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La Iglesia Católica en el Sur: 50 años de la diócesis sanrafaelina

Con una imponente celebración, que debió limitarse al espacio físico del templo de la catedral por la intensa lluvia, la comunidad del Sur participó del Jubileo Diocesano, culminación de una serie de actividades de todo el año.

Con una imponente celebración, que debió limitarse al espacio físico del templo de la catedral de San Rafael por la intensa lluvia, la comunidad del Sur provincial participó del Jubileo Diocesano, culminación de una serie de actividades que fueron desarrollándose durante todo el año.

Un poco de historia

Creada en 1961 –antes formaba parte de la Arquidiócesis de Mendoza- la Iglesia particular sureña recibió a monseñor Raúl Francisco Primatesta como su primer obispo. Después fuera designado arzobispo de Córdoba, elevado luego a cardenal y que llegó a ocupar la presidencia de la Conferencia Episcopal Argentina, tuvo siempre un especial afecto por esta tierra, a la que visitaba periódicamente. Era habitual que cuando tenía tiempo para algún descanso, lo pasara en una finca de Rama Caída.

Le sucedió monseñor Jorge Carlos Carreras, luego promovido a San Justo. Tercer obispo fue monseñor Oscar  Villena, que también fue titular de la Comisión de Comunicaciones del Episcopado.

En 1973 se hizo cargo de la Diócesis monseñor León Kruk, quien permaneció durante 18 años hasta que falleció en un accidente automovilístico cerca de Zapata, en la Ruta Nacional 40, donde hoy se lo recuerda con una cruz en su memoria.

Continuó monseñor Jesús Arturo Roldán, caracterizado por un especial don de gentes y afecto hacia su comunidad. Falleció algunos años después, afectado por una enfermedad terminal.

Otro obispo titular de la Diócesis fue monseñor Guillermo José Garlatti, luego promovido a la arquidiócesis de Bahía Blanca donde permanece.

Finalmente, llegó el actual obispo, monseñor Eduardo María Taussig, quien acaba de ser nombrado presidente de la Pastoral Universitaria a nivel país.

También cumplieron funciones pastorales, en los interregnos del obispado, monseñores Olimpo Santiago Maresma (en 1973) y Cándido Rubiolo (1995/96), provenientes de la Arquidiócesis de Mendoza.

Los actos del domingo

Después de recibir las llaves de la ciudad, donde estuvo Celso Jaque, el gobernador electo Francisco Pérez y los intendentes del Sur, entre otros, las autoridades civiles acompañaron a las religiosas caminando hasta la Catedral, donde se concentraron las celebraciones.

Un imponente marco dio el templo colmado de fieles, mientras se escuchaban las voces de cuatro coros dirigidos por el padre Eduardo Catena. Junto al Nuncio Apostólico, Adriana Bernardini se ubicó el prelado local, monseñor Eduardo María Taussig. Los acompañaron los titulares de las arquidiócesis de Mendoza y San Juan, José María Arancibia y Alfonso Delgado, respectivamente; y de las diócesis de San Luis, Pedro Martínez; de La Rioja, Roberto Rodríguez; de Catamarca, Luis Urbanc; el auxiliar de Mendoza, Sergio Buenanueva y el emérito de San Luis, Jorge Lona.

Además, hubo salutaciones de varios obispados de distintos lugares del país. Los recientemente designados Prelados de Honor de Su Santidad, Monseñores Francisco Alarcón y Eusebio Blanco, también estuvieron en un sitial destacado en la celebración.

En las primeras filas se ubicaron las autoridades, que a nivel nacional fueron encabezadas por el director de Culto Católico de la Nación, Enrique Saguier Founrouge.

En su homilía, el Nuncio, monseñor Adriana Bernardini, en un español perfectamente entendible, habló de la unión que debe existir siempre entre las iglesias particulares y el Papa, por signo inequívoco de un verdadero catolicismo. También agradeció la labor que desempeñaron los distintos obispos que tuvo la Diócesis sanrafaelina.

Monseñor Taussig se mostró satisfecho ante la culminación del Año Santo por las bodas de oro de la diócesis, convocó a todos a profundizar aún más el mensaje de la Iglesia. “Ha sido un año muy fecundo, de mucha gracia de Dios y bendiciones, porque ha sido un caminar profundo en la fe de todo el Sur mendocino que ha permitido saborear la palabra de Dios, particularmente del ‘Libro de Tobías’ que profundiza los valores de la familia”, concluyó el obispo sanrafaelino.

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