Opinión

"Estado de decepción", el muro que encontrarán los candidatos 2023

Descreimiento, decepción y falta de esperanza son las características más tristes de esta Argentina 2022.

Por Myriam Ruiz

A veces me pregunto qué guerra estaremos librando los argentinos. Desde que Rusia invadió Ucrania todos los problemas del mundo parecen encontrar una excusa en la guerra. Seguramente muchas de ellas son reales, como el porqué del aumento de la energía en el viejo continente o la suba de precios de productos e insumos que escasean. Pero, (es aquí donde este “pero” se me hace pesado y difícil de guiar por las callecitas bombardeadas de la esperanza) en nuestro país la inflación es la regla, no la excepción; aquí las tarifas aumentan siempre, aunque con Macri y Alberto las facturas se han vuelto impagables para muchas familias; en Argentina, Bridgestone paralizó este fin de semana su actividad agobiada por los reclamos del sindicato que nuclea a sus trabajadores y Pirelli está advirtiendo que van por el mismo camino, los ejemplos son muchos y la decepción la característica.

Por eso… ¿qué guerra de tantas décadas estamos librando en este país?

El cansancio en la gente es notorio y el descreimiento lo es aún más.

Hay consultoras advirtiendo que hay un desmoronamiento de las esperanzas de los propios argentinos sobre el futuro y que la gente ya no cree que los políticos puedan mejorar su existencia.

Un sondeo de Isonomía advierte justamente esto. Los resultados dados a conocer hablan de un “estado de decepción” en los electores y marcan tres datos sobresalientes: la mayoría de los encuestados cree que esta crisis es peor que la de diciembre del 2001; otro tanto piensa que las elecciones 2023 no van a resolver sus problemas ni necesidades; y, por último, se descubrió que las personas de sectores económicos medios o medio-bajos se autoperciben pobres.

Desde el empresariado y la industria vienen advirtiendo cada vez con mayor fuerza que para impulsar el cambio que el país necesita no sólo hacen falta medidas económicas. Por sobre todas las cosas hace falta un acuerdo político y social amplio, sin dobleces, con todos los temas sobre la mesa.

Desde esos sectores añaden que el acuerdo debería de mínima incluir un recorte del gasto público, bajar impuestos, flexibilizar lo laboral y abrir la economía.

En el medio, Cristina Kirchner y Mauricio Macri hablan de la posibilidad de reunirse para, justamente, sentar las bases de un acuerdo. Sabido es que ambos creen que pueden ser candidatos para comandar el país, aunque ya ocuparon el sillón de Rivadavia y fueron parte de la decadencia que hoy nos toca sufrir.

El desafío para ellos y para todos aquellos que ya comenzaron a alinearse en la línea de largada al 2023 es cambiar la triste realidad de esta sociedad descreída. Se necesitará mucho más que un buen slogan de campaña para movilizar el ánimo de los millones que deberán ir a votar el año próximo.

Creemos que los “síganme, no los voy a defraudar”; “no se inunda más”; “volvimos mejores” y etcéteras ya no bastan para enamorar a uno ni a un millón de argentinos. Tal vez sea el tiempo de quienes sean capaces de saltar la grieta para consensuar una propuesta que realmente traiga las necesarias transformaciones y se convierta en ese viento de cambio largamente esperado.

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