Y un día llegó el acuerdo, la negociación no fue eterna como se quiso hacer creer desde algunos círculos vernáculos convenientemente financiados para ejercer presión y buscar el peor acuerdo para la Argentina y no para los acreedores como fue una constante en los últimos años, sino más bien un tiempo lógico para la magnitud de lo que estaba en juego.
Cerrado el peor capítulo viene ahora la renegociación con el FMI por la megadeuda que se contrajo con ese organismo, la posición argentina tiene una fuerza inusitada en estas negociaciones. Lideres del mundo apoyando la posición del Gobierno local, una visión de la conducción del organismo mas humana que las anteriores, funcionarios del gobierno de Donald Trump confesando en los medios que presionaron al Fondo para que otorgará los prestamos para ayudar la campaña de un gobierno amigo, giros de dinero flojos de papeles haciendo la vista gorda al propio reglamento del organismo y una larga lista de etcéteras cuentan a favor a la hora de sentarse con el organismo que a su vez encarara una negociación histórica no solo por el tamaño de la acreencia sino por el contexto económico social del mundo en el cual deberá llevarla a cabo.
La renegociación con los bonistas fue un éxito político de un gobierno que aguantó a pie firme embates de todo tipo. El acuerdo desde lo financiero da un aire importante a la Argentina hasta 2025 y una importante baja de tasas de 4 puntos, es cierto que siguen siendo altas para el mundo de hoy, pero también lo es que la baja es mucha y la quita de capital razonable. A medida que los días transcurran, se vayan firmando los acuerdos y canjeando los bonos se podrá tener un panorama más claro. Pero nadie que actúe de buena fe puede dudar que en términos históricos, en las condiciones actuales y el nivel de deuda que había adquirido el país se realizó un muy buen cierre de la negociación.
Como afirmo el economista Alberto Müller, investigador y profesor de la Universidad de Buenos Aires "Cualquier inversor que presta caro sabe a qué se enfrenta. Lo que ocurre aquí es que hay un doble estándar: el mejor negocio es prestarle a un gobierno como si fuera un convencional deudor privado de riesgo determinado, y después reclamar cuando hay default, porque se supone que los gobiernos nunca quiebran. Pero si nunca quiebran, ¿por qué elevar la tasa de interés? Esta postura oportunista se ha repetido una y otra vez (típicamente, durante la crisis de la deuda de los años '80), y ha fundamentado abultamientos de intereses no justificables".
Y agrega "El planteo de Guzmán en este punto fue prístino: no afectar el capital y reducir la tasa de interés. Es claro que esto significa una pérdida para los tenedores de bonos con relación a la promesa nominal de pago. Esa promesa no era creíble como el propio interés del bono atestigua.
Al cabo del proceso, los inversores habrán ganado más de lo que habrían logrado de haberse situado en una colocación segura. De hecho, en el anterior default, una quita de algo menos de 40 por ciento podría haber significado para los inversores de entonces una ganancia similar a la brindada por los bonos del Tesoro estadounidense. Es importante indicar que la quita efectiva fue menor (en el orden de 20 por ciento) gracias en buena medida a los cupones ligados a la evolución del PIB. O sea, ganaron más que si se hubieran posicionado en bonos del Tesoro de Estados Unidos".
Cerrado el acuerdo y con las ventajas políticas que da que solo quede por delante la renegociación con el FMI que tiene mas condimentos políticos que económicos, el desafío que se le presenta a Alberto Fernández y su equipo es recuperar la economía y la producción.
Cuando los números de casos de coronavirus parecen dispararse en varias ciudades de la Argentina, el Gobierno debe lidiar con recuperar una economía que se diferencia de la del resto del mundo por haber sufrido dos pandemias consecutivas, la del Gobierno anterior y la del Covid.
Siempre es bueno recordar cómo estaba la actividad en diciembre de 2019 para tomar el verdadero punto de partida que después profundizo la pandemia.
En la tarde del viernes la Universidad de Avellaneda organizo una interesante charla con Ariel Schale, Secretario de Industria, Economía del Conocimiento y Gestión Comercial Externa del Ministerio de la Producción y la exministra y actual Secretaria de Producción de La Matanza Débora Giorgi.
Durante la charla, de la que también participo el empresario PyME de la Fundación ProTejer y de Industriales Pymes Argentina Marco Meloni, Giorgi antes de analizar lo que puede venir fue clara al mostrar la foto del pasado. Entre 2016 y 2019 según la base de datos de la AFIP cerraron 3493 empresas y se perdieron 128.000 puestos de trabajo.
Si los números de retroceso de la industria se midieran en años, después de que el Valor Agregado Bruto Industrial creciera un 36% entre 2003 y 2015, al terminar el gobierno anterior la fabricación de sustancias y productos químicos había retrocedido a valores de 2011, alimentos y bebidas a los 2010, maquinarias y equipos a los valores de 2004 lo mismo que todo lo relacionado al rubro textil y marroquinería y en la fabricación de vehículos.
La modificación de la estructura de costos para las pymes en medio del párate de la economía 2016/2019 no pasó desapercibida tampoco, los costos de energía y logística pasaron de ser el 12,1% a representar el 30,1%.
Ese piso, complicado aún más por la pandemia, es desde el cual el Gobierno debe intentar la recuperación cerrado el principal conflicto externo y conviviendo con el virus que multiplica su presencia.
El relanzamiento del ProCrear, el primer anuncio de obras en las provincias junto a gobernadores, la continuidad de varias de las decisiones tomadas durante la cuarentena y la batería de medidas a anunciarse en próximos días son el camino elegido para desandar la postergación.
Es un primer paso interesante pero el debate es más profundo, como lo plantean desde sectores que van desde las Pymes hasta el nuevo Consejo Agropecuario Argentino y el propio Presidente lo que está en discusión es el modelo de país que se construirá hacia el futuro, como dice el Ministro de Defensa, Agustín Rossi, Argentina es el Campeón Mundial de los Prototipos ahora tenemos que pasar a la serie.