11-9, El atentado a las Torres Gemelas y el Hombre que está solo
Por Eduardo Press
El 11 de septiembre de 2001 el mundo se estremeció no solo porque se produjo el mayor atentado terrorista en los Estado Unidos sino además porque pudimos ver en tiempo real por televisión las imágenes de lo que estaba sucediendo. Dos aviones se estrellaron con pocos minutos de diferencia en cada una de las torres generando miles de víctimas fatales, miles de heridos y cientos de víctimas de secuelas.
Hace poco se conmemoraron los 20 años del atentado con homenajes a las víctimas y a todos aquellos que colaboraron ayudando con lo que pudieron. La prensa y las redes sociales se ocuparon profusamente del tema.
Al momento del atentado el presidente Bush (h) visitaba una escuela, sabía que un aparato aéreo había chocado una torre aunque creía que había sido un accidente de una avioneta o un helicóptero. No tenía noción de la dimensión de lo que estaba sucediendo.
Presten atención a la ilustración de la nota.
La imagen de la izquierda corresponde al rostro de Bush un minuto antes de ser informado de la situación, la de la derecha corresponde a un minuto después de ser informado del segundo atentado, escuchó: "Estados Unidos está bajo ataque". Pasó de la sonrisa al estupor en apenas segundos.
La imagen nos muestra un hombre solo con vaya a saber que pensamientos en su mente
Queda para la anécdota confirmar si el libro que el presidente tomó en sus manos estaba al al revés como quedó para la historia.
En las empresas
Lejos del drama y la dimensión de la catástrofe del atentado vemos en las empresas que la máxima autoridad transita también por momentos de soledad bajo el efecto de información negativa o al momento de tener que tomar una decisión trascendente para el futuro de la empresa.
El sentimiento de soledad de un dueño, un CEO, un alto ejecutivo es un tema de consulta recurrente en búsqueda de un interlocutor que lo ayude a pensar.
En estos tiempos de transición de la pandemia a la pospandemia la situación se volvió más compleja porque a los temas habituales se agregaron el aislamiento físico, cambios obligados en la formas de gestión (home office, presencialidad reducida), cierto grado de disminución de la actividad.
Son momentos en que tomar decisiones se hace sobre bases más inciertas que lo habitual.
El número uno de una empresa, cualquiera sea su tamaño, es el único que no tiene pares con quien conversar sus inquietudes.
¿Con quién conversa el ejecutivo que está solo?
El empresario, dueño, CEO es el único que no tiene pares, no tiene un igual. por lo tanto es el que más dificultades tiene para sostener una conversación sobre temas nodales de la empresa.
¿Se siente solo? Sí, muchas veces.
Qué otro sentimientos nos comentan...inseguridad, bloqueo interno, baja productividad intelectual, todo hace que se entorpezca el proceso de toma de decisiones, el riesgo de dificultades en la empresa es mayor.
El agotamiento que significa ser la cabeza de una organización puede generar síntomas físicos y anímicos que no hay que desestimar. Problemas digestivos, cardíacos, nerviosismo, insomnio, irritabilidad, desesperanza y falta de alegría.
¿Con quién conversa sobre lo que le sucede en su cabeza, alma y cuerpo? "Con la almohada" dicen. Recurso muy válido....pero pronto la almohada se queda sin respuestas.
El lugar del interlocutor externo
Un interlocutor externo con experiencia, que escuche y que haga las preguntas adecuadas para que el empresario pueda encontrar sus propias respuestas es invalorable.
Un interlocutor válido es el que escucha, pregunta y conversa con sensatez y buen criterio. Las personas a cargo de las tomas de decisiones pueden enfrentar un "laberinto mental", donde recorren una y otra vez las opciones sin llegar a la salida. En estos momentos la búsqueda de un profesional puede ser vivida como una debilidad. Lejos está de serlo. Nosotros lo vemos como un camino para fortalecerse y encontrar la resolución del conflicto con un otro, logrando interrumpir ese diálogo interminable con uno mismo.
En los momentos de contrariedad una conversación inspiradora genera fortaleza en las personas y sus vínculos, resurge la energía y la capacidad creativa, cuando esto sucede en los dueños o altos directivos, toda la organización funciona mejor.
El dueño no deja de lado un equipo o maquinaria que compró para modernizar su empresa, sin embargo puede dejar de lado su mejor herramienta, a él mismo.
Todas las empresas, grandes o pequeñas tienen problemas, eso no es preocupante, el desafío es cómo se encaran. Es el momento para el cual el número uno debe estar "ligero de equipaje", buscar la ayuda de un profesional especializado puede ser una decisión que cueste tomarla pero que puede ser beneficiosa.
Un dueño o directivo que pide ayuda transmite mucha más confianza a su organización que cualquier discurso que pueda hacer al respecto. Se enseña más en el hacer que en el decir.
Beneficios de conversar
El alivio por comenzar a compartir es inmediato.
Se rompe el aislamiento.
Aumentan la autoconfianza y la autoestima.
Disminuyen los síntomas.
Pone en marcha de nuevo la rueda de la creatividad.
Todo esto se traslada al conjunto de su organización.
La organización adquiere valor
Amigo lector: Al momento de tomar decisiones ¿cuánta de su energía mental gira y gira en el laberinto y cuánta le queda disponible para su creatividad?
*En colaboración con la Lic. Sofía Florín, especialistas en Psicología Organizacional