El Gobierno Nacional parece haber encontrado su límite más complicado. El índice de inflación de marzo de 6.7 por ciento no sólo es histórico, sino que debería ser un verdadero punto de inflexión para las políticas económicas, productivas y sociales del Ejecutivo.
Este fin de semana coinciden casi exactamente las Pascuas con las de 35 años atrás cuando los "Carapintadas" comandados por Aldo Rico, con colaboraciones políticas y mediáticas desde las sombras como las Rogelio Frigerio y directivos de Clarín (como bien cuenta en su libro Martín Sivak) se levantaron en armas contra el gobierno de Raúl Alfonsín.
Aquellos sucesos que terminaron el domingo 19 con el discurso del presidente desde el balcón deseando Felices Pascuas y asegurando que la casa estaba en orden marcaron no solo uno de los momentos de mayor zozobra de la democracia actual sino también la ruptura definitiva del pacto de Alfonsín con la ciudadanía y sus votantes.
Por aquellos días el Plan Austral comenzaba a crujir y la relación del gobierno con la ciudadanía comenzaba a sufrir un desgaste cuando se acercaban las segundas elecciones legislativas de su mandato.
Aquel Felices Pascuas que terminó en las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final fue precisamente el Punto Final de la ascendencia de Raúl Alfonsín con vastos sectores de la sociedad, el rompimiento de la última promesa vigente de la campaña electoral; la de enjuiciar a los responsables del periodo más negro de la Argentina. Ya habían sido condenados los comandantes de las Juntas y algunos responsables de los cuerpos de Ejército, pero aún quedaban muchos por juzgar que encontraron su impunidad en las leyes surgidas del levantamiento.
Aldo Rico junto a sus secuaces dialogando con la prensa en Campo de Mayo
Las elecciones legislativas de septiembre que ganaría el Justicialismo fueron la prueba del fin del romance y el comienzo de una nueva crisis que terminaría con la elección de Carlos Menem y el adelantamiento de la entrega del poder.
A 35 años de aquellos sucesos el Gobierno actual en Semana a Santa está ante una disyuntiva similar: pactar con los sectores concentrados (que hoy ya no se levantan con armas de fuego sino con otro tipo de municiones mediáticas, judiciales y económicas) o refrendar los compromisos electorales sobre todo en el área económica.
La situación interna y externa reclama no solo conducción política sino también poner en marcha soluciones revulsivas. La inflación no es novedad en la Argentina, fue entre otras cosas como las que comentamos al comienzo de esta columna el fin electoral del radicalismo. En el alfonsinismo a fuerza de hiper, en la Alianza como componente del estallido de la convertibilidad arrasada por la emisión de cuasi monedas que intentaban suplantar la falta de pesos.
La experiencia marca que ningún presidente o equipo económico argentino puede decir que se ve sorprendido por un proceso inflacionario, como tampoco debería desconocer que las herramientas de la academia para combatir el flagelo parecen no rendir en nuestra economía.
Después de los informes del INDEC las previsiones hacia adelante parecen indicar que el Índice de Precios al Consumidor irá a la baja, pero manteniéndose igual en niveles excesivamente altos para cualquier economía. Con un agravante del que poco se habla y es que los ciudadanos tienen la sensación que la inflación aún es mayor que la que se anuncia (y en esto no hay distinciones políticas también pasó en los gobiernos anteriores).
Esta sensación de los consumidores tiene una explicación técnica, los parámetros de consumo que toma el INDEC para la ponderación son los de la EPH del 2004 por lo que tienen poca relación con los hábitos de consumo de hoy casi 20 años después donde los gastos de alimentos, servicios, transporte etcétera ocupan mucho espacio en el gasto mensual de los argentinos que hace dos décadas.
Los rumores de anuncios e incluso cambios de actores en el gabinete nacional se amontonan cada día, lo que parece no tener discusión que el Ejecutivo deberá tomar medidas en las próximas horas si quiere mantener de su lado el favor de la ciudadanía.