Opinión

Yo vacuno, tú no vacunas; ataques con la grieta inoculada

Por Luis Ábrego - Entre Paréntesis.

Nadie duda que las vacunas contra el Coivd-19 son hoy el bien más escaso, y por ende más preciado del planeta. En Argentina, como en muchos países del mundo, su gestión genera infinitas batallas políticas, no exentas de sospechas de todo tipo. Esta semana, ese fervor llegó hasta la alcoba del gobernador de la provincia más importante del país: Axel Kicillof. Pero no es el único. Funcionarios que deben dar explicaciones, otros que renuncian, algunos más denunciados frente a la expectativa de una población ansiosa por su inoculación.

Tal vez el Vacunatorio VIP detectado en las entrañas del mismo ministerio de Salud, y que derivó en la salida del emblemático Ginés González García, da cuenta del poder de fuego de un asunto tan sensible para gobernantes y gobernados. Las suspicacias e irregularidades se diseminan por todo el territorio bajo la lógica de la disputa electoral: el temor del uso político y la ineficiencia que pueda derivar en pérdida de dosis, retraso en los operativos y por ende, más muertes. Escenario que podría ser irremontable a meses de una elección.

Ambos aspectos, la celeridad de la vacunación y la desconfianza sobre el buen uso, fueron también temas de polémica en Mendoza. Y como corresponde, atravesados por la grieta. La insistencia del peronismo por encontrar vacunados VIP en los listados provinciales no generó hasta el momento mayores controversias públicas, salvo el formato en el que fue presentada la información ante la Legislatura.

Hasta donde se sabe, algunos apellidos conocidos que afloraron del dificultoso análisis de los listados, de uno y otro lado, parecen estar justificados por su vínculo con el sector salud. Y no se han detectado casos de jóvenes militantes veinteañeros, ni de funcionarios o parientes que resulten escandalosos. Mucho menos de altos personajes de la burocracia estatal que hayan fraguado sus datos para saltear la espera como sucedió en otras jurisdicciones.

Frente a eso, el foco pareció correrse entonces al ritmo de vacunación que Mendoza estaba llevando adelante, en especial cuando días atrás se conoció que la provincia era junto con la recurrente Formosa, los distritos que -proporcionalmente- menos dosis habían colocado a su población.

Por ello, entre las críticas que se mezclaron con la atípica Vendimia y la visita presidencial, el Ejecutivo prometió acelerar el ritmo de los operativos pero dejó en claro que en todo caso eso tenía un límite: la disponibilidad de vacunas que envía la Nación. Una respuesta con claro componente político, que el oficialismo también incluyó en el contexto de las habituales discriminaciones con Mendoza de las que acusa a la Casa Rosada.

De hecho, la diputada nacional Claudia Najul presentó un pedido de informes al ministerio de Salud de la Nación para tener información sobre cronogramas futuros, criterios de distribución por provincias y personal estratégico vacunado ante la llegada de "los primeros fríos con sólo el 10% de los mayores de 60 años vacunados en todo el país y apenas el 1% de la población con dos dosis". En todo caso, Mendoza viene lenta porque Argentina también avanza así.

Aquí, la brecha mayor al 50% entre las vacunas asignadas a Mendoza y las efectivamente colocadas sobre las que la oposición puso la lupa, se achacaron a demoras en la carga en el sistema nacional, o en reservas de segunda dosis para quienes ya habían recibido la primera, pero en Casa de Gobierno también se admitió un cambio de estrategia para eliminar stocks de vacunas que pudieran dar pie a diversas interpretaciones. Pero sobre todo a disminuir esa cifra de 70 mil dosis que en los registros figuraban como no aplicadas que descolocó a Rodolfo Suarez, pese a negar algún tipo de retraso.

Ello fue luego de que la Legislatura aprobara por unanimidad, esta semana, un proyecto en esa dirección. Esas críticas obligaron al Gobierno a anunciar que pasarían de 2 mil a 7 mil vacunados por día, incluyendo no sólo a personal sanitario, sino también a los adultos mayores y a los docentes, último grupo en incorporarse. Y en algunos casos, a cuadruplicar, pasando de 200 turnos diarios a 800 en el caso de la Sputnik V para adultos mayores.

La imagen de vacunaciones masivas en el estadio Arena Aconcagua trajo alivio al Cuarto Piso de Casa de Gobierno, al igual que la confirmación de más vacunatorios en todo el territorio para mejorar la perfomance que el PJ había cuestionado. De hecho, en el comparativo entre la última semana de febrero y la primera de marzo puede verse ese claro aceleramiento de la cantidad de vacunas colocadas, que experimentó una suba capaz de quintuplicar los registros: de un promedio de casi 400 dosis diarias (391 a fines de febrero) a casi 2.000 (1.987 a principios de este mes).

En el medio, los también diputados nacionales Alfredo Cornejo y Luis Petri presentaron un proyecto de ley para que las provincias puedan comprar sus propias vacunas y no depender del Estado nacional, lo que suponen, aceleraría la provisión en todo el país. La iniciativa, sin embargo, fue desestimada por el propio Suarez en virtud de que la Nación tiene "mejor poder de negociación" y cuenta "con los fondos" para tales desembolsos. Asimismo, el gobernador consideró que actualmente "no hay mercado" para jugadores más chicos como los estados provinciales por la alta demanda que privilegia volúmenes mayores como los que pueden encarar los países.

Sin embargo, no dejó de llamar la atención que Suarez haya descartado casi de plano la propuesta de sus legisladores, y en especial de su mentor y antecesor, Cornejo. Tal vez una señal de autonomía hacia Alberto Fernández luego de su paso por Mendoza en el que uno y otro buscaron limar asperezas. La vacuna debería ser un punto de encuentro, pero esto es Argentina.

Lo cierto es que sólo un poco más del 2% de los mendocinos ya han recibido la vacuna y apenas el 0,6% tiene las dos dosis. Muy poco. Los especialistas aseguran que un operativo contundente para Mendoza requeriría 100 mil dosis por semana, una utopía cuando desde el inicio de año hasta ahora apenas han llegado menos de 130 mil. De hecho, el miedo a quedarse sin vacunas este mismo fin de semana se alivió recién el sábado cuando Nación comunicó el envío de 17.400 dosis de Sputnik V para sostener la estrategia de Suarez de pisar el acelerador tras las críticas.

Así, a cuentagotas, la discusión siempre cruzada sobre la responsabilidad política vuelve al mismo punto de partida. ¿Es el huevo o la gallina? ¿Aquí no vacunan porque no quieren o porque no llegan las dosis necesarias desde Buenos Aires? ¿La Nación gestiona con certeza y reparte con equidad, o la Provincia prefiere vacunar a paso lento pero seguro? ¿Hay indolencia aquí o desidia allá? ¿O al revés? ¿El gobierno de Suarez es ineficiente, o lo es el del Fernández? Tal vez un poco de todo y mucho de algo que impide ver el contexto real con claridad y en el que se impone el barro de la discusión binaria. Lamentablemente, la vacuna contra la grieta tampoco es de distribución masiva.

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