El mundo sigue en llamas, el virus no da respiro y la economía baila una música que ningún humano parece tocar y que la partitura solo la tiene el invisible virus que marca el ritmo.
El mundo sigue en llamas, el virus no da respiro y la economía baila una música que ningún humano parece tocar y que la partitura solo la tiene el invisible virus que marca el ritmo.
Argentina es un caso particular -no importa cuando se lea esto- pero está vez parece ir en sintonía con lo que plantean lo países más desarrollados y sus políticas son muy similares no solo en gestión de la pandemia sino también en como tratar de auxiliar a su población en este particular momento.
Claro que tiene particularidades, viene de una pandemia político-económica que ya era difícil de administrar y superar y la llegada del virus desatado en China termino de complicar. Para colmo los creadores de la pandemia anterior parecen sentir celos de está nueva y se empeñan en negarla o desconocerla poniendo no solo en riesgo la economía sino la propia salud de los habitantes de la República.
La crisis de la economía mundial da toda la impresión que seguirá en 2021, más allá que seguramente los principales indicadores mostraran signos positivos, lo cierto es que apenas servirán para alcanzar los niveles pre-pandemia y para lograrlo los estados deberán mostrarse muy activos y dejar de lado ciertos preceptos con los que se movieron hasta hoy los mercados y el dominante mundo financiero internacional.
Mientras nuestros vecinos de la región estallan sanitariamente y comienzan a sentir los problemas de los cierres y regresiones, el mundo vuelve a generar políticas fuertes de asistencia pero, al contrario del año pasado, también se discute como se financiarán.
Varios países europeos y en Estados Unidos la nueva gestión de Biden analizan nuevos esquemas impositivos mientras en el año de pandemia según el ranking de fortunas de la Revista Forbes mas de 600 personas han ingresado al grupo de los milmillonarios que ahora nuclea 2775 hombres y mujeres que concentran cada uno en sus arcas más de mil millones de dólares. Cómo bien marcó en una columna el diputado Carlos Heller en la otra punta, según las cifras del Banco Mundial, más de cien millones de personas ingresaron en la pobreza extrema durante el primer año de pandemia.
La pandemia no solo en la Argentina profundizó la pésima redistribución de la riqueza que se produce, el fenómeno ya conmueve al mundo.
En la Argentina cualquier iniciativa de aumentar impuestos, generar contribuciones extraordinarias de las grandes fortunas o pretende un mínimo control de precios de los alimentos básicos es presentado por la oposición como un avance del "comunismo y el chavismo" mientrs en Alemania Angela Merkel y en Estados Unidos Joe Biden y el FMI plantean nuevos impuestos para los milmillonarios y grandes fortunas que permitan otros esquemas de redistribución.
En estos días el primer mandatario norteamericano repitió el esquema de su antecesor en la primera parte del 2020 y comenzaron a llegar a los domicilios de los norteamericanos y a sus cuentas bancarias los primeros cheques de los millones que se repartirán.
El plan de estimulo enviado por Biden y aporbado por el Congreso alcanza a casí 2 billones de dólares de los cuales 400.000 millones de dólares serán para pagos directos de 1.400 dólares a los ciudadanos con rentas menores, 350.000 millones en ayudas a los Gobiernos estatales y locales y un mayor financiamiento para la distribución de las vacunas contra el Covid-19, además de créditos blandos y subsidios para distintas actividades productivas y comerciales entre otros puntos.
En simultaneo el primer mandatario norteamericano elevo un proyecto de reforma tributaria que permitiría recaudar al fisco Norteamérica unos 2 billones y medio de dólares y el objetivo de aumentar los ingresos tributarios en un plazo de entre 10 y 15 años.
Los puntos centrales de esa reforma (que se puede leer en cualquier periódico norteamericano o económico del mundo) son la regulación y persecución a las grandes empresas multinacionales sobre todo de tecnología y ciencia medica que tributan en otros países y paraísos fiscales. El fin de los subsidios a las empresas de combustibles fósiles y el tercer punto el aumento del impuesto a las sociedades del 21% al 28 %.
Mientras la Secretaria del Tesoro Janet Yellen comenzó a negociar con el G20 (que produjo sueños húmedos a la derecha argentina y al anterior gobierno durante años) "la adopción de un impuesto mínimo sobre la renta corporativa global, después de 30 años de recorte generalizado de gravámenes para las grandes empresas.
Se trata de un impuesto mínimo global a las grandes multinacionales, como parte de un esfuerzo para "asegurarse de que los gobiernos tengan sistemas fiscales estables que generen ingresos suficientes para invertir en bienes públicos esenciales". Sobre todo, en plena pandemia", según informó France 24 horas después del anuncio de la funcionaria norteamericana.
El mismo FMI se suma a la propuesta y así lo contó El País de Madrid; "Las rentas altas y las compañías que han prosperado durante el coronavirus -las grandes tecnológicas o algunas farmacéuticas, por ejemplo- deberían pagar impuestos adicionales en solidaridad con los más afectados por la pandemia, según la propuesta lanzada este miércoles por el Fondo Monetario Internacional (FMI), reunido virtualmente en Washington en su asamblea de primavera.
Vitor Gaspar, director del Departamento de Asuntos Fiscales del FMI, ha sido muy claro: Para ayudar a hacer frente a las necesidades de financiación relacionadas con la pandemia las autoridades podrían considerar una contribución temporal para la recuperación poscovid aplicada sobre las rentas altas y la riqueza´, señaló este miércoles".
Por qué extractamos los párrafos de medios internacionales archi conocidos para contar las ideas. Porque es necesario mostrar que no es información secreta son proyectos ideas que el mundo discute en la misma sintonía que la Argentina las viene proponiendo, lo que deja en evidencia que la oposición política, mediática de nuestro país no actúa en ningún momento de buena fe ni en consonancia con el momento trágico que vive nuestro país y el mundo.
Mientras los países y la economía global esperan la masividad de la vacunación y algún avance de la ciencia en el combate del virus para tratar de retomar cierta normalidad, la Argentina se sigue debatiendo con sus particularidades, especulación constante, dirigencia publico y privada de escasa calidad y minorías intensas que están decididas a priorizar sus más mezquinos intereses por sobre el bienestar y la salud general.
Los días por venir no solo exigirán de una decisión y ejecutividad sin parangones de los Gobernantes, también necesitaremos de un enorme compromiso y responsabilidad social en uno de los peores momentos de la historia moderna de este mundo convulsionado.