El 29 de julio pasado, la joven oficial de la policía bonaerense Belén González (foto) vivió el peor momento de su vida. Tres delincuentes a bordo de un auto en la localidad bonaerense de San Francisco Solano, en el partido de Quilmes, la atropellaron tres veces con la intención de robarle su arma. Gran parte de su cuerpo resultó seriamente afectada y tuvo que ser internada durante dos meses en un sanatorio de Palermo. Hoy, después de largos días de recuperación, le dan el alta.
Desde el Centro Médico Fitz Roy la joven le contó al canal TN la dura situación por la que tuvo que pasar, y cómo se recuperó de las múltiples lesiones. La joven aseguró que "no recuerda" las caras de los agresores, pero sí cómo sucedió todo: "El auto me pasó por encima y voló, me llevó por delante, ni a un animal se le hace esto. Fue con una velocidad increíble: volvió para atrás y me volvió a pasar", aseguró.
El trágico día, prestaba servicio en el Comando de Prevención Comunitaria de Avellaneda. De allí, vestida con su uniforme, se trasladaba hasta su domicilio cuando pasadas las 19:30 cuando fue atacada por al menos tres hombres.
Al llegar a la esquina de Humberto 1° y La Calandria, de San Francisco Solano, fue fuertemente embestida por un auto, y de su interior bajaron al menos tres personas que le robaron su arma reglamentaria. Ya con el arma 9 milímetros en su poder, los ladrones le pasaron con el auto por encima otras dos veces, provocándole múltiples fracturas y serias lesiones en el cuerpo. "Se bajan, me roban el arma y me gatillan, pero no salió el tiro. Dije: 'Dios mío', cuando gatillaron, y se fueron rápido", recordó.
El daño ocasionado fue muy profundo. Le diagnosticaron múltiples fracturas en las costillas, en las piernas y también severas lesiones en el estómago y el páncreas. Tras varias sesiones en el hospital, Belén logró salir adelante y hoy puede contar su triste pero al mismo tiempo, milagrosa historia. La joven de 22 años no perdió la oportunidad de destacar el trabajo de los médicos: "Me salvaron la vida, el equipo me salvó la vida. Cada día fui evolucionando, y gracias a Dios estoy bien. Me paré hace dos días, aunque por ahora me manejo con silla de ruedas", dijo.
"Tengo muchas ganas de seguir en la policía: amo mi trabajo, pero tengo que tener ayuda psicológica, para seguir adelante. Te hacés la cabeza, te preguntás: '¿Por qué me hicieron esto, por qué me pasó esto a mí'". se preguntó Belén. "Es como que volví a nacer, esto es un milagro de Dios. Volver a empezar, volver a nacer", expresó.
Su familia fue un pilar importante en todo este doloroso proceso. "Ellos me acompañaron en todo. Desde que pasó esto, siguen acá conmigo", agradeció. Recordó a todos aquellos que pidieron en silencio por su pronta y completa recuperación: "Estoy agradecida por toda la gente que oró por mí. Hicieron muchas misas, y lo agradezco eternamente. Soy la luz de seguir viviendo", dijo.
El alta está cada vez más cerca, Belén lo sabe y no oculta su emoción de volver a su casa: "Si está todo bien, mañana te damos el alta", le adelantó uno de los médicos.
Una gran sorpresa
Confesa fanática de Boca, la joven policía tuvo una visita de lujo, que la llenó de felicidad y la ayudó en su recuperación. A mediados de agosto, Carlos Tevez se comunicó con ella para contarle que, apenas se recuperara, iría a verla y a llevarle "un regalito para que se ponga bien".
"Hablé con él una sola vez, y mi sueño es estar en la cancha de Boca con todos los jugadores", contó emocionada Belén.