Opinión

Dropout: un manual para el fracaso

Por Eduardo Press.

Hace poco tiempo una serie emitida por una de las plataformas de "streaming" rescata una historia verídica y contemporánea de una empresa que pasó en muy poco tiempo del apogeo y la gloria al profundo mundo del fracaso y el delito.

La serie llamada "Dropout" trata a modo ficción una historia real, se centra en Elizabeth Holmes (persona real), una joven norteamericana que en 2003 fundó la empresa Theranos y que -años más tarde- se convirtió en la joven multimillonaria ‘selfmade' más relevante de todo Silicon Valley. Con inversiones que provenían de algunas de las compañías (y personas) con mayor poder de todo Estados Unidos, su promesa era ser capaz de desarrollar un test para identificar la diabetes y el cáncer sin la incomodidad de las agujas.

La propuesta era muy interesante pero no solo no lo logró, sino que más tarde se demostró que había mentido sobre los resultados y que en realidad nunca estuvo siquiera cerca de conseguirlo. Encontrada culpable de fraude, hoy está en libertad bajo fianza y enfrenta una sentencia máxima de 20 años de cárcel y una multa de $250,000 dólares.

La dimensión del fraude lo muestra que Holmes fue incluida en el listado de Forbes 2014 como la primera mujer en alcanzar una fortuna mayor a los mil millones de dólares por sí misma, y ubicándose en el puesto 360 de la lista Forbes, y el número 110 de la lista de las 400 personas más ricas de Estados Unidos. No es poco.

Pero...

Nada era cierto. En dos años, el valor de Forbes pasó de 4500 millones de dólares a cero.

¿Cómo sucedió?

A partir de una idea muy buena pero sin ningún conocimiento técnico la joven Holmes fue convocando a científicos jóvenes con ambiciones de participar de un proyecto que revolucionaría la práctica científica y con mucha audacia salió en busca de inversores, con relato, promesas y mentiras.

De puertas afuera eran promesas, lujos, gastos sin límites para mostrar imágenes de modernidad, todo fue como un decorado para seducir a inversores con cuyo dinero financiaban esos gastos. La invención de excusas cuando le pedían rendición de cuentas eran propias de la novela mejor escrita.

Puertas adentro reinaba el secretismo, un sistema de trabajo en las fronteras de la explotación, hacía firmar contratos de confidencialidad que hacía cumplir a rajatabla con penas muy severas ante incumplimientos, empleados divididos en secciones con prohibición absoluta de tomar contacto unos con otros. Un régimen dictatorial. Los que se animaban a hacer un mínimo cuestionamiento eran inmediatamente despedidos y con la amenaza de ser denunciados penalmente si violaban el contrato de confidencialidad.

¿Qué pasó?

Un par de empleados se atrevieron y tomaron contacto con un periodista del Wall Street Journal y denunciaron las inconsistencias y falsedades. La publicación de las denuncias despertó las sospechas de los inversores y Holmes no pudo seguir sosteniendo el engaño

Holmes fue acusada de "fraude masivo" por engañar tanto a clientes como a inversores, y su empresa fue puesta bajo investigación federal. Lo que queda es la historia judicial.

¿Qué nos enseña esta experiencia?

Lo que todo emprendedor debe hacer para fracasar. En general en nuestras notas siempre promovemos y hacemos recomendaciones sobre lo que creemos que beneficia a los empresarios y emprendedores. Hoy hacemos una excepción y les contamos qué creemos que no se debe hacer.

A los empresarios/emprendedores.

Mentir, engañar, inducir conductas en base a falacias, deformar la información para seducir inversores.

Esconder resultados fallidos, hacer creer que se utilizan técnicas novedosas cuando en realidad se utilizaron los métodos tradicionales.

Dejarse deslumbrar con el enriquecimiento rápido

No escuchar las objeciones, negarlas y sancionar "al mensajero".

A los empleados/colaboradores.

Creer en sus percepciones.

Aceptar maltratos y/o amenazas.

Si se aceptan para conservar el puesto de trabajo finalmente igual se termina perdiendo en peores condiciones.

Mantener el silencio aunque se colabore en un fraude

A los inversores, clientes, proveedores.

Ignorar las señales de que las cosas no andan bien.

Cerrarse a la visión de las nuevas generaciones por creer que por experiencia todo se sabe

Conclusiones

"Se puede mentir a pocos, mucho tiempo. Se puede mentir a muchos, poco tiempo. Pero no se puede mentir a todos, todo el tiempo." (Winston Churchill)

Las ganancias rápidas y las mentiras son como fuegos artificiales, deslumbran e impactan en el momento, después de ese efecto inicial no queda nada.

El delito finalmente termina por descubrirse y sancionarse.

Existen en el mundo miles de jóvenes emprendedores que hacen las cosas bien y como corresponde, que estas experiencias no empañen el enorme aporte que estos jóvenes hacen al mundo de la producción y el trabajo.

Amigo lector: ¿da para pensar un rato, no?

*En colaboración con la Lic. Sofía Florín, especialistas en Psicología Organizacional, Empresas Familiares y Emprendedores.

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