11 mercados europeos para comer bueno, bonito y barato

Por Sección Fotografía

Las plazas gastronómicas recuperan su atractivo con la vuelta a la normalidad. Unas exhiben orgullosas su historia mientras que otras apuestan por los productos 'gourmet'. Pero todas las de esta lista rezuman encanto y pasión por la comida:

Markthalle Neun (Berlín): comida 'gourmet' orgánica en el barrio turco En 2011, el animado barrio berlinés de Kreuzberg, donde reside una gran comunidad turca, consiguió recuperar el mercado número 9 ("neun") de los 14 zocos clásicos del mismo tipo que hubo en la capital alemana durante el siglo XIX. A lo largo de las décadas fueron desapareciendo y actualmente solo quedan cuatro, entre ellos este, recuperado por unos emprendedores que lo compraron a la ciudad de Berlín para evitar su venta y que se convirtiera en un supermercado o cualquier otro proyecto urbanístico ajeno al espíritu del barrio. Hoy, el Neun sigue siendo un delicioso mercado de 1891, con vigas de hierro en el techo, donde se venden productos locales y regionales. Se organiza con varias modalidades a lo largo de la semana: los martes, viernes y sábado se convierte en una plaza de abastos tradicional en la que se venden verduras, quesos y vinos (eso sí: todo orgánico y artesanal). El jueves por la tarde es el gran día para los visitantes: el espacio se llena de vendedores de street food de todos los rincones del mundo, en consonancia con esa multiculturalidad que reina en Berlín y en especial en este distrito. Un par de docenas de puestos de chefs aficionados o semiprofesionales ofrecen sus especialidades e incluso hay un puesto de cerveza artesana, la Heidenpeters. Se celebran también otros eventos con el ambiente propio de Kreuzberg, cool, natural y con un marcado punto alternativo. SIMON LOWTHIAN ALAMY


Naschmarkt (Viena): aires orientales en el corazón de Europa El mercado más famoso de Viena es también un buen lugar para picar algo. Nació como mercado de alimentación en el siglo XVIII, pero actualmente tiene muchos puestos de comida preparada repartidos en los 500 metros que ocupa en la avenida Linke Wienzeile de la capital austriaca. Allí se puede probar desde un schnitzel (escalope vienés) a un shakshouka típico de Oriente Próximo, a base de huevos escalfados en salsa de tomates, chiles y cebolla. El extremo occidental (Kettengasse) ofrece toda clase de carnes, fruta y verdura (incluidas variedades exóticas), especias, vinos, quesos, olivas, especialidades indias, y puestos fabulosos de kebab y falafel. También hay unos cuantos restaurantes para sentarse y 35 puestos rotativos que se adjudican, por ejemplo, a los granjeros, que ofertan sus productos de temporada. El mercado acaba en el extremo oriental con puestos que venden telas, joyas y baratijas indias. Cierra los domingos pero ese día festivo se instala un Flohmarkt (mercadillo) que es toda una institución vienesa, repleta de antigüedades y objetos de segunda mano. Hay siempre mucho ambiente, parecido al de los bazares de Europa oriental, con los productos apilados caóticamente en la acera. MANFRED GLUECK ALAMY

Borough Market (Londres): comer debajo de un puente El mercado gastronómico más famoso de Londres ocupa una serie de patios conectados bajo las vías elevadas del ferrocarril, en el distrito Southwark (en el sudeste de la ciudad). Desde muy temprano acuden visitantes y locales, y es habitual que los comerciantes den a probar sus especialidades (queso frito, aceitunas o pan artesano mojado en salsas picantes) antes de que el comensal opte por algún plato más consistente para comer. Conocido popularmente como la despensa de Londres, este mercado ha existido de una forma u otra en el mismo lugar desde el siglo XVIII pero ha disfrutado de un renacimiento colosal en los últimos 15 años. No hay día que no esté repleto de amantes de la comida, gastrónomos de todos los rincones del mundo y visitantes curiosos, pero también de londinenses en busca de inspiración. Se ha convertido, por derecho propio, en un destino turístico. El mercado está especializado en productos frescos de alta calidad, desde futas y verduras, quesos, carnes o pescados hasta panaderías o puestos gourmet. Destacan especialmente los puestos de repostería. Es todo un espectáculo suculento y vistoso al que muchos acuden cámara en mano. El precio es alto, como era de esperar en la capital británica, pero muchos comerciantes ofrecen muestras gratuitas. En la imagen, un grupo de jóvenes almuerza frente a un cartel de un antiguo negocio, debajo de las vías del tren. LEE MARTIN ALAMY

