La canción de Los Enanitos Verdes que se adelantó al futuro
El tema cumple 39 años. Felipe Staiti y Daniel Píccolo cuentan la historia de una de las canciones más famosas de Los Enanitos Verdes que hoy sigue vigente.
Marciano Cantero, Sergio Embrioni, Daniel Píccolo y Felipe Staiti, Los Enanitos Verdes modelo 1984.
Hablar de Los Enanitos Verdes es hacer mención de una de las grandes bandas que ha dado el rock en América Latina. Oriunda de Mendoza nació por 1979 como un trío formado por Daniel Píccolo en batería; Marciano Cantero en bajo y voz, y Felipe Staiti en coros y guitarra.
Desde el mismo momento en que Los Enanitos Verdes aparecieron, sus presentaciones empezaron a ser seguidas por muchísimos fans que descubrieron una bocanada de aire puro para esas difíciles épocas que atravesaba la sociedad argentina. La dictadura reinante perseguía de manera constante a las expresiones culturales de ese entonces y no era fácil mantener una banda que hiciera rock. Pero el trío se las supo ingeniar y empezó a desandar escenarios en cuanto lugar obtuviesen: escuelas, gimnasios, clubes, boliches y teatros.
La buena repercusión de sus presentaciones más el nivel de sus canciones hizo que Los Enanitos Verdes tuvieran una carrera ascendente en Cuyo y eso los llevó a viajar y probar suerte en la Capital Federal, lugar donde se decidía el futuro artístico de cualquier habitante del interior del país que quisiera trascender a nivel nacional.
La experiencia Buenos Aires no fue como se esperaba. Allá por 1983, el grupo llegaba a la ciudad de la furia y el único contacto era otro mendocino: Oscar Sayavedra, que trabajaba como agente de prensa en una incipiente agencia de artistas. Tocaron en algunos lugares y vivieron en la casa de un amigo pero no fueron buenos tiempos. En un determinado momento deciden regresar a Mendoza y fue ahí donde se sumó un nuevo integrante: Sergio Embrioni. “La idea era tener dos guitarras en la banda y darle más poder eléctrico” comentó Felipe Staiti.
Así, con el nuevo aire tomado en Mendoza, fueron invitados a participar del mítico festival de La Falda (Córdoba), en febrero de 1984. Era la quinta edición del evento que reunía a las máximas figuras del rock argentino de entonces y además de Los Enanitos Verdes, también se presentó otro mendocino: Jorge Benegas.
La actuación de Los Enanitos Verdes sirvió para despegar de una vez por todas. Después de un show eléctrico y contundente fueron elegidos por la prensa especializada como “Grupo revelación” del festival de La Falda. Ese espaldarazo sirvió para ser contratados por Ohannian Producciones y así llegaron a grabar el ansiado primer disco del grupo que se llamó “Enanitos Verdes”, editado por el sello Mordisco, con la producción musical de Leo Sujatovich y la aparición como invitado especial de David Lebón en la canción “Aún sigo cantando”.
Ese primer disco se editó en vinilo y cassette e incluyó once canciones que eran muy conocidas para los seguidores del grupo, ya que las venían tocando desde hacía mucho tiempo: “La nena de diecisiete”, “La miraba de atrás”, “Comiendo en el plato del perro”, “Detrás de las ruinas”, “Aún sigo cantando”, “No se metan más”, “Gente incoherente”, “Cambiá, volvé”, “Show del calabozo”, “Amor callejero” y “Tengo un sueño en mi alma”.
Como sucedía en esa época, antes del lanzamiento del disco completo la compañía discográfica sacaba un disco simple (vinilo de dos canciones, una por lado) y las elegidas para mostrar a los mendocinos en todo el país fueron “La nena de diecisiete” y “Comiendo en el plato del perro”.
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La canción futurista
La letra de “Comiendo en el plato del perro” es de Marciano Cantero. “Un día llegó Marciano al ensayo con esa canción y la trabajamos. Quedó así y nos gustó. Es una fotografía de lo que se vivía por esos años que son iguales que estos. Actualidad con humorada. La democracia estaba fresca pero el plato era el mismo” cuenta Felipe Staiti.
Por su parte, Daniel Píccolo destacó que “Marciano trajo redondita a la canción. El tema era bien distinto en vivo a lo que salió en el disco. La canción era bien pesada, densa y mutó. La agencia nos puso como productor a Leo Sujatovich y le habían dado la orden de que sonáramos como los grupos de ese entonces, más pop. Le pusieron algunos teclados que nosotros no usábamos. Por eso, cuando apareció ese primer disco muchos se sorprendieron por nuestro sonido que en vivo no era así porque éramos muy rockeros, muy crudos”. Y agregó: “Recuerdo que cuando lo tocábamos en vivo, Sergio (Embrioni) hacía alusión a un político antes del estribillo. A Marciano no le gustaba mucho ese grito… pero nunca lo dijo”.
Según Oscar Sayavedra, quien fue mánager del grupo, destacó: “Esta canción es un muy buen ejemplo del sonido que se logró en el primer disco, cuando se encontraron dos guitarristas muy creativos. El grupo venía de ser un trío con incursiones más cercanas al rock progresivo, largos pasajes instrumentales, pedalera Moog, poliritmos, y la llegada de Sergio Embrioni inclinó el sonido hacia algo más new-wave en un punto. Y lo que hicieron Felipe (más virtuoso y rockero neto) y Sergio se transformó en una arquitectura diferente. Temas más cortos, ritmos afilados y en ‘Comiendo en el plato del perro’ aflora ese nuevo sonido, acorde al año en que se grabó. La producción de Leo Sujatovich dotó al repertorio de una limpieza que los alejó un poco del power trío fundacional, pero resultó adecuada para esos tiempos. El rock argentino post-Malvinas pasó de los teatros a las discotecas y ese disco sonó en todo el país y también en Chile. Y esa canción hizo bailar a todos”.
Cómo estaba Argentina en 1984
“Comiendo en el plato del perro” fue compuesta en 1984, momento en que el presidente Raúl Alfonsín recibe su primer derrota en el parlamento nacional cuando el Senado rechaza su proyecto de ley para democratizar la vida sindical. La inflación de este año ascenderá casi el 700 por ciento y el gobierno crea el Plan Alimentario Nacional (P.A.N.), que proveía de alimentos básicos a la población empobrecida.
La cuestión es que hoy, 39 años después de ese estreno, la canción sigue tan vigente como entonces. La situación económica argentina ha vuelto a encontrarse en el tobogán inflacionario y la letra de Marciano Cantero se mantiene intacta…