¿Caro o barato?

Argentina: el país donde el dólar es barato y las freidoras, carísimas

¿Es cara Argentina? Un análisis revela cuánto cuestan los bienes frente al mundo, en un país donde el dólar es barato pero todo lo demás, no tanto.

Por Marcelo López Álvarez

En un país acostumbrado a convivir con la inflación alta, y ahora con un ostensible atraso cambiario, que transforma al dólar en uno de los productos más baratos de la economía argentina, la percepción de que todo está caro es casi un reflejo automático. Pero ¿cómo se comparan realmente los precios de los bienes de consumo en Argentina frente al resto del mundo?

Un reciente trabajo de la Fundación Mediterránea, firmado por los investigadores Marcelo Capello y Nicolás Cámpoli, relevó precios de alimentos, bienes durables y servicios en diez países, lo que permite tener una visión más precisa —y a veces inesperada— del lugar que ocupa Argentina en el ranking global de precios.

Argentina, alimentos mitad y mitad

En el caso de los alimentos y bebidas al consumidor final, Argentina es más cara en el 48% de los productos relevados. Aunque se podría suponer que los precios deberían ser bajos, dadas las ventajas del país como productor agropecuario y los derechos de exportación (DEX) que suelen abaratar el mercado interno, la realidad muestra una situación intermedia.

Por ejemplo, Argentina tiene precios más altos que Brasil en todos los bienes alimenticios comparados. Frente a Chile y México, es más cara en el 60% de los casos. Con Polonia y China, el número sube al 80%. Sin embargo, los precios argentinos son más bajos que en Estados Unidos, Francia y Corea del Sur, donde entre el 80% y el 100% de los productos comparados son más caros.

Estos datos desafían el supuesto habitual de que la producción local podría asegurar precios bajos; sin embargo, la estructura de costos suele ser más compleja, y componentes como la inflación, la estructura impositiva interna, la logística, entre otros temas, también impactan en los precios finales.

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Dólar barato, electrónica por las nubes

Donde Argentina se destaca negativamente y con fuerza es en los bienes durables: 91% de los productos relevados son más caros que en el resto de los países analizados. Esto incluye autos, motos, bicicletas, electrodomésticos, indumentaria y calzado. En cuatro productos específicos — TVs, freidoras, vestidos y zapatillas— Argentina lidera con los precios más altos en toda la muestra comparativa.

La razón principal de esta brecha de precios no está en los costos de producción, sino en la combinación de protección comercial e impuestos internos. Altos derechos de importación (DIM) y restricciones cuantitativas limitan el ingreso de productos importados. A esto se suman el IVA nacional, los impuestos provinciales y municipales como Ingresos Brutos, y cargas específicas como el impuesto a los débitos y créditos bancarios. A pesar de las últimas medidas del Gobierno Nacional la brecha sigue siendo importantisima.

Aunque se trata de bienes transables —es decir, que deberían tener precios similares en mercados internacionales cuando se expresan en una moneda común—, la política económica nacional los encarece de forma significativa.

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Los valores en la Argentina en la mayoría de los bienes durables son notablemente superiores al resto de los países.

Los valores en la Argentina en la mayoría de los bienes durables son notablemente superiores al resto de los países.

Servicios: caros en la región, pero baratos frente al mundo desarrollado

En cuanto a los servicios personales o familiares, Argentina es más cara en el 36% de los casos comparados. Frente a Brasil, supera los precios en el 80% de los ítems analizados; contra México, en el 50%, y respecto a Chile, en el 40%.

Aun así, al observar países desarrollados, Argentina aparece como relativamente barata. Por ejemplo, en servicios como expensas, preescolar, cuota de gimnasio y transporte urbano, los precios locales son bajos. En cambio, comer afuera o contratar un plan de telefonía puede resultar más costoso.

Aquí también se reflejan efectos de política pública, como los subsidios al transporte, que todavía se mantienen en muchas ciudades argentinas. Esta política compensa, parcialmente, otros factores estructurales que encarecen los servicios.

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Un panorama desparejo

Argentina no es el país más caro del mundo, pero sí uno donde se pagan precios significativamente altos en rubros clave del consumo cotidiano. La distorsión de precios no es uniforme: depende del tipo de bien, de si es transable o no, y de la incidencia de impuestos y regulaciones.

Mientras que los alimentos muestran una situación intermedia, los bienes durables son sensiblemente más caros, y los servicios ofrecen un mapa de contrastes: caros en el plano regional, accesibles en términos globales.

La inflación interna no es el único factor que encarece los productos. Estructura impositiva, proteccionismo comercial, subsidios y una política antiinflacionaria basada casi exclusivamente en el parate económico y el dólar planchado explican, entre otros ítems, el porqué en Argentina, por estos días, casi todo es más costoso que en el resto del mundo.

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