Opinión

La "normalidad" nos trajo la pandemia

Por Marcelo López Álvarez.

 Las dos pandemias siguen su curso, salud y economía siguen golpeadas día a día y prever un futuro se hace tan difícil como encontrar una vacuna o un plan que permita salir de un lugar al que para colmo todavía no se llega.

La profundidad de la crisis pone en marcha también a las usinas de pensadores y catedráticos que nos ayudan a comprender algo más de cada momento.

En los últimos días se multiplican los papers y ensayos que nos pueden ayudar a pegar un salto sobre la coyuntura, y acompañarnos en pensar más allá de las camas, los respiradores y el final de una época de construcción política y económica

Esta semana el sociólogo, periodista y Doctor en Semiología e Historia de la Cultura, Ignacio Ramonet, publico un largo y sustancioso ensayo que es casi imposible de soslayar por su contundencia y desafío a reflexionar sobre este mundo y el que viene.

Tan sustancioso el texto que cuando este cronista empezó a marcar párrafos interesantes para compartir y desafiar a nuestros lectores en este espació llenó ocho carillas de Word.

Al igual que muchos de los ciudadanos, el Director de Le Monde Diplomatic en su versión español destaca que "Lo que parecía distópico y propio de dictaduras de ciencia ficción se ha vuelto "normal". Se multa a la gente por salir de su casa a estirar las piernas, o por pasear su perro. Aceptamos que nuestro móvil nos vigile y nos denuncie a las autoridades. Y se está proponiendo que quien salga a la calle sin su teléfono sea sancionado y castigado con prisión".

Lo que la ficción nos regaló tantas veces llegó. Ciudades vacías controles extremos, papeles y autorizaciones varias para mostrar a policías embarbijados y enmascarados, turnos para comprar y hasta para sacar al perro. Como expresa el texto de Ramonet en las guerras (y está la es) hasta el más democrático de los gobernantes tiene que tomar caminos dictatoriales.

Un mundo armado en los últimos años también colaboró para la crisis "El largo autismo neoliberal es ampliamente criticado, en particular a causa de sus políticas devastadoras de privatización a ultranza de los sistemas públicos de salud que han resultado criminales, y se revelan absurdas. Como ha dicho Yuval Noah Harari : «Los Gobiernos que ahorraron gastos en los últimos años recortando los servicios de salud, ahora gastarán mucho más a causa de la epidemia.»", asegura el sociólogo.

Las discusiones, plantea bien el catedrático gallego formado en Francia, han cambiado de eje "Se habla ahora abiertamente de nacionalizar, de relocalizar, de reindustrializar, de soberanía farmacéutica y sanitaria. La economía mundial se encuentra paralizada por la primera cuarentena global de la historia. En el mundo entero hay crisis, a la vez, de la demanda y de la oferta. Unos ciento setenta países (de los ciento noventa y cinco que existen) tendrán un crecimiento negativo en 2020. O sea, una peor tragedia económica que la Gran Recesión de 1929. Millones de empresarios y de trabajadores se preguntan si morirán del virus o de la quiebra y del paro. Nadie sabe quién se ocupará del campo, si se perderán las cosechas, si faltarán los alimentos, si regresaremos al racionamiento... El apocalipsis está golpeando a nuestra puerta".

Pero dentro de la discusión económica hay un perfil que todavía no se debate en Latinoamérica, pero empieza a sonar fuerte en Europa; "la lucecita de esperanza" de que "con el planeta en modo pausa, el medio ambiente ha tenido un respiro. El aire es más transparente, la vegetación más expansiva, la vida animal más libre. Ha retrocedido la contaminación atmosférica que cada año mata a millones de personas. De pronto, la naturaleza ha vuelto a lucir tan hermosa... Como si el ultimatum a la Tierra que nos lanza el coronavirus fuese también una desesperada alerta final en nuestra ruta suicidaria hacia el cambio climático: «¡Ojo ! Próxima parada : colapso.»"

Bien lo dice Ramonet a pesar de tanta tecnología, smartphones, tablets, gps, drones, biotecnología y una larga lista de etcéteras "Para tres objetivos urgentísimos --desinfectarnos las manos, confeccionar mascarillas y frenar el avance del virus--, la humanidad ha tenido que recurrir a productos y a técnicas viejos de varios siglos atrás. Respectivamente: el jabón, descubierto por los romanos antes de nuestra era ; la máquina de coser, inventada por Thomas Saint en Londres hacia 1790; y, sobre todo, la ciencia del confinamiento y del aislamiento social, afinada en Europa contra decenas de oleadas de pestes sucesivas desde el siglo V... ¡Qué lección de humildad!"

