Vidas que inspiran

Julieta Borghi, un puente a la Biodanza y la terapia menstrual

Por María Eugenia Cano.

Por Eugenia Cano

Cuando Julieta Borghi asistió a su primera clase de Biodanza sin conocer de qué se trataba, se emocionó al ver bailar a la profesora la Danza del Agua. "Mi sensación fue la de sentir qué increíble toda la belleza que puede irradiar una persona cuando está danzando conectada consigo misma". Hasta ese momento la danza siempre había estado en su vida de alguna u otra manera, pero no de esta forma: como un puente de reconexión con la vida. Con el sentido de la vida. La suya.

"No podía creer que eso existiera y que yo no supiera nada. Fue como automático el amor. Esto de decir, yo quiero hacer esto, quiero esto todo el tiempo. Por supuesto que en ese momento no pensaba en una formación, pero sí saber que quería mucha Biodanza en mi vida", recuerda.

Algunos presentes se comprenden mejor a través de la propia experiencia.

Antes de que Julieta se encontrara con esa disciplina creada por el chileno Rolando Toro y que hoy facilita en talleres a otras personas, trabajaba en la Legislatura de Mendoza. 

Su vida era normal y parecida a la de muchas. Con un título de Socióloga y sumergida en el ambiente de la política, cumplía funciones de secretaria, armado de proyectos y comunicación. Todo comenzó a cambiar cuando a los 25 años tomó la decisión de hacer un viaje hacia el Norte de nuestro país y a Bolivia. Tenía desde siempre el deseo de conocer esa región y como no encontró a nadie que la acompañara, agarró sus cosas y emprendió la travesía sola. La experiencia cambiaría muchas cosas, donde quizás lo más importante fue el hecho de comenzar a escuchar qué quería realmente para sí misma. 

Una postal de Julieta Borghi en su viaje al Norte y al vecino país, Bolivia. Foto: gentileza. 

Entre muchas emociones de aquella época recuerda que "estaba como suelta y sin saber quién era, ni lo que quería y siguiendo mucho las reglas o definiciones externas de como yo tenía que ser para formar parte o pertenecer". La intuición y el llamado interior irían haciendo el resto de a poco, como un proceso de pasos pequeños pero certeros. Un día finalmente dejó su trabajo en relación de dependencia y comenzó a transitar un camino que la fue acercando a la reconexión con su propio cuerpo y espíritu, la naturaleza, y a un aspecto creativo que estaba convencida que no tenía (como un don reservado sólo a los artistas). 

Fue así que se formó en la Escuela de Biodanza Mendoza Región Cuyo que dirige Haydee Fraydenray, y después fue adquiriendo diversas especialidades: en Biodanza y Neochamanismo (que dictó el brasilero Carlos Manuel Dias Nenel en Mendoza); Biodanza y Creatividad en la Escuela de Biodanza Areco de Buenos Aires; Terapia Menstrual con Zulma Moreyra y una formación por tres años en Danza Árabe.

Actualmente Borghi vive en Tunuyán rodeada de mucho verde y cielos limpios de Ciudad. Desde ese rincón del mundo ofrece clases de Biodanza y un taller de Terapia Menstrual. "Conectamos con la energía del útero, ovario, mamas, incluso aunque el órgano físico ya no esté. Es para todas las mujeres en etapa menstruante o en plenipausia", reza la descripción en su página de Instagram.

Pero además de eso, su propuesta más reciente y que le llevó alrededor de dos años darle forma, es el taller Danza 13 Lunas. Una iniciativa en la que reúne todo lo que aprendió durante todos estos años y que propone a través del movimiento consciente del cuerpo conectar con el ciclo femenino para reconocer los potenciales creativos que cada mujer tiene como generadora de vida en todo sentido. 

"El taller Danza 13 Lunas se trata de conectar con nosotras mismas como mujeres. De escuchar nuestra naturaleza y nuestra ciclicidad, porque es una guía para realizar la vida que queremos para nosotras mismas. Y eso lo trabajamos con una base de terapia menstrual, pero todo el tiempo lo danzamos. Desde la Biodanza, desde la Danza de Los Infinitos, desde un montón de danzas que he ido recopilando en mi experiencia y de otras danzas que yo misma he ido construyendo. Todo lo pasamos por el cuerpo y nuestro cuerpo recuerda todo eso que ya sabe porque es nuestra naturaleza, solo que a veces lo olvidamos y danzando lo recordamos", cuenta.

