Al ver la furia del muchacho, el dueño accedió a vendérselo para que se fuera, pero cuando se retiraba, el joven dejó caer la botella al piso y comenzó a exigir que le den otro vino.
Al ver la furia del muchacho, el dueño accedió a vendérselo para que se fuera, pero cuando se retiraba, el joven dejó caer la botella al piso y comenzó a exigir que le den otro vino.
Completamente fuera de sí, el chico comenzó a atacar el lugar a patadas, rompiendo puertas, vidrieras y todo lo que encontraba a su paso.

"Estaba intoxicado, alcoholizado o lo que fuera. No estaba en sus cabales", dijo a Cadena 3 Emanuel Guerra, dueño del quiosco.
"Rompió todos los vidrios y se lastimó también él. Estaba todo ensangrentado", agregó.
Eduardo siguió al descontrolado joven durante unos 100 metros, donde encontró un control policial y les pidió a los efectivos que lo detuvieran.
"Se puso a pelear con la Policía también. Les costó controlarlo", detalló el propietario.
Lo más insólito del caso es que, en la noche del domingo, el muchacho volvió al quiosco a comprar alfajores, como si nada, y solicitó los datos del local para reclamar por las lastimaduras que se había ocasionado.
