Una vez más, ahora en el imperio de la segunda ola de Coronavirus, Rodolfo Suarez eligió desafiar la visión de la Casa Rosada a la hora de implementar restricciones para evitar la propagación. Su intervención se montó además en medio de la polémica nacional por la habilitación a los estados provinciales para que puedan comprar vacunas por su cuenta. Un inesperado cambio de rumbo que abrió una carrera por conseguir un bien escaso en el mundo en un contexto más que crítico.
Ya el gobernador lo había hecho anteriormente en pleno fragor de la primera ola, el año pasado, y no dudó hacerlo otra vez para poner racionalidad en las limitaciones de un decreto nacional que no contemplaba los difusos límites departamentales hacia dentro del Gran Mendoza, por ejemplo, lo que lo hacía de muy difícil aplicación aquí. Pero también, con la clara intención de alargar hasta un poco más tarde el horario de la actividad comercial, pero fundamentalmente gastronómica, tanto por convicción pero también por necesidad de sostenimiento de la recaudación provincial.
El detalle de la evolución de los casos, el incremento de la positividad y el nivel de ocupación de camas había preocupado el lunes a los intendentes quienes avalaron avanzar en algunas restricciones aquí, pero una vez conocido el anuncio presidencial, en Casa de Gobierno tomaron la decisión de "respetar el espíritu del decreto", pero adaptar su contenido, y también diferenciarse tanto en aspectos menores como en otros centrales.
Por ejemplo, se extendió el plazo de la restricción nocturna de las 23 que plantea el decreto presidencial a las 0,30 para que bares y restaurantes locales (incluso casinos, otra excepción) puedan seguir manteniendo el turno noche; también el de circulación (23 en el DNU y las 0 en Mendoza); se mantuvieron las reuniones sociales/familiares hasta 10 personas que la Nación suspendió (al aire libre, se permiten hasta 20 personas) y se unificaron las disposiciones para todo el territorio provincial. En síntesis, una flexibilización local del endurecimiento nacional.
Es que aquella norma diferenciaba entre departamentos en "alerta roja" por alto riesgo epidemiológico (Capital, Luján, Godoy Cruz, Maipú, San Martín y Rivadavia) y otros que no, pero que forman parte de los mismos conglomerados urbanos (por ejemplo, Guaymallén y Las Heras en el Gran Mendoza o Junín, en el Este). Lo que hubiera implicado que el control fuera imposible al generarse diferencias de condiciones en tan pocos kilómetros a la redonda.
Sin embargo, en la conferencia de prensa del miércoles en la que el gobernador anunció la interpretación del DNU de Alberto Fernández junto a sus ministros Ana María Nadal y Víctor Ibáñez, Suarez se permitió salirse de su propio libreto, generalmente cauto y equilibrado, para hacer "una consideración política" como expresó, y plantear explícitamente el cambio de discurso del Gobierno nacional en relación con la compra de vacunas por parte de las provincias, dando a entender que tras las dificultades observadas en este tiempo, un manotazo de ahogado libera ahora lo que hasta hace poco concentraba el Estado Nacional.
Lo cierto es que la disponibilidad de fondos aquí es escasa, pero aun así el ministro de Hacienda, Lisandro Nieri tiene la instrucción de "raspar la olla" para proveer un fondo especial que pueda hacer frente a una eventual posibilidad de adquirir las dosis, que en casi todos los casos, tras los primeros sondeos, no son más que tibias promesas con plazo de entrega -tampoco asegurados- para fines de este año. Aun así, la idea es que si esa chance existe, tomarla.
En las últimas horas tomó forma también que un grupo de provincias puedan asociarse para hacer una compra de mayor volumen, a precios más convenientes. Así lo han dejado trascender Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe que pretenden encarar una negociación conjunta. Y en esa misma línea se expresó el gobernador de San Juan, Sergio Uñac, abriendo el juego incluso a Mendoza.
Bajo la misma idea saldrían la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que asegura tener disponibilidad financiera y hasta podría compartir su compra con otros distritos. Pero que apuntaría a la del laboratorio Pfizer, cuya frustrada negociación con el gobierno de Fernández sigue siendo un secreto de Estado. Pero también a la de Johnson&Johnson y la de Moderna.
En definitiva, una maratón un tanto alocada por ver quién consigue primero (o con mejores condiciones) aquello que a la Nación le ha complicado la vida en los últimos meses con dilaciones, entregas retrasadas y en menores cantidades. Y si bien es cierto que la ley 27.573 habilita a las provincias a comprar, el discurso y la postura oficial había sido el de la centralización de las vacunas. Un cambio de estrategia que podría confirmar las limitaciones de la Nación en este sentido, que dice tener pagadas 65 millones de dosis de las cuales sólo han llegado al país un poco más de 7 millones.
"El Gobierno nacional prometió millones de vacunas y no cumplió y ahora les tira la pelota a las provincias..." dijo Suarez ante los medios en una inusual crítica pública al gobierno nacional, con el que siempre se ha mostrado diferente pero no confrontador.
En cualquier caso, quedó claro la idea de remarcar las contradicciones del jefe de Gabinete Santiago Cafiero y poner de ejemplo el incidente de la compra de respiradores que al inicio de la pandemia Mendoza debió suspender por orden del entonces ministro, luego eyectado por el Vacunatorio VIP, Ginés González García.
En aquel momento, fue con el mismo argumento que ahora se soslaya: en emergencia -decía la Casa Rosada- las compras de insumos sanitarios deben ser centralizadas para evitar desequilibrios y que sea el Ministerio de Salud de la Nación quien distribuya en base de criterios de equidad.
Ahora, las vacunas pueden adquiridas por cualquier estado provincial que las consiga, las importe y las distribuya. Y desde la Nación se argumenta, además, "que no hay ningún impedimento" para ello.
La respuesta desde Casa de Gobierno no se hace esperar más allá de la languidez de las cuentas provinciales: "¿En caso que Mendoza consiga comprar, el Banco Central va a habilitar los dólares necesarios para concretar esa operación?". Una pregunta envenenada en tiempos de cepos y cotizaciones alternativas para cada necesidad, presa de otras restricciones que nada tienen que ver con la pandemia: las externas.