Mayfair y Mercato Metropolitano, otros templos del 'street food' londinense Una de las últimas propuestas de la escena foodie londinense es el Mercato Mayfair, instalado en una iglesia de estilo neo-griego (en la imagen) de principios del siglo XIX, la antigua St. Mark's Church, que fue desacralizada en los años setenta y abandonada, hasta que un grupo empresarial la compró, la renovó y la transformó en un magnífico mercado gastronómico. En medio de un barrio como el West End, donde lo que abunda son los restaurantes de cadena o los clásicos y caros de toda la vida, comer aquí resulta una alternativa muy agradable. En la bóveda de la antigua iglesia hay un café y un bar, y en sus cuatro pisos se reúnen todo tipo de experiencias gastronómicas, coronadas por una terraza en el techo bajo la sombra de la torre de la iglesia. El subterráneo abovedado es también un lugar donde se celebran talleres, clases de cocina o eventos gastronómicos.

El Mayfair es obra de los mismos emprendedores que en 2016 crearon el Mercato Metropolitano en el distrito de Elephant and Castle, otro buen punto para comer productos frescos y gourmet, con artesanos locales y pequeños negocios. Está pensado como un espacio agradable para comer, pero también vinculado a las actividades del barrio. Su principal atractivo es la amplia oferta de puestos de comida con sabores llegados de todo el planeta: Francia, Italia, Argentina, México, Turquía, Líbano, Grecia... y con un precio bastante razonable para la media londinense. Hay una zona interior y otra exterior, mesas corridas en la nave principal e incluso tumbonas de jardín en el exterior. LOIS GOBE ALAMY

Albert Cuyp Markt (Ámsterdam): el paraíso de los quesos holandeses Unos 260 puestos llenan el Albert Cuyp Markt, el más grande y animado mercado de Ámsterdam y el más extenso de toda Europa. Abre todos los días, excepto los domingos, y es perfecto para los que quieran conocer el lado más maravillosamente caótico y multicultural de la capital neerlandesa. Se ubica en De Pijp (el tubo o cañería, en español), un barrio de calles rectas y estrechas que parece un pueblo y que en realidad es una isla conectada por 16 puentes con la ciudad. Hoy está lleno de tiendas especializadas y bares y se ha convertido en un vecindario codiciado por los jóvenes y artistas, aunque su corazón sigue siendo este mercado donde los vendedores vocean sus productos ofreciendo bocadillos de arenque crudo, patatas fritas, poffertjes (tortitas) y stroopwafels (galletas) rellenas de sirope. Bautizado en honor del pintor paisajista Albert Jacob Cuyp (1620-1691), es legendario por su enorme variedad. Un paraíso para aquellos que busquen quesos holandeses (desde un gouda de cuatro años hasta un cremoso boerenkaas), pescado, crustáceos, hierbas, especias.... Pero también hay fruta y verdura y una parte dedicada a ropa, móviles y todo tipo de objetos, artículos del hogar y regalos típicos de los Países Bajos, como zapatillas en forma de zuecos. Y por supuesto, es el lugar para tomar un tentempié típico. GAUTIER STEPHANE ALAMY

Reffen y Torvehallerne (Copenhague): gastronomía escandinava... y de todo el mundo La tranquila y civilizada Copenhague también tiene sus mercados para comer en la calle, más o menos turísticos, más o menos céntricos. Por un lado, junto a uno de los canales típicos de la ciudad, encontramos el Reffen, también conocido como Copenhagen Street Food, dejando claro su apuesta por la comida callejera desde su mismo nombre. Con más de 30 puestos de comida internacional, creativa y exquisita, aquí es posible probar desde platos africanos, hasta el soul food (comida sureña) de Nueva Orleans, recetas de Nepal y clásicos marroquíes. Sus 6.000 metros cuadrados albergan no solo estos excelentes puestos de comida, también eventos y una gran variedad de start-ups enfocadas a la gastronomía innovadora.

