Opinión

Economía bimonetaria ¿hay solución o seguirá siendo un lastre?

La economía bimonetaria de la Argentina divide opiniones en busca de la forma de encarar el problema. ¿Dolarización o revalorización de la moneda local?

Por Marcelo López Álvarez

En su reaparición pública después del intento de magnicidio Cristina Fernández de Kirchner luego de agradecer a Dios y la Virgen continuar con vida, aprovechó el marco de sus acompañantes, todos hombres y mujeres comprometidos con la ayuda y lo solidario, para volver a desgranar sus definiciones sociales, políticas y económicas y su preocupación por la economía bimonetaria cada vez más acentuada en la Argentina.

La preocupación por el bimonetarismo no es solo de la vicepresidenta sino que es generalizada en los estamentos de la economía argentina, algunos han aprendido a convivir con ella, los más la sufren y unos pocos se benefician sobremanera de la situación.

Si bien es un tema de larga data en la Argentina(el primer aviso de venta de un departamento en dólares se publicó en 1976) a partir de las presentaciones de la vide presidenta el tema fue puesto en agenda fuertemente y entró en el debate y las posibles salidas aparecen por diversos arcos ideológicos.

Por un lado se agita la dolarización lisa y llana, situación de la que ya hemos escrito y sigue vigente, por otro aparecen en el debate distintas alternativas que van desde intentar recuperar el valor de la moneda argentina (cualquiera sea su nombre) a darle marco legal a la situación de facto de la economía bimonetaria regulando qué actividades se pueden desarrollar en dólares y cuales en pesos.

A ese interesante debate se sumaron en estos días Fabián Amico, Franklin Serrano y Matías Vernengo, respectivamente, Profesor de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), Profesor del Instituto de Economia de la Universidade Federal do Rio de Janeiro (IE-UFRJ) y Profesor de la Bucknell University con un interesante artículo conjunto en la edición en español de Le Monde Diplomatic.

Allí se preguntan “¿Cómo se explica el bimonetarismo argentino? Según el argumento ortodoxo, la inflación de demanda, causada por el financiamiento monetario del déficit fiscal, sería la causa . Del otro lado, la variante heterodoxa apunta a la inflación y las devaluaciones como base del bimonetarismo, aunque reconoce que la inflación argentina es de costos e influida por el conflicto distributivo. Según esta visión, los déficits fiscales tendrían un papel en la aceleración inflacionaria porque la moneda creada a partir de los déficits se transferiría al sector privado, que los transformaría en dólares, presionando el tipo de cambio y la inflación por esa vía”.

Y agregan que “para algunos heterodoxos, al contrario, el alto grado de dolarización resultaría de problemas específicos de la Argentina, de especuladores que jugarían en contra de la moneda nacional. Sería un patrón de acumulación de los sectores internacionalizados, que promoverían una estrategia de endeudarse externamente para fugar. Sin embargo, hay diversos países que también tienen elites internacionalizadas y alto grado de dolarización, pero baja inflación. Y otros, como Brasil, que tuvieron alta inflación y no se dolarizaron. Tampoco se puede culpar a la inflación o a los déficits fiscales. Simplemente no hay evidencia empírica favorable sobre una relación entre déficit fiscal, base monetaria e inflación en Argentina”

Es un dato interesante de debate lo plantean que es la relación “entre tipo de cambio y salarios, lo que siembra dudas sobre el efecto del tipo de cambio real alto sobre el crecimiento. En realidad, en países exportadores de commodities, que son tomadores de precios en los mercados internacionales, el tipo de cambio real tiene poco efecto sobre el volumen exportado. El efecto principal del aumento del tipo de cambio real es distributivo. Una depreciación cambiaria tiene efectos contractivos sobre la economía, no solo a corto plazo, sino sobre el crecimiento, porque reduce los salarios reales. El empeoramiento de la posición de los trabajadores, que tienen mayor propensión a gastar, implica, para niveles equivalentes de gasto autónomo, menores niveles de producto efectivo y de inversión inducida de las empresas”

Como autores se muestran favorables a que uno de los causantes de la bimonetariedad es “un diferencial de tasa de interés positivo, pero que sin embargo suponen que la inflación sería también causa del bimonetarismo. La inflación alta haría que el peso perdiera su función de reserva de valor y esto llevaría a la dolarización de activos. Por eso el diferencial de tasas no sería suficiente para evitar la fuga hacia el dólar. Serían necesarias también “medidas drásticas” para bajar la inflación”.