La primera experiencia de ese taller se dio el año pasado en pandemia y de forma virtual, porque Julieta no podía postergar más el sueño que venía tejiendo desde hacía tiempo. La conexión por Internet abrió las alas de la iniciativa y de ese primer taller participaron mujeres de diferentes partes del país y de América. Aún esto hoy le parece un regalo inesperado que la maravilla. 

Desde el Valle de Uco, Julieta vive su vida como profesora de Biodanza y Terapeuta Menstrual. Foto: gentileza Julieta Borghi. 


No le tengas miedo a tu propio poder

Cuando esta realidad que hoy vive no estaba ni en la imaginación, esta profesora de danza, terapeuta y Licenciada en Sociología, consultó a una Astróloga que le dijo que la veía vinculada al mundo femenino y a la danza árabe, algo que por ese entonces ni se le había ocurrido dentro de todas las formas de baile que existen. Le dijo algo así como que no le tenga miedo a su propio poder. Hoy recuerda aquella anécdota y todo cobra sentido. Sonríe. Le da el sol en la cara. Está sentada en posición india desde su casa rodeada de naturaleza mientras responde a esta entrevista por Zoom. Hoy su vida es otra y tiene que ver con la danza de su propio ritmo.

"Muchas veces me reproché no tener una formación de danza que tuviera más que ver con las danzas comúnmente conocidas. Me juzgué muchas veces no tener un titulo y después entendí que el camino mío tenia que venir por este lado, donde no hubiera tanta definición de las formas para poder encontrar el movimiento propio y ayudar a que otros busquen el movimiento propio", dice.

¿Pero qué es específicamente la Biodanza y todo este mundo que cambió la vida de Julieta en 360 grados? ¿Qué beneficios tiene como mujer conectar con la menstruación y todo ese universo que fue  culturalmente ocultado y que para gran parte de la sociedad aún hoy es tabú; incluso para las mismas mujeres? ¿En qué nos puede ayudar bailar desde una conexión interior? De todo esto y de su propia experiencia y transformación de vida, Borghi cuenta en esta conversación:

-¿Qué es la Biodanza?

-La Biodanza nos trae la invitación a recordar que nosotros somos parte de la naturaleza. Nos invita a integrarnos en esa naturaleza para que haya un equilibrio. En esas invitaciones a esto de cómo nos integramos y a grandes rasgos -te cuento-, lo que vamos haciendo en las clases es despertar, activar un montón de potenciales que las personas tenemos adentro. Características positivas de cada uno que nos ayudan a expresarnos mejor, a expresarnos más cómodamente, a expresar nuestra identidad y que esos potenciales a veces están reprimidos, escondidos, nos dan vergüenza. Por ejemplo, la creatividad. Dentro de la creatividad hay infinitas formas, infinitos potenciales y a veces no lo hacemos porque nos da vergüenza o por pensar quién soy yo para dedicarme a la creatividad, al arte. En la Biodanza lo que vamos haciendo es que en las danzas cada uno va recordando adentro lo que te hace bien, lo que te gusta, con lo que conectás y con lo que sos capaz de expresar. Y el cuerpo sabe, en la medida que lo vas danzando, el cuerpo va recordando entonces después en tu vida cotidiana empieza a salir espontáneamente solo sin que tengas que estar metiéndole mente. Eso es lo que más me gusta de la Biodanza. La Biodanza no es terapia, pero sí tiene efectos terapéuticos. Las cosas no entran por la cabeza entran por el cuerpo. Tu cuerpo recuerda lo que le hace bien y lo hacemos danzando y lo hacemos con otras personas, en grupo.

Foto: gentileza Julieta Borghi. 

-¿Cómo es la propuesta de la Biodanza en ese sentido, en conectar con los otros?

-Es un proceso progresivo. En Biodanza siempre hay grupos iniciales, grupos intermedios y avanzados de profundización. El que recién empieza lo hace en grupo iniciales donde esto de la mirada, por ejemplo, es algo que se hace de forma muy progresiva porque entendemos de donde venimos, de lo que hemos venido transitando. Si una persona viene de no poder mirar a los demás, entra a una clase de Biodanza y le decís te tenés que quedar fijo mirando tres minutos a una persona no vuelve más, no le sirve. Es algo que se hace progresivamente, que se va proponiendo.