Otra opción, más céntrica pero también vez más turística, es el mercado de Torvehallerne. Al igual que muchos de los mercados gastronómicos del continente, este se ubica en el renovado espacio de un bazar que estuvo activo desde 1889 hasta 1958. El año 2011 abrió nuevamente sus puertas ofreciendo lo mejor de la famosa cocina escandinava. Coincidió con el auge de la escena gastronómica de Dinamarca, con el éxito del premiado restaurante Noma y su fijación por lo endémico. Torvehallene no es barato (como casi nada en Dinamarca), pero en este bello mercado de vidrio y hierro en medio de la ciudad también se puede vivir, y degustar, ese especial sabor nórdico, que va desde pasteles daneses a los exquisitos smorrebrod, sándwiches abiertos con toppings de todo tipo. Tiene un ambiente muy relajado, en sintonía con el resto de la capital danesa, y, cuando el tiempo lo permite, es recomendable comprar algo allí para tomarlo al sol en las mesas de pícnic al exterior o en el cercano puente de Dronning Louises Bro. NIELS QUIST ALAMY

Kauppatori (Helsinki): lo mejor de los bosques finlandeses Sí, acuden turistas, pero la plaza adoquinada junto al puerto de Helsinki es el lugar óptimo para hacerse con las mejores grosellas, frambuesas, fresas salvajes y otras bayas de los extensos bosques finlandeses que rodean la capital de Finlandia y que son el orgullo del país. El Kauppatori está en la plaza del Mercado, en el corazón de la ciudad, junto al muelle desde el que salen los cruceros y ferris a las islas, así que es fácil localizarlo. En otros tiempos fue un mercado convencional para los finlandeses; pero hoy su espíritu ha mutado y los vendedores de recuerdos han sustituido a los puestos de mercancías, pero aún es posible encontrar restaurantes económicos y cafés en los alrededores. GREG BALFOUR EVANS ALAMY

Marché des Enfants Rouges (París): el arte del 'street food' parisino El mercado cubierto más antiguo de París, construido en 1615, está oculto detrás de una verja de metal verde insulsa. Al atravesarla se descubre un espléndido laberinto de puestos de alimentación con comida preparada de todos los rincones del mundo (cuscús marroquí, cajas bento japonesas y un largo etcétera), así como alimentos frescos y flores. Tras darse una vuelta por sus tentadores escaparates, se puede comer con los parisinos en mesas compartidas. El mercado está en el imprescindible barrio de Le Marais, de calles de adoquines y ventanas pintadas, patios escondidos, pequeñas tiendas de moda y restaurantes a la última. Su nombre viene de antiguo: antes de levantar el mercado, en ese lugar había un orfanato en el que los niños vestían de rojo.

Este es solo uno (y el más antiguo) de los muchos mercados que hay en París y que son uno de sus principales encantos. Lugares como el mercado de la Bastilla, para algunos el mejor escaparate al aire libre de la ciudad, con centenares de puestos cargados de verdura, fruta, marisco, quesos o especialidades de temporada como las trufas; el Marché Raspail, muy popular por su fabuloso mercado dominical de productos ecológicos; el Marché aux Puces de Saint-Ouen, el mayor rastro de Europa, fundado en 1870, con más de 2.500 puestos agrupados en 15 marchés que venden de todo, desde muebles antiguos hasta ropa del siglo XXI. Kilómetros y kilómetros de puestos "independientes" y con sitios legendarios para comer como el restaurante Chez Louisette (Marché Vernaison), con cantantes que interpretan conmovedoras chansons. También resulta muy atractivo el maravilloso y caótico Marché d'Aligre, con los clásicos de la cocina francesa, frecuentado por chefs y vecinos, en La Bastille. Otra opción para comer en la calle o comprar alimentos es Montorgueil, una vía peatonal llena de puestos de comida, que forma parte del histórico Les Halles antaño fue el mercado de ostras y la meta de los comerciantes de pescado que llegaban a la costa. ONLY FRANCE ALAMY

Mercado da Ribeira / TimeOut Market (Lisboa): sabores portugueses junto al Tajo El Mercado da Ribeira, en el distrito lisboeta de Cais do Sodré, junto al Tajo, siempre fue una de las mejores direcciones para degustar el sabor más auténtico de la capital portuguesa. En sus orígenes, era un mercado mayorista de finales del siglo XIX, donde se concentraban un buen número de puestos de frutas, pescados, carne y, sobre todo, de flores. Después pasó a ser mercado minorista, hasta que cerró sus puertas ante la competencia voraz de las grandes superficies. Pero en 2014 volvió a la vida, de la mano de TimeOut. Fue la primera incursión de este grupo editorial en un mercado gastronómico: si ya reunían lo mejor de la ciudad en las páginas de su guía, ¿por qué no juntar también las mejores propuestas bajo un mismo techo?

