En pocos días el grupo de los BRICS realizará su asamblea anual rodeada de de especulaciones constantes sobre si la Argentina encontrará en esa conjunción de países un nuevo refugio para su “combate” contra la crisis económica y el FMI que le lleva la casi totalidad de sus horas por estos días a pesar de la campaña electoral rumbo a las elecciones 2023.
Tanto en Economía como en Cancillería dan por confirmada la invitación a participar en la reunión plenaria de los miembros del grupo, a realizarse en Sudáfrica el 22 y 23 de Agosto, donde (se especulaba) se podría confirmar el ingreso de nuestro país al grupo o por lo menos a la cartera de clientes privilegiados del Banco de inversiones del organismo.
Las expectativas no son (¿o eran?) desmedidas. Brasil, China y Rusia coquetean desde hace rato con la incorporación de Argentina. La propia Dilma Rousseff (presidenta del Banco de los BRICS) le adelantó a Alberto Fernández y Sergio Massa en su última visita a Shangai que la Argentina sería invitada a Sudáfrica y que muy probablemente allí se concretaría alguna de las opciones. Sin embargo en las últimas horas los rumores comenzaron a rodar y el interrogante sobre cuáles serán las naciones invitadas a participar de la Reunión Anual se agiganta a pesar de que faltan apenas 20 días para la cita.
Nuestro país junto a Egipto y Arabia Saudita aparecían como posibles incorporaciones. Pero por qué algo que parecía absolutamente encaminado aparece como una duda. La respuesta es casi obvia, las presiones de los centros de poder tradicionales -a lo que se suma Estados Unidos, Alemania y Japón- en combate geoestratégico y económico con los BRICS no ven con buenos ojos el crecimiento de ese bloque alternativo y mucho menos el del Banco de inversión y Desarrollo o la creación de una nueva moneda conjunta alternativa al dólar.
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En la sede de los BRICS, Dilma Rouseff le confirmó a los funcionarios argentinos que nuestro país estaba cerca de la incorporación.
BRICS, operaciones para frenar el crecimiento
El martes la operación de presión tomó estado público. La Agencia Reuters, verdadera sala de operaciones de Wall Street y el círculo financiero del poder occidental, publicó una nota donde adjudicaba a supuestas fuentes diplomáticas brasileñas la información que no habría ni el corto ni el largo plazo ampliación del organismo.
Según Reuters los funcionarios brasileños (que no identifica) aseguran que la ampliación podría transformar al bloque en otra cosa y afirman que Brasil está preocupada de que el grupo pierda su estatus tras la adhesión de otros Estados.
La Agencia asegura que, según sus fuentes, las autoridades brasileñas insisten que cualquier extensión debe ser gradual, mantener el equilibrio regional y conservar el papel preeminente de los cinco miembros permanentes, presentando la idea de que los nuevos participantes podrían ser admitidos como países socios que podrán asistir a las cumbres sin convertirse en miembros de pleno derecho, como se realiza en otras organizaciones internacionales.
“Brasil va a tener que ceder en algún momento porque somos realistas y no está en nuestra naturaleza bloquear las cosas”, declaró el funcionario. “Pero no será bueno para nosotros”, reza el informe de la agencia que asegura haber hablado con el funcionario anónimo.
Cuánto de operación para bloquear el crecimiento de un polo alternativo a los centros de poder tradicionales y cuánto de realidad hay es difícil saberlo y se podrá comprobar en los próximos días. Sí hay algo que está claro: Las supuestas afirmaciones de la fuente brasileña a la agencia internacional están lejísimos de lo que manifiesta públicamente el presidente del Brasil y sus funcionarios. Por ahora tanto en la Cancillería como en Economía (aunque no esté la confirmación oficial aún) siguen preparando las valijas para viajar a Sudáfrica después de las PASO.
En pleno proceso electoral y con una Argentina en crisisque se confirme el ingreso sería un avance más que interesante. La preocupación que muestra el poder financiero por la posibilidad de crecimiento del bloque es la confirmación de que no es un tema menor.