Los casos de Sergio Salinas, del bebé degollado enviado por encomienda y la mujer que descuartizó a un hombre en Guaymallén comparten un patrón de violencia y frialdad.
Los tres homicidios con huellas de brutalidad que conmocionaron a Mendoza
La provincia de Mendoza vuelve a estar en el centro de una historia marcada por la brutalidad extrema. Tres homicidios cometidos comparten detalles escalofriantes: violencia desmedida, desmembramiento del cuerpo y frialdad a la hora de tratar con los restos humanos.
El reciente caso de la mujer que mató a su ex pareja, César Darío Rodas (41) en Guaymallén, recuerda inevitablemente al homicidio ocurrido en 2004 dentro del penal Boulogne Sur Mer, cuando un interno fue asesinado y descuartizado por sus propios compañeros. También rememoró el caso de una joven de 19 años que asesinó a su bebé en el 2009, a quien habría degollado y enviado por encomienda a La Pampa.
El 21 de diciembre de 2004, Sergio Salinas, conocido como el Gordo, lavaba su ropa dentro del penal Boulogne Sur Mer cuando fue atacado por otros presos. Lo apuñalaron unas 70 veces en el torso con cuchillos de cocina de 35 centímetros.
Luego, lo trasladaron muerto a una lavandería que no funcionaba, lo colocaron sobre una mesada y seccionaron su cuerpo en ocho partes: la cabeza, el tórax, los brazos, los muslos y las pantorrillas. Luego, se fueron a dormir, como si nada hubiera ocurrido.
Al día siguiente, los guardias encontraron las partes del cadáver embolsadas, distribuidas en diferentes sectores. La cabeza de Salinas, con los ojos abiertos, fue lo primero que hallaron.
El crimen conmocionó a Mendoza por su nivel de ensañamiento y la precisión con la que fue ejecutado. Nunca antes se había visto un acto de violencia tan calculado y cruel dentro de una cárcel mendocina.
Cinco años después, Mendoza volvió a sacudirse con una historia escalofriante. El 8 de julio de 2009, en Santa Isabel (La Pampa), fue encontrado un paquete enviado por encomienda desde la Terminal de Ómnibus de Mendoza. En su interior había dos bolsas: una contenía la cabeza degollada de un bebé, y la otra, el resto del cuerpo.
Según las pericias, la criatura tenía entre 26 y 30 semanas de gestación y había nacido con vida. Las heridas indican que fue degollado con elementos quirúrgicos.
La investigación llevó a la detención de una joven mendocina de 19 años, estudiante de Psicología, quien habría interrumpido su embarazo y asesinado al recién nacido. Luego, envió el cuerpo al domicilio del presunto padre en La Pampa con un mensaje espeluznante: “Acá tenés al niño que me embarazaste”.
La joven fue detenida en General Alvear tras un allanamiento, luego de un procedimiento fallido en Ciudad. Estaba ocultándose en la casa de un familiar. Será imputada por homicidio agravado por el vínculo, según indicó el ministro de Seguridad de ese entonces, Carlos Ciurca.
“Creemos que abortó y luego mató al niño cuando aún estaba con vida”, sostuvo Ciurca en una conferencia de prensa en aquel entonces. La causa quedó a cargo de la fiscal Claudia Ríos, en conjunto con el Sexto Juzgado de Instrucción de La Pampa.
Un impactante caso de homicidio en Guaymallén sacudió al barrio de Dorrego. Una mujer mató a su ex pareja, César Darío Rodas de 41 años luego de que este intentara abusar sexualmente de su hija menor de edad, acusación que luego fue desestimada por las pericias.
Lo cierto es que Rodas fue asesinado a golpes y puñaladas y luego descuartizado. Peor aún, luego los sospechosos prendieron fuego el cuerpo en la parrilla de la vivienda. Vecinos de la zona destacaron que durante horas se sentía en el barrio un “olor a quemado muy fuerte”.
En medio de ese brutal ataque, Suarez le envió una foto del cadáver incinerado al hermano de la víctima fatal. Ese hombre se dirigió de inmediato a una comisaría y tras la notificación de lo sucedido, la policía fue al domicilio.
Como la mujer no dejaba ingresar a los efectivos, se debió solicitar una orden de allanamiento, por lo que cerca de las 23, los uniformados lograron irrumpir en el hogar y hallaron el cadáver descuartizado. Allí se ordenó la detención de los tres sospechosos, quienes son señalados como coautores del homicidio.
Tanto el asesinato de Sergio Salinas como el del recién nacido y el hombre descuartizado en Guaymallén presentan similitudes aterradoras: desmembramiento, extrema violencia, frialdad en la ejecución y la naturalización del horror por parte de los autores. En ambos casos, las víctimas fueron tratadas como objetos descartables, lo que refleja una deshumanización total.