Hoy este animado punto de reunión está en las tripas del histórico mercado tradicional, con casi 30 restaurantes, entre ellos algunos de los mejores chefs de Portugal con estrella Michelin, además de bares, tiendas y un espacio para eventos musicales. No falta una academia de cocina, una famosa heladería, Santini, para poner el toque dulce o sucursales de referentes imprescindibles de la mesa lisboeta como el restaurante Pap'Açôrda. Y todo en el centro de una ciudad que no para de sorprender. JON LOVETTE ALAMY

El mercado de San Miguel (Madrid): el primero de una corriente renovadora Tras largos meses cerrado por la pandemia, el mercado de San Miguel ha vuelto a abrir sus puertas como si apenas hubiera pasado nada, recuperando sus animadas propuestas de siempre. En el pasado fue uno de los grandes mercados de alimentos de la ciudad, pero fue reconvertido ya hace años en una cita imprescindible del recorrido turístico por el Madrid de los Austrias. Entre la plaza Mayor y la plaza de la Villa, este mercado de cristal y hierro es una parada casi obligada para probar pinchos, vinos de reputadas denominaciones de origen o especialidades de chefs famosos, como las paellas de Rodrigo de la Calle (Paella Power) o los originales helados de Jordi Roca en el Rocambolesc. Hay churros, puestos de croquetas o empanadillas gourmet, irresistibles escaparates de quesos o de fiambres, barras de pintxos al estilo del País Vasco y ostras.

El de San Miguel fue el primero de los mercados rejuvenecidos de Madrid pero le siguieron otros, cada uno en su estilo propio, como el de San Fernando, con un punto alternativo, en Lavapiés-Embajadores; el de Vallehermoso, con una parte dedicada a los productores madrileños; o el tradicional mercado de La Paz en el corazón del barrio de Salamanca. El reconvertido mercado de San Antón, por su parte, es una referencia imprescindible en un paseo por el barrio de Chueca, mientras que el de San Ildefonso es una nueva creación gastronómica pensada para las escapadas malasañeras. Y aún hay más mercados de barrio que son ahora citas gastronómicas: el mercado Maravillas en Cuatro Caminos, el de Prosperidad, el de Tirso de Molina, al otro lado del río en la Puerta del Ángel, un barrio cada vez más frecuentado por jóvenes y artistas, o el gran mercado de Barceló, renovado por completo y culminado con una sorprendente terraza con vistas. Sin olvidar al veterano mercado de los Mostenses, una isla de comida de todos los rincones del mundo a espaldas de la Gran Vía con una importante representación de la gastronomía latinoamericana y oriental.

Casi todos estos nuevos espacios se han abierto al street food de calidad y con pequeños restaurantes o barras para probar lo mejor de lo mejor. Solo hay que probar la memorable tortilla de patatas de Casa Dani, en el mercado de la Paz, para comprobar que comer a pie de puesto puede ser la mejor experiencia gourmet del mundo. MIRA ALAMY

Nagycsarnok (Budapest): delicias húngaras en mesas compartidas El mejor mercado agrícola de Budapest para alimentar la vista, el olfato y el oído es el veterano Nagycsarnok. Es el lugar perfecto para comprar foiegras o paprika, o subir a la primera planta para descubrir todo un mundo de recuerdos de Hungría. Este antiguo edificio de finales del siglo XIX, de estilo neogótico, quedó en ruinas tras la Segunda Guerra Mundial, pero se renovó en 1996 con motivo de las celebraciones de los 1.000 años de la ciudad y se convirtió desde entonces en un imán para los turistas. Aún así, muchos residentes siguen llenando aquí su cesta. Los sibaritas agradecerán hacerse con las delicias húngaras a un precio inferior a las tiendas de la cercana Váci Utca. También hay restaurantes y puestos de comida bastante baratos donde probar uno de los mejores gulash. Eso sí, en mesas compartidas, en las que no solo encontraremos turistas sino también locales que aprecian la buena mesa. Solo cierra los domingos. BUENA VISTA IMAGES GETTY IMAGES

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