Roberto Alfredo Rosas nació en Guaymallén el 28 de junio de 1938.
Roberto Alfredo Rosas nació en Guaymallén el 28 de junio de 1938.
Durante su infancia vivió en Villa Nueva. Fue hijo de María, ama de casa (analfabeta) y Roberto (policía) fue el menor de seis hermanos.
A los 15 años, Rosas empezó a asistir a la Escuela Superior de Artes Plásticas de la Universidad Nacional de Cuyo. Lo aceptaron como alumno libre en algunos talleres. Después fue aceptado como alumno no regular. Mientras tanto, su trabajo era con la madera, como carpintero de barrio y como ebanista, en una carpintería de su barrio.
En la Escuela Superior de Artes Plásticas contó con la ayuda y los elogios de sus maestros y profesores Víctor Delhez y Héctor Nieto.
Cierta vez, cursando, el maestro Roberto Azzoni fue muy duro con una crítica hacia su tarea: “Como escultor es un buen carpintero” le dijo. Con la desazón atada, Rosas recibió la ayuda más inesperada: la de Sergio Sergi, grabadista de renombre y profesor de la escuela. Sergi le dijo que ninguna crítica debía desalentarlo. Y ahí comenzó el camino del escultor. Rosas se reconcilió con Azzoni cuando llevó a cabo su primera muestra de escultura.
Su fama se extendió mundialmente gracias a sus esculturas gigantes pero Rosas comenzó a desarrollarse en el arte a través de la pintura: su primera muestra la realizó en el año 1961. Nueve años después, se animó a mostrar sus esculturas al público.
Participó en alrededor de 130 exposiciones individuales en Mendoza, Buenos Aires, Rosario, Santa Fe, Mar del Plata, Ecuador, Brasil, España y Chile.
Más de 1.000 obras suyas se encuentran en colecciones públicas y privadas de Argentina, Brasil, Estados Unidos, Italia, Alemania, Israel, Sudáfrica, Suiza y China.
Fue invitado por el Gobierno italiano a visitar Florencia en 1985 y por el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, en 1986, para participar de la Segunda Bienal de La Habana (Cuba). En 1994, lo invitaron a exponer sus obras en la Fundación Guayasamín, de Quito (Ecuador). En 1996, tuvo la oportunidad de mostrar su trabajo en España, donde cosechó innumerables elogios. Posteriormente, fue parte de varias muestras realizadas en Chile.
De bajo perfil, poco apegado a la exposición pública y humilde, hombre de izquierda, Roberto fue considerado una joya de la escultura argentina. De vez en cuando abría las puertas de su casa taller, un enorme muestrario de criaturas gigantes y sorprendentes, taladas en metal.
Nunca fue afecto de participar de salones con premios, porque siempre consideró que el arte no debía ser competitivo.
Vivió en El Bermejo, lugar donde desarrolló toda su obra escultórica. Sus trabajos abrazan el surrealismo y se adivina en ellos un distintivo sello: los rasgos de aborígenes, envueltos en misticismo. Figuras severas y optimistas se mezclan entre ángeles laicos, niños barrigones y gigantes.
En ese lugar de Guaymallén, en febrero de 2011 se inauguró en su honor una escuela. El colegio “Escultor Roberto Rosas” tiene alrededor de 520 alumnos y cuenta con un salón de usos múltiples, un jardín de infantes y dos sectores de recreación para los estudiantes. Fueron los mismos vecinos del escultor quienes eligieron su nombre para el establecimiento. Cuando se enteró de tal propósito, trató de todas maneras que no sucediera y pero los vecinos no cedieron en su tarea.
El gran maestro Roberto Rosas falleció el 30 de julio de 2015, a los 77 años, quedando la “Fundación Rosas para la Escultura” funcionando en el mismo lugar donde residió, junto al museo que lleva su nombre.
En el año 2015, su compañera de vida y amigos iniciaron el gran trabajo de inventariar y clasificar toda su obra. Así descubrieron numerosas pinturas y juguetes que, hasta entonces, desconocían. Con la creación de la “Fundación Rosas para la Escultura”, pudieron concretar el sueño del artista: que su taller se convierta en un espacio para el arte y la cultura, que sea un ámbito de reunión y exposición de artistas nuevos y viejos, así como también un nexo comunicativo para la educación y la comunidad. Y así es, el lugar es una parada obligatoria para vecinos y visitantes, una invitación a un mundo minuciosamente tallado, testimonio de la obra de un genio escultor. El mismo está ubicado en Mathus Hoyos 4447, distrito El Bermejo y como señal de que se llegó al lugar correcto se encuentra el monumental “Espantahombres”, una escultura gigante que mide 5,50 metros, desafiante desde donde se la mire.
Roberto fue papá de Fernando y Paloma.
"Hay hombres y mujeres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles" (Bertolt Brecht).