Llegó el día del primer cara a cara. El debate presidencial está entre nosotros y por el momento y los protagonistas promete ser bastante diferente a los anteriores.
Llegó el día del primer cara a cara. El debate presidencial está entre nosotros y por el momento y los protagonistas promete ser bastante diferente a los anteriores.
El marco económico con una situación inflacionaria inédita, un condicionamiento internacional por parte del FMI también inédito para la democracia ya que la deuda fue tomada por un gobierno democrático cuando al organismo internacional no se le debía un solo dólar y la aparición con posibilidades de gobierno del fenómeno de la derecha anarcolibertaria en la persona de un candidato con cualidades más de humor negro que de político y dirigente hacen un combo único y quizás irrepetible para estas elecciones 2023.
A este personaje además hay que sumarle que los otros dos candidatos también tienen sus particularidades. El del oficialismo es nada más y nada menos que el Ministro de Economía que llegó como los bomberos y hasta ahora sólo logró aumentar el caudal de agua para intentar apagar el incendio pero no apagarlo. Una inflación de tres dígitos anual no parece una carta de presentación noble para un candidato. Sin embargo allí está Sergio Massa y con chances ciertas de meterse al balotaje.
La otra candidata de la oposición y tercera en discordia, aparece como la representante de la fuerza que hasta hace dos años era la primera fuerza política de la Argentina (ganaron las elecciones de medio término de 2021) y ahora, en medio de una conducción errática de su líder el ex presidente Mauricio Macri y una relación interna cada vez más complicada entre sus principales socios, está (según los sondeos previos) con posibilidades ciertas de quedar tercera y fuera de la contienda final. Duro escenario para Patricia Bullrich que de las PASO para aquí se vio en dificultades para coordinar un discurso e ideas concretas pero también para decidir a cuál de los dos contrincantes debía elegir como rival principal.
Como actores de reparto de la presentación de esta noche aparecen el Gobernador cordobés -ya en etapa de retiro efectivo de la política- Juan Schiaretti y la dirigente de la izquierda Miriam Bregman, el cuadro más inteligente y preparado de lejos de la pobre, reiterativa y anticuada izquierda argentina. La Rusa, como se la conoce en el ambiente, sin dudas no merece los camaradas de ruta que tiene.
La Universidad de Santiago del Estero será la coordinadora de este primer tiempo que se realizará en el Centro Forum de la capital santiagueña y que culminará el próximo domingo en la Facultad de Derecho de la UBA.
La pregunta que sobrevuela sin dudas es sí el debate sirve para algo. Las pocas experiencias anteriores muestran que no definieron nada pero sí quizás profundizaron tendencias. Con casi 30 puntos de rating y el “En qué te han convertido Daniel…” de Mauricio Macri a Daniel Scioli como momento top, el debate de 2015 superó ampliamente en popularidad al de 2019 que también tuvo interesantes picos de rating pero pocos momentos de impacto como aquel.
Por la calidad de los personajes esta edición promete una lluvia de memes. Javier Milei, Patricia Bullrich y Sergio Massa son muy memeables cada uno por sus características y formas de encarar la política.
La novedad de este debate es que no solo habrá que ver qué pasa en la pantalla televisiva, sino también lo que acontezca en las redes y no solo en X sino también en Instagram y Tik Tok donde se da la pelea del voto más joven que hoy representa el 40 por ciento del padrón.
Comienza la definición del país que viene, cuando la democracia cumple 40 años llegamos al proceso electoral, con una economía frágil y una institucionalidad con síntomas de una futura crisis por la avanzada inédita de la cabeza del Poder Judicial sobre los otros poderes del Estado otro dato novedoso de la historia de la democracia moderna argentina.
Las definiciones de los candidatos serán importantes para trazar los primeros bocetos de lo que viene en una democracia consolidada pero que no deja de mostrar síntomas de crisis.
La desaparecida Natacha Jaitt fue quien deschavó en la mesa de Mirtha Legrand la turbia relación de modelos de elite con el submundo de los servicios de inteligencia. El estallido del affaire Martín Insaurralde horas antes del debate no hace más que confirmar dichas presunciones.
Un viejo adagio dice que los hombres solo se pelean o tienen dos debilidades; el dinero y las mujeres. Suena feo, demodé y machista, pero en la esferas del poder se comprueba fácticamente con demasiada frecuencia.
Insaurralde entra -desde hace mucho tiempo- en la categoría de político inclasificable y ya fue eyectado y, seguro, desterrado del mundo político de UP. Pero, qué lleva a la "modelo" a difundir imágenes en Instagram que ya tienen un tiempo a 24 horas del debate presidencial y dejarle la mesa servida a la oposición no tiene una respuesta demasiado complicada.
Otra vez una foto deja al oficialismo al borde del nocaut y con el interrogante de qué más andará guardado por allí esperando el momento de salir a la luz.