El coronavirus cambió al mundo y tocó directamente a la Vendimia. Nuestra fiesta máxima mutó y el esplendor del Frank Romero Day se trasladó a una pantalla. Y por estos tiempos, atrapar al espectador desde una pantalla es una tarea titánica porque la competencia es grande y la variedad de propuestas es inmensa.
¿Cómo hacer para que una persona mire durante una hora una pantalla, no cambie de canal, no busque otra alternativa?
El desafío no solo era hacer una Vendimia distinta. Y con "Historias de Vendimia" se pudo ver que gran parte de este desafío se cumplió; fue una gran experiencia pero difícilmente se podrá reiterar. La Vendimia es presencial, en barrios, plazas, canchas, predios y en el teatro griego. Allí, cada puesta en escena tiene un desafío absolutamente distinto al audiovisual. Y es probable que si en el 2022 vuelve la presencialidad, mucho de lo bueno que pasó en esta "Historias..." quede como un simple recuerdo...Pero sería ideal que esto no ocurra.
El trabajo audiovisual que se lleva a cabo en Mendoza desde hace unos años a esta parte es excepcional. La pandemia puso en relevancia a nuestra provincia en esa materia y el país -y otros países- empezaron a poner los ojos hacia el oeste argentino. Hay grandes profesionales, intrépidos, talentosos, creativos, con un "ojo" único. Y eso le permitió a esta Vendimia audiovisual tener una belleza particular.
Es probable que todos los que vieron la película episódica terminen unificando su pensamiento: ¡qué bien filmada que estuvo! Y se le debe agregar una exclamación más: ¡que hermosa que es Mendoza!
"Historias de Vendimia" logró mostrar a nuestra provincia y a la fiesta mayor del trabajo de una manera bella y profesional desde el lado cinematográfico. Tuvo buenas historias para contar y otras no tanto, pero logró ser distinta (no como varias apuestas municipales, donde algunas fueron un mal acto de escuela filmado, apostando a la comedia forzada y al ridículo y pensando que había que hacer una fiesta y filmarla).
Los capítulos
"Inmigrantes", con las miradas de Alejandro Conte y Valentina González; y "Deme dos", a cargo de Pedro Marabini y Natanael Navas son fundamentales en la serie y se destacan de sobremanera. Y casualmente -o no- los dos cuentan historias, con mucho texto y semblanzas.
En "Inmigrantes" dejan abierta la puerta a la polémica de una acción que puede verse desde distintos puntos de vista. Y eso es hermoso: pensar, debatir, investigar. La ambientación de época fue excepcional y atrapa, de principio a fin.
Algo similar sucede con "Deme dos": San Martín, su epopeya y su historia es cada día más cercana a los mendocinos. La figura del General se agiganta y esta historia lo pone en relevancia por lo bien contada pero, ante todo, por mostrar su lado humano.
"Creadores de oasis" -dirigido por Claudio Martínez, Alicia Casares y Gaspar Gómez- apuesta sacar a la luz la lucha diaria del que trabaja en el campo; y "Somos Vendimia 2021" -dirigido por Walter Neira, Guillermo Troncoso y Ciro Novelli- da un cierre entusiasta y, tal vez, este último episodio sea el único que pueda transmitir alguna emoción. Los dos son ajustados, con lindas temáticas pero que no terminan de conquistar del todo.
También pasaron "Aconcagua, espíritu de mujer y vino", concebido bajo la dirección de Vilma Rúpolo y Camila Menéndez; y "Hechizos" de Alejandro Grigor, Héctor Moreno y Leandro Suliá Leiton. Aquí están los dos claros ejemplos en donde el vendimial se "comió" al audiovisual. "Aconcagua..." es raro, forzado en algunas partes, y en su duración no alcanza identificar al mendocino con su fiesta y celebración. Cosa totalmente inversa pasa en "Hechizos" donde parecía más una publicidad que un episodio vendimial.
Estos dos capítulos lograron trasladarnos a lo que pasa -y ha pasado decenas de veces- en el Acto Central: el momento en donde el público se pregunta qué está viendo.
Para finalizar queda una mención especial a la exquisita creación musical a cargo de Daniel Martín y con la producción de Claudio Brachetta, creando climas y poniendo en valor canciones que conmueven y que son necesarias.
Esta Vendimia no tuvo cajas lumínicas ni fuegos de artificios pero tuvo seis historias que -a su manera- intentaron contar quienes y cómo somos al mundo entero. Podemos brindar tranquilos porque el producto es correcto y honesto, y un buen punto de partida.