El 26 de junio de 2020 será recordado por Rodolfo Suárez como un viernes negro. En un mismo día recibió dos malas noticias de las que aún no puede preverse su impacto pero que sin embargo hacen más profunda la crisis derivada de la pandemia y dañan las expectativas puestas en Portezuelo del Viento para que, efectivamente, se transforme en la obra pública capaz de sacar a Mendoza del letargo.
La semana pasada en esta columna habíamos adelantado la posibilidad de que la Nación finalmente asistiera a Mendoza en el marco de los compromisos establecidos con todas las provincias. Desde el Ejecutivo, en estricto offtherecord confiaban en que las remesas serían "mucho menos de lo que pedimos; pero mucho más de lo que nos querían dar...". Suárez había solicitado un poco más de 5 mil millones de pesos pero originalmente Buenos Aires quería soltar un poco más de mil, y en Casa de Gobierno se ilusionaban con recibir 3 mil. Sin embargo, lo firmado y aceptado fue bastante menos: 1.900 millones de pesos.
Ese primer sacudón puso a las claras una confirmación que rondaba ya como sospecha: que la Nación maneja con absoluta discreción el envío de fondos y que en esa dimensión formar parte de las provincias conducidas por opositores es un pecado que se paga con creces. Sólo como ejemplo, por estos préstamos blandos, otros distritos han recibido ya por encima de los 5 mil millones de pesos (Neuquén, Chubut y Tucumán); otros por encima de los 4 mil millones (Santa Fe, Córdoba) y otros por encima de los 2 mil millones (Chaco, Entre Ríos).
En la distribución per cápita Mendoza queda en el fondo de la tabla, lo cual no sólo es sinónimo de las simpatías que maneja el presidente Alberto Fernández, sino también del uso de la caja del Estado para el disciplinamiento político de los distritos. Una metodología conocida como del "látigo y la billetera", aceitada durante el kirchnerismo y que parecía ser parte de la historia más triste del federalismo argentino. No, con Fernández sigue más que vigente.
Peor aún fue lo que le deparaba a Suárez el resto del mismo fatídico viernes. Finalmente, el Comité Interjurisdiccional del Río Colorado (Coirco) votó en contra de las pretensiones de Mendoza y solicitó un nuevo impacto integral de toda la cuenca del río. Esto para los observadores supuso un freno político concretado no sólo por el voto de La Pampa, Río Negro, Neuquén y Buenos Aires, sino especialmente por la Nación quien a través del ministerio del Interior habilitó la jugada ahora concretada.
Conocida la resolución, fue el propio Suárez quien por Twitter adelantó que Mendoza pidió un laudo presidencial para rever esa decisión del resto de los gobernadores en pos de concretar un nuevo estudio de impacto ambiental que la Provincia da por aprobado. "Vamos a defender PDV en todas las instancias que sea necesario", fue el lacónico cierre de ese tuit del mandatario.
Sin embargo fue ayer en Radio Andina donde el Gobierno dio más precisiones respecto de los pasos a seguir de ahora en más. Entrevistado en el ciclo Entre Paréntesis, el ministro de Gobierno Víctor Ibáñez ratificó que la licitación no se detiene, lo cual es toda una señal de continuidad en medio de la incertidumbre. De hecho está previsto la presentación de ofertas técnicas y económicas para la semana próxima, el viernes 3 de julio. "No se ha planteado detener ese proceso", aseguró.
Principalmente, Ibáñez apuntó a explicar que lo decidido en el Coirco "no está en firme" pues aún queda la resolución del laudo presidencial y una nueva cita a los gobernadores a mediados de julio "para seguir negociando". En Casa de Gobierno entienden que las diferencias planteadas hasta ahora deberían seguir subsanándose dentro de ese ámbito y muestran cautela sobre posibles interpretaciones políticas.
Sin embargo, el ministro y hombre de consulta del gobernador aseguró también en la entrevista que otra será la situación si la Nación interrumpe los depósitos pautados para concretar Portezuelo. El próximo mes Mendoza debería recibir un nuevo desembolso, el cuarto, de 18,6 millones de dólares, hasta completar en el año 2024 los 1.023 millones de dólares previstos como resarcimiento.
Frente a esto, Ibáñez consideró que "Nación debe mandar la plata independientemente de lo que ocurra con Portezuelo", y admitió que en caso de que esos pagos parciales se interrumpieran "el gobernador tiene en carpeta todas las alternativas posibles" para reclamar judicialmente ese incumplimiento.
Lo cierto es que el temor de la opinión pública local es que los vaivenes del Coirco podrían ratificarse más pronto que tarde con un fallo también negativo del laudo presidencial. Es que fue el propio gobierno nacional el que alentó recientemente las sospechas sobre el proyecto, y el que permitió desarchivar para revisar una decisión tomada que ahora compromete a Mendoza.
En este mar de intrigas y buenos modales pero que nunca benefician del todo a Mendoza (o directamente la perjudican) Suárez apuesta a seguir haciendo equilibrio en su vínculo con la Nación. En definitiva lo que ha entrado en crisis ha sido la estrategia de vinculación con el gobierno central que hasta el momento ha sido respetuosa pero no recíproca.
Cada tanto, la Nación hace saber que las reglas del juego se fijan desde allí. Más en medio de una pandemia y atravesando una dura negociación para evitar el default, lo que exige la concentración de recursos y decisiones. Así pasó con los respiradores al inicio del Coronavirus, luego con la refinanciación de la deuda con el Banco Nación y esta semana con los préstamos para sobrellevar la cuarentena y el impulso de Portezuelo.
Sólo el tiempo dirá si los pasos dados en estos meses han sido los correctos, o si por el contrario, frente a un Gobierno nacional que no tiene reparos en exhibir sus preferencias, aún a costa del sistema federal, será necesario cambiar definitivamente el tono y las acciones en pos de asegurar la defensa de los intereses de Mendoza.
Portezuelo ya es una reparación extrajudicial por los daños del régimen de Promoción Industrial. No debería ser necesario accionar ahora una nueva reparación para que la historia de perjuicios se siga repitiendo. Los mendocinos ya no soportan más desequilibrios ni nuevos desencantos. Ojalá la Nación haya tomado nota.