Junio se presentó difícil en Argentina, a la falta de gasoil que está paralizando la provisión de mercaderías en el país esta semana se le sumó el corte de carga de GNC en el sur de Mendoza debido a que Ecogas debe priorizar el consumo domiciliario. Como si no fuera suficiente, se conocieron los datos de la Canasta Básica Total por lo que sabemos que hoy una familia necesita casi 100 mil pesos de ingresos para no caer bajo la línea de pobreza. La crisis social está llegando a punto de ebullición.
Comer no puede ser un lujo. Claramente algo no está funcionando y desde hace rato.
En Argentina un día normal para una familia que tiene ingresos promedios comienza pensando qué comprar y qué no para de algún modo "engañar" a la inflación. Los precios cambian diariamente en las góndolas por lo que el buscar ofertas, comprar en mayoristas o ir de compras el día que hay promos se ha convertido en una normalidad.
Un día normal, para una familia de bajos ingresos, comienza pensando en qué van a comer y cómo calefaccionarse, ya que hasta la leña se cobra a precio dólar.
Hay hambre en el país de los cereales, la carne y el dulce de leche. El enojo comienza a notarse.
En calles y rutas comenzaron a verse los primeros cortes por la falta de gasoil. Esta semana aumentó fuerte el litro en todo el país y de inmediato comenzó a aparecer el combustible. No hace falta ser premio nobel en economía para saber que el impacto de esa suba ya debe estar reflejándose en mercaderías y servicios.
Pero también las calles de ciudades argentinas fueron escenario de protestas.
Dejando de lado los piquetes del Polo Obrero y demás, enojados con el concepto de la vicepresidenta de la Nación de quitarles el manejo de los planes sociales, tal vez conviene prestar atención a lo que está sucediendo con los trabajadores.
Trabajadores de la educación, de la salud salieron estos días en Mendoza a pedir reapertura de paritarias y salarios dignos.
En los departamentos mendocinos el SUTE inició acciones y se presentan en los actos de gobierno con pancartas. La marcha en Mendoza Capital fue una postal que mostró el nivel de hartazgo que hay en la población y, sobre todo, en los trabajadores de todos los rubros. En San Rafael, un puñado de docentes autoconvocados marcharon reclamando por salarios dignos. En esa marcha aparecieron las primeras cacerolas y, para quienes vivimos la crisis 2001-2002, fue impactante.
Comer no puede ser un lujo. De igual manera que un trabajador o un jubilado no pueden ser pobres.
La clase política en su totalidad, gobierno y oposición, están dando cátedra de como mirar hacia otro lado mientras el país se hunde. Tal vez olviden que hay algo peor que el enojo, y es la desesperanza. Ya nos pasó exactamente 20 años atrás.