Se hace en grupo porque como decía Rolando Toro, el creador de la Biodanza, "el otro siempre me trae noticias mías". Seguro que has escuchado sobre la Ley del Espejo. Cuando yo me encuentro con el otro, el otro es un ser especial y especifico, pero lo primero que te vas a encontrar al darte cuenta que hay otro ser, es encontrar un espejo tuyo. Las cosas que más te gustan de vos, las cosas que más te molestan, las que no te animás. Después con el tiempo vas a ir conociendo al otro realmente, pero lo primero que ves en el otro es el espejo. Y en las clases eso es parte. Es entender que es así y que nos ayuda a descubrir clases a clase lo que a mí me gustaría, lo que no me gusta tanto, los lugares a donde tengo que empezar a poner limites en mi vida, los lugares donde puedo empezar a relajar un poco mas, las relaciones de afectividad, los vínculos con las personas cercanas. Como está el vinculo con mi pareja y puedo hacer para que eso mejore. Bueno, nos va haciendo ver todo lo que nos pasa afuera del salón. Lo danzás adentro del salón y afuera lo transitás de verdad después.

-¿Qué cambios se empiezan a ver en las personas?

-Hay un montón de experiencias hermosas. Por ejemplo ahora con el tema de la pandemia muchos profesores de Biodanza seguimos dando clase, pero nos tuvimos que adaptar al modo virtual que fue tremendo desafío, porque Biodanza sin cercanía y sin contacto con el grupo era casi inconcebible, pero no queríamos dejar de acompañar a las personas. Lo empezamos a hacer, hubo mucha gente que dejó y hubo otros que siguieron. Hace poco una de esas personas nos dejó un testimonio contándonos que ella en ese momento cuando empezó Biodanza estaba muy mal, justo encima vino la pandemia por lo que hubo que guardarse y estar lejos de todos, miedo, crisis y que lo que a ella la sostuvo fueron los encuentros de Biodanza una vez por semana. Fue lo que le daba fuerza y vida para seguir. Impresionante. Y así un montón de casos y testimonios.

-¿Qué significa la danza en tu vida?

La danza es el gran amor de mi vida, es lo que me salvó. Siento absoluta libertad y a la vez profundidad y conexión. Siento que soy una con todo el universo y es suficiente.

De hecho, dentro de la Biodanza hablamos de viviencias. Decimos que la danza es el movimiento pleno del sentido. Un movimiento con mucho sentido. Y la vivencia es el instante vivido aquí y ahora con mucha intensidad. Esa integración de la danza como vivencia, como intensidad, sentir el aquí y ahora, estoy presente. Yo creo que ahí está el encuentro conmigo. Muchas mujeres que llegan a mis talleres que les gusta mucho bailar y que hacen otras danzas, encuentran ahí en el movimiento que propone la Biodanza el encuentro con una misma, la reconexión de una misma a través del movimiento pleno de sentido.

Foto: gentileza Julieta Borghi. 

-¿En qué consiste la propuesta de Danza 13 Lunas?

-La propuesta son 9 encuentros. Es uno por semana y lo que hacemos es danzar las distintas fases que transitamos como mujeres dentro de nuestro ciclo menstrual, que a la vez son una analogía de las etapas que transitamos en nuestras vidas. Desde la niña, hasta la mujer que está llegando a los últimos años de su vida. Todas esas cuatro etapas están simbolizadas y representadas también en las fases de la luna y de nuestro ciclo menstrual. Por que? Porque esos 4 momentos representan formas de expresión de la energía muy diferentes. 

Hay momentos que tienen más que ver con la capacidad de ser expansivas, de crecer, de direccionarnos hacia algún lugar de una meta y cumplirla, el éxito, la eficacia. Eso tiene que ver con un momento donde nuestra energía esta orientada hacia afuera, de que es mas fácil estar en vínculos con los demás, concretar, materializar, accionar, trabajar, meterle mucha voluntad. Y hay otros momentos donde nuestra energía está más orientada al descanso, al reposo, a la mirada interna, a la reflexión. Esos dos grandes momentos en las fases, que están divididos en cuatro momentos, expresan formas muy nuestras. Si nosotras conectamos con esos momentos, tanto desde lo hormonal como en los ciclos de la naturaleza, con las estaciones, el día y la noche, si conectamos con eso, los procesos de creación de nuestra vida o en nuestras familias o trabajos, todo esos procesos de creación van a ser de forma más armonizada, van a fluir mas fácilmente, vamos a llegar a esos resultados, a esas metas que queremos de forma mas disfrutable en el camino. Y el resultado incluso va a estar potenciado, porque la naturaleza nos va acompañando todo el tiempo si la escuchamos. Si nos damos atención en ese sentido. De eso se trata este taller, de conectar con nostras mismas como mujeres.

