La particularidad de esta obra no se agota en el cambio radical de género, ya que para esta ocasión el autor de El anatomista trabajó junto a su esposa, Aída Pippo, a cargo de las ilustraciones de este texto dirigido a niños de 8 años en adelante.
Andahazi esboza una explicación para el cambio de rumbo dentro de su escritura: "La literatura es una actividad profundamente infantil. Esto de que alguien nos tome en serio a los escritores me parece asombroso porque hacemos lo mismo que los chicos: contar historias, dibujar, pintar, inventar", ejemplifica durante una entrevista con Télam.