El Viejo Continente alberga paisajes realmente espectaculares y entre ellos destacan sus lagos, una combinación de aire puro, agua y naturaleza que atrapa al viajero. Es difícil seleccionar los más bellos, pero estos diez sin duda son de los que siempre se recuerdan cuando se han contemplado. Muchos son "hijos" de los Alpes, alimentados por sus montañas, y otros son joyas naturales de los Parques Nacionales que los albergan.
Lago de Hallstatt (Austria).
El pueblo del mismo nombre a su orilla encabeza siempre las listas de pueblos más bellos del mundo, y esa belleza se la otorga la postal que forma con el lago. Este mide casi seis kilómetros de largo por 2,3 kilómetros de largo, con una profundidad media de 65 metros. Se intenta que no sufra la masificación turística, acrecentada por la idea de que pueblo y lago son escenario de "Frozen", el éxito cinematográfico de Disney.
Lago di Como (Italia).
A tan solo 50 kilómetros de Milán, el lago di Como ofrece uno de los paisajes más espectaculares de Italia. Refugio de millonarios y estrellas del cine como George Clooney, tiene 46 kilómetros de longitud y es uno de los más profundos de Europa, con 410 metros de profundidad máxima. Tiene forma de y griega invertida y los bellos pueblos de sus orillas ofrecen el lugar perfecto para enamorarse, de nuevo, de Italia.
Lago Lemán (Suiza).
Su nombre va asociado a numerosos personajes que han morado o vivido a sus orillas, desde Freddie Mercury hasta Charles Chaplin, pasando por Coco Chanel, Audrey Hepburn y Oscar Wilde. También conocido como Lago de Ginebra, es el lago interior más grande de Europa central, con 73 km de longitud. Un paseo en barco por sus aguas, a bordo de embarcaciones que se remontan a la Belle Époque, es una de las experiencias viajeras más recomendables.
Lagos de Covadonga (España).
No es un lago sino dos, el Ercina y el Enol, de origen glaciar, protagonistas de la parte asturiana del Parque Nacional de los Picos de Europa. Asociados para siempre a las grandes gestas ciclistas de la Vuelta a España, el acceso se ha limitado y regulado para cuidar y preservar su entorno. De camino o a la vuelta, hay que hacer parada en el santuario que forman la basílica de Covadonga y la Santa Cueva, la "Santina".
Lago de Annecy (Francia).
Rodeado por los Alpes, es uno de los destinos turísticos favoritos de los franceses. Con 25 kilómetros cuadrados de superficie, es el segundo mayor del país vecino, en la región de Auvernia-Ródano-Alpes. La localidad que da nombre al lago está llena de encanto y se ha ganado el sobrenombre de "la Venecia de los Alpes". Desde el puerto de la Forclaz se logra una de las mejores panorámicas del lago.
Lagos de Plitvice (Croacia).
El Parque Nacional de los Lagos en Plitvice alberga 16 lagos de aguas vírgenes y transparentes que se superponen en cadena y se comunican con diversas cascadas que ofrecen una estampa verdaderamente idílica. El parque está en el centro de Croacia, cerca de la frontera con Bosnia. Los 16 lagos están bautizados según los ahogados que las leyendas cuentan fallecieron bajo sus aguas. Uno es el del Gitano; otro, el de la Abuela; también está el del Pastor Mile, y el más grande de todos, el de las Cabras, con 2,5 kilómetros de largo.
Lago Morskie Oko (Polonia).
Es el lago más extenso (862 metros) de los montes Tatra, cordillera en la frontera de Polonia y Eslovaquia. Situado a 130 kilómetros de Cracovia y a unos veinte kilómetros del coqueto pueblo de Zakopane, fue reconocido por el Wall Street Journal como uno de los cinco lagos más bonitos del mundo. Cuenta con buenas infraestructuras para los visitantes, incluyendo varios centras termales donde relajarse después de una excursión.
Lago Ringedalsvatnet (Noruega).
El nombre es difícil de retener, como casi todos los nombres geográficos de Noruega, pero lo que no se olvida es la contemplación de este lago de 7 kilómetros cuadrados de superficie desde el púlpito que proporciona el acantilado de Trolltunga. Esta formación rocosa, cuyo nombre se traduce como "la lengua del troll", se ha convertido en uno de los iconos turísticos del país de los fiordos. Solo hay que ver la vista que ofrece.
Lago Ness (Escocia).
Olvídese de la leyenda del monstruo por un momento y quédese con la belleza de este lago de las Tierras Altas de Escocia, con nada menos que 36 kilómetros de longitud y una superficie cercana a los 60 kilómetros cuadrados. Sus aguas son recorridas por cruceros turísticos y es parada imprescindible el castillo de Urquhart, suyos orígenes se remontan al año 580. No se sabe si entonces ya estaba el monstruo en el lago...
Lago Bled (Eslovenia).
Una de las imágenes más bonitas de Eslovenia, el pequeño país del centro de Europa con mayor porcentaje de superficie verde en su territorio. Ubicado en el noroeste del país, este lago glaciar de los Alpes Julianos, de poco más de 2 kilómetros de largo, rodea la pequeña isla del mismo nombre, que alberga una iglesia del siglo XV. La leyenda dice que de vez en cuando llega desde el fondo del lago el sonido de una campana misteriosa que se hundió cuando iba camino de esta iglesia.