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La VIcepresidenta en su reaparición pública volvió a plantear las complicaciones de la economía bimonetaria

La VIcepresidenta en su reaparición pública volvió a plantear las complicaciones de la economía bimonetaria

Destacan que “En muchos países el Banco Central no puede prestarle directamente al Tesoro, como sí es posible en Argentina o Canadá. Pero en todos ellos, el Banco Central fija la tasa básica de interés nominal relevante para el mercado interbancario, comprando y vendiendo títulos en el mercado para alcanzar la tasa deseada y mantenerla ahí. La oferta de moneda es endógena y no hay problema para mantener los déficits públicos . La parte del déficit fiscal en moneda nacional que el mercado no retiene en moneda doméstica puede ser financiada por el Banco Central al nivel de la tasa básica de interés. Si esta tasa es lo suficientemente alta como para generar un diferencial positivo que torne a los activos en pesos más rentables que el dólar, no habrá efecto sobre el tipo de cambio, independientemente de la existencia o del tamaño del déficit fiscal. Por otra parte, justamente porque la cantidad de moneda disponible en la economía es endógena, el sector privado puede obtener crédito en pesos y comprar dólares cuando le sea conveniente. En suma, lo esencial es tener un diferencial de tasas de interés positivo”.

Los investigadores derriban un mito al afirmar que “la inflación explica el bimonetarismo, una vez que resulta de los aumentos de los costos de los bienes importados y transables y de la resistencia salarial, ni tampoco hay por qué pensar que un ajuste fiscal tendría un efecto sobre la demanda de dólares, más allá de los efectos de la reducción de importaciones que seguiría a la caída del producto, e igual se convertiría en fuga de capital si los diferenciales de tasas siguieran siendo negativos”

Y concluyen asegurando que “Subir las tasas de interés para generar un diferencial de tasas positivo teniendo en cuenta la situación actual de Argentina, donde la prima de riesgo es alta y las devaluaciones han sido elevadas, encuentra fuerte resistencia. Muchos sugieren que a esta altura las tasas de interés elevadas no serían capaces de frenar una corrida contra el peso. Sin embargo, incluso en la hipótesis de que una gran devaluación fuera inevitable, la suba de la tasa de interés es una condición necesaria para acumular reservas, ya sea atrayendo más capital externo o, más importante, desestimulando la compra de dólares y la fuga de los residentes. Además, la disminución del ritmo de las devaluaciones nominales reduciría gradualmente las expectativas sobre el ritmo de las devaluaciones subsecuentes, permitiendo una mayor estabilidad.

Dado que el déficit energético es el principal obstáculo por el lado de la balanza comercial, tanto la inversión pública como el apoyo a la inversión privada en el transporte y suministro de gas natural son formas de reducir la demanda de dólares de la economía real. Un duro ajuste fiscal imposibilitaría estas políticas. A partir de estas medidas de reducción de la fragilidad externa, real y financiera, sería posible evitar la aceleración inflacionaria descontrolada y desarrollar políticas de ingreso negociadas para reducir la inflación a niveles razonables, manteniendo, y hasta recuperando, los salarios reales. La reducción del déficit fiscal para controlar la base monetaria no tendría ningún impacto en la demanda especulativa por dólares. Para combatir el bimonetarismo hay que empezar por abandonar de una vez todo tipo de monetarismo”

Las soluciones más interesantes pasan precisamente por el lado de recuperar o crear valor a la moneda nacional con políticas activas de engrandecimiento del PBI y desarrollo que permita no solo dejar de depender permanentemente de factores externos sino que esa falta de dependencia se transforme en una fortaleza marcada a partir de la dependencia que otros tienen de los principales activos de nuestro país como son la energía y las proteínas

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