-¿Qué les dirías a las mujeres que están interesadas en tener la experiencia pero no se animan porque no conocen?

JULIETA BORGHI EN REDES

 CONTACTO

"En el movimiento está el reencuentro"

-Creo que es un proceso y el llamado empieza a llegar cuando es el momento. Cuando todavía no estamos listas para algo no nos llega la información. Hay tanta información en el mundo, de actividades y de formas de conexión con una misma que si te resonó la palabra danza o la expresión 13 lunas es porque algo de eso hay, porque sino no te resuena está bien y está perfecto. Pero si algo te resuena, permitite empezar a indagar y confiar. Andá a explorar. Con atención, con cuidado hacia una misma, pero andá a explorar. Yo estoy disponible para que me pregunten lo que quieran.

Realmente la conexión con nuestra ciclicidad es una clave que las mujeres desde la ancestralidad han escuchado y que es maravillosa. Y que había quedado tapado mucho tiempo y por suerte en estos ya, muchos años, se ha venido destapando nuevamente porque ahí esta nuestro poder. En todas sus formas diferentes. Es cuestión de que cada una encuentre la forma de como quiere expresarlo en su propia vida.

Con esa rebeldía de querer cambiar el mundo a su manera

-Qué crees que le aporto a tu presente este paso la carrera de Sociologia?

-Me lo pregunté muchas veces. Cuando hice la formación en Biodanza me pregunté para qué hice toda una carrera de Sociología. Ahora lo veo y está todo integrado y me encanta. Creo que la primera frase que se me venía era las ganas de cambiar eso que sentimos que no está bueno en el mundo,. Bueno ahí está la unión, el acompañar a encontrar el bienestar, el sentido de por qué estamos acá, por qué cada uno está viviendo su vida, para qué. Ahí se unen. La sociología tiene eso, todos cuando la empezamos queríamos cambiar el mundo. 

-Te orientás en su momento a lo que es perspectiva de género. 

-No tengo una especialización en el mundo académico en género, pero sí me he orientado mucho desde ese lugar y me parece que aporta un montón porque la Sociología me dio una mirada del mundo sumamente diferente a la que tenia antes. Una mirada analítica de la sociedad, de las interconexiones, de los aspectos económicos, sociales, políticos, culturales que no tenia y que fue muy valiosa para mí. Poder comprender por qué suceden las cosas que suceden. Por qué las mujeres vivimos, transitamos y aprendemos las cosas y que también somos capaces de desaprenderlas y construir colectivamente.  

-En tu experiencia personal, ¿en qué te ayudó la Biodanza, la Terapia Menstrual y todo lo aprendido en los últimos años? 

-Con la Biodanza fui comprendiendo esa necesidad de autoregularme, de darme tiempo para cada cosa. Y con la terapia menstrual lo pude integrar a todas mis creaciones. Descubrir que ese mismo ciclo es el que me ayuda a crear algo material, a crear mi vida día a día, por esto de que somos parte de la naturaleza. Y en la medida de que le doy dando bola me siento más armonizada con el mundo en el que vivo, y a la vez voy pudiendo expresar y concretar todos esos deseos que quiero concretar en el mundo material.

Siempre he sido una mujer que quiere transformar un montón de cosas en el mundo, pero haciéndolo ahora desde este lugar que tiene más que ver con los procesos, con algo que va sucediendo de apoco y sobre todo, desde adentro de cada persona. Entendiendo que todos tenemos miedos, pero que también todos tenemos luces y potenciales adentro nuestro. Todas las personas. Y que activando y despertando todas esa belleza que hay adentro de las personas, es una forma muy poderosa de transformar el día a día de un montón de gente.

-Teniendo en cuenta el cambio radical que has hecho en tu vida, ¿cómo es esta Julieta del presente?

-Creo que principalmente que soy muy feliz así y me agradezco todos los días haberme animado a darme los permisos de ir mas allá todo el tiempo. Yo antes pensaba que no era creativa, realmente lo pensaba y era porque me dedicaba a las ideas ajenas. Ahora me doy el permiso de construir y de materializar mis ideas, mis sueños, mis deseos y me surgen infinitas posibilidades y eso es tan hermoso. Y ver como eso tiene resultados y efectos en las personas, en las mujeres y también en los hombres a los que acompaño. Recibir esas devoluciones me recuerdan que no solamente es buena para mi la decisión, sino también para los demás.

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