Ramonet recuerda lo que expreso Noam Chomsky en varias entrevistas en los últimos días "Esta crisis es el enésimo ejemplo del fracaso del mercado. Y un ejemplo también de la realidad de la amenaza de una catástrofe medioambiental. El asalto neoliberal ha dejado a los hospitales desprovistos de recursos. Las camas de los hospitales fueron suprimidas en nombre de la ‘eficiencia económica'"

Para Ramonet la cuarentena global a la que estamos sometidos da nacimiento a un capitalismo digital ya que el aislamiento "está amenazando, a lo largo y ancho del planeta, la supervivencia económica de innumerables empresas de entretenimiento, cultura y ocio (teatros, museos, librerías, cines, estadios, salas de conciertos, etc.). En cambio, mastodontes digitales como Google, Amazon, Facebook o Netflix, que ya dominaban el mercado, están viviendo un grandioso momento de triunfo comercial. La descomunal inyección de dinero y sobre todo de macrodatos que están recibiendo les van a permitir desarrollar de modo exponencial su control de la inteligencia algorítmica. Para dominar todavía más, a escala mundial, la esfera comunicacional digital. Estas gigantescas plataformas tecnológicas son las triunfadoras absolutas, en términos económicos, de este momento trágico de la historia. Esto confirma que, en el capitalismo, después de la era del carbón y del acero, la del ferrocarril y la electricidad, y la del petróleo, llega la hora de los datos, la nueva materia prima dominante en la era postpandémica. Bienvenidos al capitalismo digital..."

Si hay un nacimiento de un nuevo capitalismo o no, si las empresas pueden mantener su preminencia ante una hipotética vuelta a la normalidad es un interrogante interesante y de -por ahora- incierta respuesta, pero si es cierto como dice el catedrático que "Por lo demás, el capitalismo va mal. Se cierne la perspectiva de un desastre económico sin parangón. Nunca se había visto la economía de todo el planeta frenar en seco. Los territorios más afectados --por ahora-- por la covid-19 son China y Asia del este, Europa y Estados Unidos, o sea el triángulo central del desarrollo mundial. Millones de empresas, grandes y pequeñas, se hallan en crisis, cerradas, al borde de la quiebra. Varios centenares de millones de trabajadores han perdido su empleo, total o parcialmente... Como en tantas ocasiones anteriores, los asalariados peor remunerados y las pequeñas empresas pagarán el precio más alto. Quinientos millones de personas podrían ser arrastradas de nuevo a la pobreza. Esta crisis económica, de alcance planetario, no tiene precedentes y superará en profundidad y duración a la de 1929. También excede en gravedad a la crisis financiera de 2008. La pandemia produce un rechazo general del hipercapitalismo anárquico, el que ha permitido obscenas desigualdades como que el 1% de los ricos del mundo posean más que el 99% restante. También se cuestionan los excesos de la globalización económica".

Por otro lado Ramonet sigue destacando varios datos que ya nuestros lectores conocen porque los hemos adelantado en nuestros espacios "El comercio internacional se ha reducido a su nivel de hace un siglo124. Los precios de las materias primas se han desfondado. No sólo los del petróleo, también el cobre, el níquel, el algodón, el cacao, el aceite de palma, etc. Para las economías de los países exportadores del Sur --donde viven los dos tercios de los habitantes del planeta-- es una coyuntura devastadora. Porque, al derrumbe de las exportaciones, hay que añadir además: el cese de los aportes del turismo, y la drástica disminución de las remesas de los emigrantes afectados por la pérdida generalizada de empleo en los países ricos paralizados por la plaga. O sea, los tres principales recursos de los países del Sur se desploman... Millones de personas que, en los últimos decenios, habían conseguido integrar una incipiente "clase media" planetaria corren ahora el peligro de recaer en la pobreza"

El español destaca algo que de lo cual parece difícil escapar "Las cosas no podrán continuar como estaban. Un gran parte de la humanidad no puede seguir viviendo en un mundo tan injusto, tan desigual y tan ecocida. Como dice uno de los memes que más han circulado durante la cuarentena: «No queremos volver a la normalidad, porque la normalidad es el problema.» La "normalidad" nos trajo la pandemia..."

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