Tarea pendiente: no votar a una persona sino a un plan de gobierno

Por Myrian Ruiz.

Si hoy estuviésemos sentados en un café, Usted y yo, hablaríamos del mal momento que pasamos los argentinos. Esta crisis que lleva décadas y que, año a año, se agrava y nos hace sentir peor. Y seguramente surgirían temas que son títulos diarios en el país: el enojo entre la vicepresidenta y el presidente de la nación; la guerra por la Corte Suprema de Justicia; el tractorazo del campo; las acusaciones entre provincias opositoras y el gobierno nacional; las organizaciones piqueteras que vuelven a cortar el tránsito en Capital; los grandes sindicatos que abren paritarias por otro 60%.

En ese café yo le pediría que dejemos todo esto en un rinconcito de la mesa y nos enfoquemos al problema real que tiene la Argentina y es que desde hace demasiado tiempo ningún gobierno ha dado respuesta a la necesidad de dar estabilidad tanto a los trabajadores como a los inversores.

Si yo le pregunto: ¿cuál es el peor problema hoy en el país? Usted sin dudas responderá que es el aumento de precios. La inflación.

El descontrolado aumento de los precios no deja de comerse el escaso dinero que tenemos en nuestros bolsillos. Los porcentajes que vemos reflejados cada mes en el Indec no muestran la dolorosa realidad que en sólo tres meses ya hemos perdido un 20% de nuestro salarios e ingresos, pensando sólo en alimentos y productos básicos. 

Argentina se ha tornado un país difícil para vivir. Hablar de proyectos o concretar sueños es ya imposible.

Da la sensación que, de una década a esta parte cuando aparece un problema en el país la clase política se encarga de gestionarlo en vez de buscar solución.

Se lo digo de otra manera: la inflación no es el problema sino el síntoma. Es como si su hijo tuviese fiebre y usted piense que poniendo paños fríos está terminando con el problema. En realidad, lo que está haciendo es una medida de emergencia porque sabe, positivamente, que el problema es una enfermedad subyacente que provoca esa fiebre.

La inflación es la fiebre. La enfermedad debajo de la "piel" argentina es la falta de confianza en gobiernos que se suceden uno tras otro poniendo paños fríos y sin intentar siquiera esbozar ese plan de gobierno que se necesita.

Somos un país productor de harinas, carnes, frutas, cereales, aceites, azúcar, leche, vino y todos los alimentos que el mundo necesita. Y sin embargo, a los argentinos no nos alcanza el sueldo para alimentar bien a nuestras familias.

Somos un país que tiene riqueza subterránea y sin embargo tenemos escasez de gasoil, GNC y ya se teme la posibilidad de que falte gas en el invierno.

El generar bonos para jubilados y aumento en el asistencialismo no alcanza. Y una vez más se está confundiendo el problema: la pobreza existe en Argentina porque hace 20 años que no se genera empleo genuino. Los gobiernos atacan a los emprendedores con impuestos y cargas tributarias enormes; no se fomenta la inversión ni la iniciativa privada.

Este país no necesita de discusiones políticas estériles, sino de gobernantes que gestionen el futuro y el desarrollo. Que miren de aquí a 5, 10, 15 años por delante y nos digan hacia donde vamos.

Pues bien, en un año estaremos votando. ¿Por qué no exigir que los candidatos muestren sus planes económicos y de gobierno desde ahora? Eso nos diría al menos, hacia donde mirar y a quien poner nuestro voto. El mejor momento para exigir equipo de gobierno, calidad en la gestión y visión de futuro es este.

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