Por H, por B o por C otra vez Cristina Fernández de Kirchner se robó la centralidad de la política argentina del fin de semana y, seguramente, por muchos días con la estela que dejarán los fundamentos del fallo en su contra, su presentación en Río Negro y el plenario del sábado de sus seguidores apelando a que cambie su decisión de no ser candidata a nada este año.
El viernes en la Patagonia la vice presidenta demostró, una vez más, que es una de las pocos (sino la única) dirigente de la política que cuando habla encara con profundidad los temas más candentes de la Argentina de hoy.
Después cada quien tendrá su opinión sobre sus palabras o el camino que propone, pero su centralidad y anclaje con la realidad es innegable. Quizás por eso sea hoy, la dirigente con mayor intención de voto pero también con mayor nivel de rechazo. La grieta está, y para quedarse, porque los modelos de país que se proponen o están en juego son diametralmente opuestos.
Sin reparos la vice presidenta volvió a hablar, como ningún dirigente del oficialismo o la oposición, sobre inflación, economía bimonetaria, o no, los salarios y la redistribución de la riqueza.
Así como hace unos tres años advirtió que el crecimiento que se venía “no se lo llevaran cuatro vivos”, ayer redoblo la apuesta y confirmó que “el crecimiento se lo están llevando cuatro vivos” al plantear un panorama cierto de lo que esta pasando con los salarios y la redistribución de la mejora que esta teniendo la economía. Fue terminante a la hora de hablar de la economía en negro y plantear las contradicciones profundas que tienen quienes reclaman la baja de impuestos.
Alguno podría decir que la vicepresidenta plantea todos estos temas porque esta en la mejor posición, no es opositora pero tampoco, por su cargo, tiene función ejecutiva alguna, sin embargo, por ahora, es la única que se anima a poner en agenda algunos temas que se amontonan en las preocupaciones diarias de los ciudadanos más cercanos al interés político, económico y también de los que viven al día con apenas tiempo para ir al super.
Hablando de super y los diagnósticos escuchados el viernes, las principales consultoras de consumo ubican el crecimiento de los precios de los alimentos en la primera semana de marzo entre 1.2 y el 1.4 por ciento, valores similares a los de la última semana de febrero sumando entonces 2.5% en apenas 15 días y llegando a poco más de 6 puntos en los últimos 30 días
En el gobierno dan por hecho que la inflación de febrero estará entre el 5.7 y el 6 % pero miran a marzo con algo de desesperación. Las previsiones y el comportamiento de la última semana de febrero y primera de marzo ubican el IPC (excepto un milagro) entre el 6.5 y el 7 por ciento y si todo sale bien, los planetas se alinean y sobre todo si el Ejecutivo hace cumplir los acuerdos abril podría tener otra vez un cinco adelante al momento de conocerse el IPC.
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El perfil de vencimiento de deuda que la vicepresidenta Cristina Fernández advirtió que se deberá renegociar.
Cuando la Vice Presidenta remarca la problemática de la economía bimonetaria y advierte que los mayores consumidores de dólares, indirectamente, son la clase media y los trabajadores a traves de sus consumos no es ocioso en el contexto que Argentina travesera este año.
La terrible sequía que afecta al territorial nacional casi en su integridad podría dejar a las arcas nacionales sin la entrada de unos 14 mil millones de dólares. El número significa un 20 por ciento menos de las divisas que se lograron por exportaciones en el año 2022. No hay forma de que semejante recorte no afecte las reservas, genere fuertes tensiones cambiarias por el intento de acceso a los dólares y que ese combo no afecte a la actividad económica y la especulación se traslade a los precios.
Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires la cosecha de soja de este año sería de unos 29 millones de toneladas, incluso menor que la de la muy mala campaña de 2008/09 que apenas había llegado los 31 millones de toneladas.
En el maíz la Bolsa porteña también recortó previsiones a 37.5 millones de toneladas, 14 millones de toneladas menos que el año pasado (spoiler alert: compren aceite y harina de maíz). La suba de los precios internacionales por la sequia y la reducción del gasto de dólares por la importación de energía no alcanzan para compensar tal perdida de dólares.
Tras cartón la industria aceitera comienza a reclamar al gobierno la apertura a la importación de soja para cubrir los posibles faltantes. Los más vivos dentro del gobierno y gente del sector agropecuario cercana al oficialismo sugieren que no hay espacio para tal reclamo y que tras el se podría esconder una fenomenal maniobra para disfrazar de producción local importaciones temporarias y saltar el pago de retenciones.
Con estas previsiones tampoco es menor el alerta de la vicepresidente cuando mostró los montos por pagar de deuda que dejo firmados Martín Guzmán, con el aval del presidente y el Congreso, y advierte que no quedará otro camino que sentarse a renegociar el acuerdo con el FMI
El panorama del 2023 no se presenta simple, no solo por los acontecimientos sino por las complejidades que suele agregar cada año electoral en la Argentina a sus ritmo económicos.