Una mirada actual de nuestro propio sistema de salud y las verdades que se desnudan en esta pandemia para plantear posibles soluciones.
Una mirada actual de nuestro propio sistema de salud y las verdades que se desnudan en esta pandemia para plantear posibles soluciones.
Finalmente el momento tan temido llegó, durante muchos días fue lo más parecido a la novela de Samuel Beckett "Esperando a Godot", cuando todavía la espera era interminable. Los infectados, y por ende los pacientes afectados con necesidades de atención por Covid no crecían, y a la dura cuarentena le aparecían algunas preguntas recurrentes: "¿y, cuándo van a aparecer los enfermos?" "¿tiene tanto sentido al final tener tan preparado al sistema de salud?". Ahora ya los pacientes están con nosotros conviviendo, la circulación es un hecho y deberemos tratar de salir de esta coyuntura lo mejor posible con lo que disponemos.
Todo este contexto que estamos viviendo impresiona ser un momento ideal para discutir nuestro sistema de salud en todo su conjunto e intentar plantear al menos algunos cambios posibles sobre situaciones que para muchos de nosotros eran muy visibles pero que la pandemia las terminó de transparentar.
Comenzaremos intentando explicar cuáles son las razones por las cuales la sociedad en general ha sido al menos en parte corresponsable de que la salud tenga hoy este diagnóstico que intentaremos describir.
En primer lugar, por el hecho de no haber puesto justamente a la Salud hasta la actual pandemia de Coronavirus entre las primeras preocupaciones que el Estado debería abordar. En general en las encuestas siempre la han mostrado muy por detrás de otras como la Economía, la Inseguridad y otras. La sensación de que la Salud estaba más o menos bien se vio completamente desnudada para darnos cuenta que al menos tan bien no estaba.
La realidad nos demuestra dificultades a la hora de abordar la atención del paciente Covid en todos sus niveles, y también (incluso mucho más) la del paciente no Covid. Este último en muchas ocasiones se ve más afectado que el primero, lo que se está haciendo notar cada vez más con los retrasos en diagnósticos e inicio y continuación de tratamientos para múltiples enfermedades, demoras en cirugías o hasta para conseguir una cama en internación.
Es cierto que la pandemia ha resentido hasta a los sistemas de salud del primer mundo, pero la ventaja con la que nosotros contábamos tenía que ver con justamente con dos elementos muy preciados: el tiempo que tuvimos para prepararnos y la experiencia previa de otros países. Sin embargo, una vez más la realidad nos mostró que la elasticidad para mejorar nuestro maltrecho sistema de salud no era suficiente. Finalizada, cuasi de facto, la cuarentena estricta (la termina tanto la economía como la salud mental de la gente), hay que salir de la trinchera a pelear la batalla con lo que disponemos. Es allí donde nos encontramos con que la sociedad toda se entera entre otras cosas de:
-el sistema es multifragmentado: poblaciones a cargo del sistema público y privado repartidas en obras sociales sindicales (cerca de 300) y prepagas, obras sociales provinciales, PAMI y otras nacionales, o con cobertura pública exclusiva. A su vez prestadores e instituciones repartido en ambos sistemas donde se demuestran dificultades en la articulación público/privada a la hora de optimizar los recursos como ser: camas disponibles, respiradores o el ordenamiento de los profesionales que atienden en los distintos efectores.
-no hay suficiente recurso humano especializado: la cantidad de especialistas en áreas críticas es un bien muy escaso y hasta ahora poco valorado. Muchos de ellos trabajan bajo condiciones laborales no estables y tienen que enfrentar un sinnúmero de obstáculos en el día a día.
-las instituciones sanitarias con problemas: tienen edificaciones muy poco modernas y con enormes inconvenientes para establecer aspectos básicos como la división en la atención entre pacientes Covid y no Covid e impedir la circulación cruzada, entre otros.
-el personal de salud: tanto médicos como enfermeros, bioquímicos, técnicos y demás trabajan en su gran mayoría en más de un lugar (a veces hasta en cuatro o cinco) y esta circulación es justamente algo no recomendable para enfrentar esta pandemia donde lo ideal sería de la casa al trabajo y viceversa.
Qué soluciones puntuales podemos llegar a estudiar:
-múltiples sistemas de salud que nuestro país puede analizar: en mi opinión un sistema donde puedan estar todos los ciudadanos incorporados con financiamiento público asegurado por primas de riesgo y con una administración privada como lo que es el holandés (siempre en el top 3 de los mejores del mundo) sería una interesante alternativa a explorar.
-la cantidad de especialistas que un país debe tener: como sucede en la mayoría de los países de Europa debería ser el Estado el que tiene la potestad para determinar cuántos especialistas el país necesita por región y por año para adecuar los recursos a las necesidades de cada lugar. De esta manera se evitarían conglomerados de especialistas en áreas que no se requieren y se optimizaría el recurso hacia aquellas profesiones médicas que no están lo suficientemente cubiertas.
-inversión en infraestructura hospitalaria: plantear para después de esta pandemia destinar a otros fines de atención las instituciones que no puedan readecuarse y avanzar en la construcción de modernas unidades en las cuales se pueda contar con circulación, divisiones y estructuras actualizadas a la medicina que hoy se demanda.
-jerarquizar el personal de salud: intentar acercarnos de alguna manera a la situación normal de los profesionales de la salud en prácticamente todo el mundo donde se trabaja haciendo asistencialismo, docencia a investigación en un solo lugar sea público o privado.
Decía el escritor argelino Albert Camus en su libro "La peste": "todo lo que el hombre puede ganar al juego de la peste y de la vida es el conocimiento y el recuerdo." Es esta quizá la oportunidad que nos dio la pandemia, el momento de abandonar la hipocresía y dejar los aplausos atrás, no ser más simples espectadores como sociedad del deterioro y avanzar en el rediseño de un sistema de salud que nos de las respuestas que tanto necesitamos como país.