millones de personas en 10 años. Nosotros apenas formamos 10 millones”, señaló.
Jueves15 de Mayo 2025. Entrevista UIA Mauricio Badaloni, Martín Rappallini, Unión Industrial Argentina, Hotel Hualta Winery
Rappallini, presidente de la UIA: "Enrique Pescarmona fue nuestro Bill Gates".
Foto: Cristian Lozano
Indicó que la educación técnica es clave para el desarrollo industrial, pero que hoy muchas empresas no consiguen personal calificado. “Nosotros ponemos la plata para capacitar, pero el Estado debería estar mucho más presente. No podemos competir sin gente capacitada”, dijo.
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Valorizar al empresario nacional
Durante la entrevista, Rappallini hizo un fuerte llamado a revalorizar al empresario argentino. “Tenemos que dejar de demonizar al que produce. Al que invierte, arriesga, da trabajo, paga impuestos y se levanta todos los días para sostener una fábrica”.
Volvió a citar el ejemplo de Enrique Pescarmona: “Tenía un equipo de ingenieros que no existía en otro lugar de América Latina. Compitió con Siemens y Alstom. Y se fundió en un país que lo asfixió”.
También recordó a empresas como Mercado Libre y Globant, que nacieron en el país pero tuvieron que expandirse en el exterior para alcanzar su verdadero potencial. “Globant es la cuarta empresa de software del mundo. Pero acá muchos la ven como un enemigo. Así no se puede construir futuro”, advirtió.
Una oportunidad única
Pese a las dificultades, Rappallini se mostró esperanzado. Cree que la crisis actual puede ser una oportunidad para reconstruir desde bases sólidas. “El empresario argentino es resiliente como pocos. Sobrevive con una mochila de piedras. Si se la sacamos, puede correr como nadie”.
Propuso un camino claro: orden macroeconómico, reforma laboral, baja de impuestos, infraestructura, crédito y formación técnica. “No estamos inventando nada. Solo hay que hacer lo que hacen los países normales”, afirmó.
Y cerró con una definición que resume toda su visión: “En la Argentina hubo empresarios que soñaron en grande. Gente como Pescarmona, que quiso competir con los mejores del mundo. Hoy tenemos que honrar ese legado y crear un país donde producir valga la pena”.