Opinión

Abierto en vacaciones

Por Marcelo López

Por Marcelo López Álvarez

Las vacaciones 19/20 se han transformado solo en una expresión de deseos para la actividad política y económica del país y las provincias. La vorágine de acontecimientos y decisiones hacen que pensar en unos días de descanso sea solo una expresión de deseos.

A pesar de todas las medidas tomadas por el Gobierno Nacional, que se deberán dejar correr un tiempo para ver su éxito o no, la mayor encrucijada sigue siendo la deuda ya no solo de la Nación sino también de las provincias.

La renegociación de la monumental deuda acumulada en estos cuatro años avanza con muchísimo sigilo, es casi imposible que se filtre alguna información, apenas se pudo conocer y a través de un dato de color que ya hay armado un pool de acreedores privados y que esta conversando con el gobierno, pero nada más.

La centralidad del tema es que si no hay avances y un acuerdo más o menos rápido con los acreedores privados e institucionales será casi imposible llevar a adelante gran parte de lo que ha propuesto hasta ahora el equipo de Alberto Fernández.

Pero el problema no es solo de la Nación, las provincias en general también se subieron al festival de deuda promovido en la gestión anterior y hoy tienen una situación ultra complicada.

La consultora Elypsis presentó hace unos días un informe sobre los vencimientos de deuda provinciales para 2020. Las obligaciones acumulan 4000 mil millones de dólares para el año que comienza el miércoles y 4100 millones para el 2021. Cifras que parecen impagables para esas arcas.

Entre 2015 y 2018 el peso de los intereses pasó del 1,5 al 5,2 % de los gastos primarios de los 24 estados y la deuda trepó del 31 al 52% de los gastos totales. La multiplicación por 4 del peso de los intereses esta dado en que ese periodo los gobiernos provinciales se endeudaron mayoritariamente en dólares por lo que las devaluaciones dispararon no solo el monto de la deuda trasladado a pesos (moneda en la que recaudan las provincias) sino también de los intereses. Tal fue el descontrol de tomar deuda en dólares (situación que advertimos varias veces como ilógica) que más del 65% de los títulos públicos están nominados en moneda extranjera. Incluso varias como Córdoba, Chaco, Chubut, Jujuy, La Rioja y algunas más tienen el total de la deuda emitida en bonos nominados en dólares.

Por eso entre, otras cosas, los gobernadores sin distinción política acudieron presurosos a firmar él apoyó a la ley de emergencia que deja sin efecto las rebajas de Ingresos Brutos y Sellos que habían acordado con Mauricio Macri hace apenas dos años. El miedo no es zonzo decían las abuelas y la necesidad de recaudar pudo más que cualquier discurso de disminuir la carga impositiva.

Las provincias pasan no solo a depender económicamente de las medidas que pueda tomar la Nación tratando de recuperar el consumo y la economía, fuentes primarias de recaudación de los Estados provinciales, sino también dependen políticamente. Si la Nación es exitosa en la renegociación las provincias también podrían entrar en una dinámica similar, un fracaso de esa renegociación nacional también dejaría a los estados provinciales en una situación más compleja aún y al borde de un default masivo.

Por eso la discusión de como ampliar la matriz productiva y posibilidades de crecimiento de la economía y por ende de recursos no es solo en Mendoza (que tuvo repercusión nacional y mundial por estos días) sino también en muchos territorios.

La complejidad de la situación mendocina se reproduce en Argentina en general y Latinoamérica. Estamos en un proceso donde es necesario rediscutir muchos paradigmas y fijar como política ya no de Estado sino supranacional el desarrollo industrial, agroindustrial y productivo. No importa colores políticos o ideologías, hay un solo camino para empezar a transitar en la región; dejar de ser proveedores de materia prima y consumidores de desarrollo, para pasar a ser proveedores y consumidores de desarrollo.


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